Episodio 6: Ana y Manuel
"Turismo carcelario"
Introducción
En este episodio Manuel y yo reflexionamos sobre las visitas de estudiantes a prisiones como herramienta pedagógica. Para ello, hemos podido contar con la participación de profesores y profesoras de diversas universidades, así como de profesionales del ámbito penitenciario. Durante el episodio tratamos de desentrañar algunos de los beneficios y efectos no deseados de las visitas, así como vislumbrar vías alternativas para llevar a cabo actividades en las que los y las estudiantes se aproximen al contexto penitenciario y a quienes lo habitan de formas más sensibles y empáticas.
Agradecemos a Xabier Etxebarria, Immaculada Giráldez, Esther Pascual, José A. Brandariz, César Barrios, Margarita Martínez Escamilla y Cristina Fernández Bessa su colaboración en este episodio.
Ana y Manuel
Guía de escucha
- ¿Una celda es un domicilio?
Jurídicamente, domicilio puede ser todo aquel "espacio apto para desarrollar la vida privada": se trataría de un lugar que significa para alguien el "reducto último de intimidad personal y familiar". El domicilio o la morada no tienen por qué ser siquiera una casa: puede haber otros espacios cerrados (vehículos, etc.) protegidos por el derecho a la inviolabilidad del domicilio del artículo 18.2 de la Constitución. Pero hace ya casi veinte años que la jurisprudencia estableció que las celdas de un centro penitenciario no son domicilio, con un doble argumento: “no es su domicilio en el sentido constitucional del término puesto que no reúne las características de haber sido objeto de elección por su ocupante ni la de configurarse como un espacio específico de exclusión de la actuación del poder público”.
Os dejamos un artículo de 2023 que defiende revisar esta jurisprudencia como forma de democratizar las cárceles y promover la eficacia de los derechos fundamentales. Si quieres ahondar más en los aspectos jurídicos, te enlazamos también una tesis doctoral de 2015 sobre el derecho a la intimidad de las personas reclusas.
- Estudiar la cárcel.
En las cárceles españolas se hacen muchos estudios. Según el Informe General de 2022 de Instituciones Penitenciarias, ese año "la Subdirección General de Relaciones Institucionales y Coordinación Territorial autorizó 64 investigaciones o trabajos. De las 64 autorizaciones, 14 han sido concedidas a funcionarios de Instituciones Penitenciarias”. Eso no quiere decir que hacer estudios en la cárcel sea fácil. La introducción al informe 1000 voces presas (1998), de Julián Carlos Ríos y Pedro José Cabrera, ilustró algunas de las dificultades a las que históricamente se ha enfrentado la investigación en prisiones, además de los problemas metodológicos y éticos que de por sí plantean estos estudios.
- Estudiar la cárcel del revés.
En este capítulo escuchamos a una entrevistada decir que sería interesante hacer un estudio de las visitas de estudiantes a cárceles “del revés”. Es decir, desde la perspectiva de las personas privadas de libertad. En las reflexiones sobre las visitas de académicos a la cárcel a veces se aborda también esa vivencia de las visitas, la de las personas privadas de libertad (como en este artículo de 2015 que os dejamos más abajo). Más allá de esta cuestión, que las personas privadas de libertad participen activamente en investigaciones sobre la cárcel es algo planteado desde hace tiempo en las ciencias sociales, que ha tenido un resurgir reciente gracias a las aproximaciones feministas y a la llamada convict criminology. Os dejamos, por ejemplo, un artículo de 2005 publicado en coautoría por una profesora y cinco personas privadas de libertad, en el que se explora de manera reflexiva el proceso de escribirlo.
- Estudiar en la cárcel.
En las cárceles también hay estudiantes. También hay universitarios y universitarias: gente que estudia una carrera, e incluso que hace investigación académica, mientras cumple condena. Según los datos del Informe General de 2002 de Instituciones Penitenciarias, en el curso 21/22 había 837 hombres y 71 mujeres cursando enseñanzas regladas universitarias (acceso o grados) en centros penitenciarios. La UNED, que tiene el monopolio de la educación universitaria en las cárceles por motivos relacionados en su momento con la política antiterrorista, también ha implementado programas de máster y de doctorado en instituciones penitenciarias. Os dejamos abajo el enlace a una tesis doctoral de 2013 sobre los universitarios en prisión. Por otra parte, tampoco es imprescindible ser universitario: al margen de la investigación académica hay una larga tradición, también en nuestro país, de utilizar la autobiografía para dar forma escrita a la experiencia vivida de la cárcel.
