Victoria Acebo, Sergio Durán y Manuel Alba Montes: Brillo
El día que entramos en confinamiento la realidad se impuso. Era imposible seguir con las dinámicas y lo programado para el resto del semestre ya no parecía tan relevante como la experiencia que estábamos viviendo. No podíamos seguir como si nada hubiese pasado y decidimos dejarnos afectar por las circunstancias y poner en crisis la idea de productividad. Brillo se limitó a ser un lugar en el que verse de manera informal y en el que poder hablar de las circunstancias particulares.
Una de las cuestiones fundamentales que planteaba Brillo era la incidencia de nuestro consumo cultural (ligado a lo digital) en los contenidos producidos en la universidad. El inicio de la respuesta a esa pregunta ha comenzado a contestarse sola, de manera inconsciente. Si la materialidad y los formatos de producción académica son determinados por un contexto espacial, ¿Cuáles son los nuevos modelos de transmisión de contenido en la universidad?
Brillo no sufrió una transformación digital en sus dinámicas con la llegada de la cuarentena porque no se puede hablar de cambio ni tiempo cuando la materialidad es líquida. Nuestra posición siempre se situó en la no consistencia, el no saber, en los caminos sin salida y la incertidumbre.