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Francisco Cánovas: “Chaves Nogales era insobornable y su único compromiso era con la verdad”

Por Manuel Tapia Zamorano

Una conversación de dos horas sobre la vida y obra de Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897-Londres 1944) puede convertirse en una charla fugaz si delante se tiene a un profundo conocedor de su producción literaria y de los momentos históricos que marcaron las andanzas de quien está considerado por muchos expertos como el mejor periodista español del siglo XX.

Es el caso de esta entrevista, realizada una mañana de otoño al historiador Francisco Cánovas, entre el ruido de tazas y el bullicio de las conversaciones de los clientes del Café Comercial, un popular establecimiento del Madrid castizo que entre sus divanes y veladores acogió en su día tertulias en las que participaban, entre otros, autores de la talla de Antonio Machado, Ignacio Aldecoa, Enrique Jardiel Poncela, Blas de Otero, Gabriel Celaya, Ángel González y Rafael Sánchez Ferlosio.

Francisco Cánovas, doctor en Historia, profesor en varias universidades españolas y subdirector general del Ministerio de Cultura, es autor de Manuel Chaves Nogales. Barbarie y civilización en el siglo XX (Alianza Editorial, 2023), un estudio que analiza en profundidad y contextualiza con rigor la respuesta que este maestro de periodistas ofreció de los grandes acontecimientos ocurridos en la primera mitad de la pasada centuria.

“Si Chaves Nogales viviera hoy, no se contentaría con informarse por internet porque su compromiso era el de estar en los escenarios de la noticia, investigar, profundizar. Escribía de una forma muy brillante y dignificó el periodismo en una época muy difícil y convulsa, en la que supo tener la cabeza fría para analizar con criterio todo lo que ocurría a su alrededor”, subraya el historiador.

 

¿Qué razones le llevaron a escribir un libro biográfico sobre Manuel Chaves Nogales y cuál cree que ha sido su principal aportación al conocimiento de la obra del periodista sevillano?

Desde el año 2005 he publicado biografías de Manuel Azaña, Benito Pérez Galdós y Santiago Ramón y Cajal, y la figura de Chaves Nogales siempre me había interesado. En mis obras he tratado de insertar a los personajes en su tiempo y ver las consecuencias que esto ha tenido en su obra. José María Jover, que es un gran historiador, decía que hay siempre una interacción muy dinámica entre la vida, la época y la obra de los grandes intelectuales, y eso se nota especialmente en Chaves Nogales porque era periodista y porque todas las grandes coordenadas del siglo XX se cruzaron en su vida.

Yo conocía libros anteriores del autor de A sangre y fuego, como los de María Isabel Cintas, pero la perspectiva que yo quería plantear creo que no estaba desarrollada en aquellos trabajos. Creo que mi aportación es insertar a Chaves Nogales en su tiempo y ver cómo la época influyó en su obra.

¿Cómo se explica que una figura como la de Chaves Nogales haya permanecido en el olvido tanto tiempo?

Murió en el exilio, siendo muy joven y como consecuencia de una operación fallida por un cáncer estomacal. Desde la derecha y la izquierda, como él estaba en ese espacio intermedio en el que también se encontraba Azaña, no se le ha querido reconocer. La derecha, y sobre todo la extrema derecha, no le tenía ningún aprecio porque fue muy crítico con Franco y la dictadura franquista, y un sector importante de la izquierda tampoco entendió por qué se marchó de España y no siguió peleando por la República.

Ha habido un olvido deliberado posiblemente también por el conformismo académico. No obstante, Chaves Nogales tiene una gran categoría como periodista y escritor y, afortunadamente, desde la década de los setenta del siglo pasado, ha habido un proceso gradual de recuperación de su legado y hoy en día nadie discute que es uno de los mejores, sino el mejor, periodista español del siglo XX. De alguna manera hoy ya está reconocido en la jerarquía periodística y literaria.

Es curioso que, en contraposición a ese olvido, ha sido precisamente en las últimas décadas cuando ha surgido un interés muy notable por reivindicar su trabajo como escritor y periodista. ¿Qué factores han podido influir en ese afán por demostrar la valía de su obra?

Entiendo que se trata de un proceso normal de recuperación desde una perspectiva periodística y literaria. Puede que haya tenido que ver también el hecho de que algunos escritores como Félix de Azúa o Andrés Trapiello han atribuido a Chaves Nogales el papel de abanderado de la “Tercera España”, algo que yo trato de desmontar en mi libro. Él era de la República democrática, pero al situarlo como abanderado de esa “Tercera España” se ha originado una polémica que aún hoy está de plena actualidad. Yo sitúo a Chaves Nogales en su sitio, y cuando acierta lo digo y cuando se equivoca también.

Tradicionalmente, se ha hablado y escrito mucho de la ecuanimidad y la equidistancia como unos de los principales atributos del periodista sevillano. ¿Está de acuerdo con esta corriente de opinión?