- ¿A qué nos referimos cuando hablamos de "turismo carcelario"?
El concepto de turismo carcelario no tiene una única acepción. Como práctica de visitar prisiones, se relaciona con las visitas que reformadores, arquitectos y políticos hacían en el siglo XIX en el marco de la creación de nuevas prisiones basadas en los ideales de rehabilitación y de una aproximación más humanista a la población privada de libertad. En la actualidad, podríamos identificar dos acepciones del término. La primera tiene que ver con las visitas a prisiones que ya no están en funcionamiento, pero que se han convertido en museos o espacios de memoria. La segunda, que es la que nosotros utilizamos en este episodio, se refiere a las visitas a prisiones que se encuentran operativas. En concreto, abordamos una práctica bastante habitual que es la de visitar prisiones por parte de estudiantes universitarios, sobre todo en carreras jurídicas. Sin embargo, estos tours también se dan en el marco de visitas de administraciones penitenciarias de otros países o investigadores/as, habitualmente de forma previa a iniciar un trabajo de campo o como parte del mismo. En un símil con las tendencias actuales en el turismo de masas, podríamos decir que frente al turismo tradicional "de museo", que sería la primera acepción del término, los tours en prisiones en funcionamiento reflejarían más una especie de turismo "experiencial". Este concepto lo hemos empleado mucho durante el desarrollo del taller, y en un sentido evidentemente crítico. Si quieres saber más de estas cuestiones, puedes echar un vistazo al The Palgrave Handbook of Prison Tourism (2017), que contiene una recopilación amplia de artículos al respecto.
- Las cárceles como museos y la memoria de la prisión.
Como resultado de procesos de modernización de infraestructuras, de búsqueda de una mayor eficiencia o de una mejor gestión penitenciaria, entre otros factores, es habitual que veamos en todos los países cómo algunas prisiones, normalmente las más antiguas y obsoletas, cierran sus puertas. Algunas son objeto de demolición, como muchas de las antiguas prisiones provinciales en España o la cárcel de Carabanchel en Madrid, demolida en 2008 pese a la fuerte oposición del movimiento para que se conservara como lugar de memoria. Otras cárceles están en desuso y, en ocasiones, en debate sobre su destino, como la antigua cárcel de A Coruña, y otras se han reconvertido en museos o equipamientos públicos, como la prisión de Oviedo o la Model, en Barcelona. La antigua cárcel de Oviedo es sede en la actualidad del Archivo Histórico de Asturias. En el caso de la Model, se combina un espacio memorial asociado a su historia como centro penitenciario con una propuesta más amplia de rediseño que incluye varios equipamientos públicos. Ante la demolición de algunas cárceles también se han promovido los espacios memoriales virtuales. Este es el caso de la cárcel de mujeres de Ventas en Madrid, demolida en 1969 o la prisión de mujeres de Les Corts en Barcelona, demolida en la década de los años 50 del siglo XX. La práctica de reconvertir prisiones en museos o espacios de memoria busca, en ocasiones, hacer una cierta pedagogía sobre las desigualdades estructurales y la criminalización de ciertos grupos sociales que siempre ha acompañado la historia del encarcelamiento, que se ve atravesada por discriminaciones de género, clase, raza y origen étnico. Sin embargo, que este objetivo se cumpla o no tendrá que ver con las narrativas que acompañan las visitas, con cuáles son las voces que se escuchan y con quién toma el protagonismo en la visita, entre otros aspectos. Y todo ello también se encuentra atravesado por relaciones de poder que, una vez más, nos muestran las complejidades de los espacios de encierro.
→ Para saber más sobre La Model: Web de La Model, Espai Memorial.
→ Si quieres conocer sobre la antigua cárcel de Oviedo: Web de Archivo Histórico de Asturias.
→ Aquí puedes acceder al Espacio virtual de memoria de la cárcel de mujeres de Ventas en Madrid.
→ Y aquí al Espacio de Memoria de la prisión de mujeres de Les Corts en Barcelona.
- Las visitas de estudiantes a la cárcel.
