La Mesa de Miranda
Municipio: Chamartín de la Sierra (Ávila)
Descripción:
La Mesa de Miranda es un poblado fortificado, emplazado sobre un extenso cerro amesetado y escarpado, ubicado estratégicamente en la confluencia de los ríos Matapeces y Rihondo, a 1145 m de altitud.
Domina desde lo alto un extenso territorio, que limita al norte con las tierras llanas y agrícolas del valle del Duero, y al sur con las primeras estribaciones de la Sierra de Ávila. Su paisaje se caracteriza por la aparición de grandes canchales graníticos y tierras de pastos, lo que ha servido para resaltar el carácter ganadero de las poblaciones de la Edad del Hierro asentadas en la zona.
Es uno de los grandes oppida vettones de la Meseta occidental. Fue descubierto en 1930 y excavado por J. Cabré y A. Molinero entre 1932 y 1945. Los trabajos arqueológicos se centraron fundamentalmente en su famosa necrópolis, conocida como La Osera. En el interior del poblado las excavaciones se limitaron a tres viviendas y a la recogida de materiales de superficie que revelaron una densa ocupación, con abundantes restos de cerámica común e importada –cerámica fina de Campania-, piedras de molino, hueso, bronce e hierro.
El yacimiento conserva una espectacular arquitectura defensiva. Está protegido por una muralla de piedra de más de 2,8 km, dividida en tres recintos yuxtapuestos con torres y bastiones que encierran una superficie aproximada de 30 ha. La muralla ofrece hasta tres paramentos en su construcción y un espesor medio de entre 4 y 6 m.
Los dos primeros recintos se levantaron en el transcurso de los siglos IV-III a.C. e iban precedidos por un foso y campos de piedras hincadas delante de las puertas. El más interior y protegido constituye una verdadera acrópolis, con viviendas de piedra de planta rectangular y un camino de ronda alrededor de la muralla.
Se ha especulado con la posibilidad de que los amplios espacios de los otros recintos se destinaran a pastos y guardar ganado, ya que del interior y de los alrededores proceden varias esculturas de piedra que representan toros y cerdos.
El tercer recinto es el más moderno. Se trazó por encima de la necrópolis aún en uso, levantando una singular puerta con un cuerpo de guardia flanqueado por torres de planta cuadrada y aparejo ciclópeo. Tal ampliación se debió probablemente a una crisis interna en un momento de inseguridad. Este se ha relacionado con las guerras ocasionadas por la conquista romana en la Meseta, bien la campaña del pretor Postumio del año 179 a.C., bien las expediciones del jefe lusitano Viriato a mediados del siglo II a.C.
La ausencia de materiales romanos marca probablemente el final de la ocupación del oppidum en torno al siglo I a.C.