Aunque todavía nos parezca que proponer que los estudiantes de universidad (sobre todo de Derecho) visiten las cárceles es algo novedoso e innovador, en realidad es una cuestión que lleva debatiéndose casi desde los orígenes del sistema penitenciario moderno. Concepción Arenal, por ejemplo, la principal penitenciarista española del siglo XIX, ya era crítica de ciertos usos de estas visitas, en términos que nos recuerdan a algunas de las cosas que se dicen en este episodio. En 1891, en la introducción a su libro El visitador del preso, escribía: “La clase práctica de los alumnos de Derecho penal, con su profesor al frente, visitando las prisiones para estudiar a los delincuentes, creemos que no tendría nada de práctico, aunque bajo otros puntos de vista pueda ser de utilidad; y no es que abriguemos prevención alguna contra semejante visita; al contrario, nos congratulamos de que, en cualquier concepto, las personas honradas entren en las prisiones, porque lo peor que puede suceder es que no entre nadie, como ha sucedido hasta aquí”.
A pesar de que las visitas de estudiantes a cárceles siguen siendo relativamente comunes como actividad universitaria, en España no se ha escrito apenas sobre ellas, sus metodologías, sus efectos, sus implicaciones. Abajo os dejamos un artículo de 2012 en el que dos profesores de la universidad de Málaga evalúan la visita como metodología docente:
→ Arenal Ponte, C. (1896). El visitador del preso. Librería de Victoriano Suárez.
- La posición de quien entra en la cárcel a investigar (o ¿quién te acompaña cuando entras en el campo?).
La literatura sobre investigación cualitativa y etnográfica nos recuerda que la imagen que transmitimos cuando nos adentramos en un determinado contexto social variará en función de si vamos acompañados o no y de quién. Esta circunstancia, que se da en cualquier escenario social, se hace más evidente en espacios atravesados por tantas relaciones jerárquicas como la prisión. Los desequilibrios de poder impregnan todas nuestras interacciones sociales y afectan a la forma en la que los demás nos ven y nos “leen”, en el sentido de cómo interpretan quiénes somos, qué hacemos y cómo nos relacionamos. En un espacio impregnado de tanto control como la prisión, entrar acompañados de la dirección o un miembro del equipo técnico denota ir acompañado por alguien que tiene un determinado poder. La percepción sería diferente si fuéramos acompañados, por ejemplo, de personas voluntarias de una ONG. Cuando realizamos visitas a prisiones o participamos en actividades en la prisión, es importante que seamos conscientes y reflexionemos sobre estos desequilibrios… que no van a desaparecer. Podemos tratar de minimizar su impacto, pero no eliminarlos por completo. Ahora bien, la toma de conciencia sobre ellos nos ayuda a manejarlos mejor y a aproximarnos de forma más ética y respetuosa a espacios donde la exclusión social es un componente central.
Para seguir reflexionando sobre cuestiones de posicionalidad y reflexividad en la investigación en prisión puedes leer estos textos:
- Entrar en prisión de forma diferente desde la universidad. El ejemplo de los programas inside-out.
Hay muchas maneras de hacer cosas valiosas desde la universidad para difuminar la distancia entre el adentro y el afuera de las cárceles. Una aproximación que nos parece particularmente original y acorde con lo que explicamos en el episodio es la de los llamados programas "inside-out" ("dentro-fuera"), que surgen en Estados Unidos a mediados de los años 90. Son iniciativas que promueven el diálogo y la educación a partir de las diferencias existentes entre los y las participantes. Lo hacen mediante cursos universitarios que se ofrecen en la prisión y a los que acceden estudiantes de fuera de la prisión y estudiantes privados de libertad. Partiendo de esta propuesta originaria, los programas inside-out han evolucionado hacia otras experiencias de proyectos comunitarios. Todos ellos tienen como objetivo la promoción de mecanismos de aprendizaje transformador en nuestra sociedad. A través de aprendizajes basados en la experiencia y enfoques interseccionales (esto es, que tengan en cuenta las diferentes discriminaciones combinadas que afectan a las personas), se busca reflexionar sobre el castigo, la criminalización de ciertos grupos y, en definitiva, las formas de justicia en nuestra sociedad.
Aquí abajo te dejamos algunos links a estos programas, por si quieres saber un poco más sobre ellos. Podrás conocer en detalle su origen, valores, principios básicos y cómo se organizan.
→ Web de la Sede internacional del Programa de Intercambio Penitenciario Inside-Out.
→ Web de Walls to Bridges National Hub, programa Inside-Out de Canadá.