Él nunca fue equidistante, siempre estuvo a favor de la República democrática y contra los totalitarismos de derecha e izquierda. En su época no había un único proyecto de derecha. Estaba el de Antonio Maura, el de Gil Robles y el de Francesc Cambó, pero en la izquierda ocurría algo parecido: estaban los postulados de Azaña, de Canalejas e incluso los de Indalecio Prieto. Esto demuestra que nunca ha habido “dos Españas” y que está idea es simplemente un recurso retórico o literario. Ha habido muchos proyectos, incluso durante la Guerra Civil. Chaves Nogales siempre defendió, ya fuera en España o en el exilio, la República democrática. En la última etapa de su vida le hicieron una entrevista en la que se abordó el futuro inmediato de España después de la contienda civil y él dijo que el futuro no pasaba por el franquismo ni por el comunismo, sino por la República democrática del 14 de abril. Chaves Nogales no fue, para nada, equidistante.

Prestigiosos periodistas que acuden a la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense para participar en charlas y conferencias con los alumnos echan de menos que en el vestíbulo no haya un busto o placa en reconocimiento a la labor de Chaves Nogales y como fuente de inspiración para los futuros periodistas. ¿Comparte esa demanda?

Por supuesto. Él fue fundamentalmente periodista y luego se convirtió en escritor. Supo innovar en aspectos como el periodismo de investigación e incluso puede considerársele como uno de los precursores de lo que después se denominó Nuevo Periodismo, junto al argentino Rodolfo Walsh y los norteamericanos Norman Mailer, Truman Capote y Tom Wolfe.

Chaves Nogales acudía a los escenarios de la noticia, utilizando incluso el avión. En 1928 hizo un viaje de 14.000 kilómetros por toda Europa, cuando la aviación comercial estaba en sus inicios. A él le gustaba estar en los sitios donde ocurrían cosas, preguntar a la gente, entrevistarse con los protagonistas de las historias. Utilizaba traductores cuando viajaba a Rusia o Alemania y observaba la realidad en varios planos, en varias perspectivas y todo ello lo escribía muy bien.

Él vivió la época dorada del periodismo en España, que tiene que ver con el desarrollo de tecnologías como la linotipia, el huecograbado, el teléfono y la radio. En su época también se aprobó el sufragio universal, que trajo consigo una mayor demanda de información por parte de la ciudadanía, y hubo un gran desarrollo educativo y cultural. Todo eso hizo posible la creación de muchas empresas periodísticas y Chaves Nogales aprovechó ese contexto para impulsar una nueva forma de hacer periodismo.

“Andar y contar” era el lema de Chaves Nogales en su práctica periodística, que complementaba con una mirada crítica y analítica, y con una brillante escritura. ¿Cuántos de estos elementos están presentes en el periodismo de hoy en día?

Para responder esta pregunta me remito a lo dicho por el periodista y crítico literario Rafael Narbona, quien hizo una interesante reseña de mi libro, y afirmó, al igual que mantengo yo, que Chaves Nogales no sería posible hoy en ningún periódico español porque era insobornable y su único compromiso era con la verdad. Él no se dejaría llevar, como hoy se dejan llevar muchos periodistas, por el impulso y los móviles políticos del poder.

En numerosas ocasiones el escritor, académico y periodista Arturo Pérez- Reverte ha reclamado que el prólogo de A sangre y fuego fuese una materia obligatoria en los colegios para entender mejor la Guerra Civil española. ¿Qué valores aprecia usted en ese texto?

Es un prólogo muy bueno donde refleja su visión de la guerra y explica los motivos que le llevaron a abandonar España para partir al exilio. En esas páginas hacía gala de una gran honestidad al afirmar que no quería ser cómplice de los criminales de uno y otro bando. Es un prólogo fantástico cuya lectura y análisis serían muy recomendables en los centros escolares.

En su libro señala algunos errores de cálculo de Chaves Nogales al subestimar a Franco, al pronosticar el final de la guerra en 1937 y al restar importancia al papel jugado en la contienda por las Brigadas Internacionales. ¿Cómo es posible que una persona con su clarividencia e inteligencia errara en esos aspectos?

Es cierto que yo señalo eso en el libro, pero también destaco que su visión sobre la Guerra Civil es muy necesaria y todavía hoy se lee con mucho interés porque superó la mitificación de cada uno de los bandos. En el libro aludo a lo que hizo muy bien y luego me refiero a esas otras deficiencias. El hecho de que viviera fuera de España y de que tuviera fuentes indirectas provenientes de los exiliados en París hacía que su conocimiento de la marcha real de la guerra y sus consecuencias a veces no fuera el adecuado.

En ocasiones, Chaves Nogales confunde también deseos con realidades, como cuando predijo que en 1937 terminaría el conflicto. Él pensaba así porque confiaba en que países como Francia e Inglaterra intermediarían para poner fin a la guerra, hecho del que fue desengañándose poco a poco. En el caso de Franco, a quien puso como un pelele, al igual que hizo con Hitler y Mussolini, se equivocó también porque el dictador era un criminal inteligente y calculador. Por ejemplo, su estrategia de prolongar la guerra no se debía a que fuera un mal militar, sino a su deseo de destrozar todo lo posible el republicanismo en España. Era una guerra de exterminio calculada.

En cuanto al papel de las Brigadas Internacionales, él tiene en parte razón porque desde el punto de vista militar no fueron relevantes. Se trataba de una fuerza compuesta por 15.000 voluntarios jóvenes e idealistas, sin formación militar, que poco tenían que hacer frente, por ejemplo, a los 100.000 italianos dirigidos por sus propios generales. Ahora bien, los brigadistas internacionales reforzaban la moral de las tropas republicanas en las ciudades a las que llegaban y tuvieron importancia desde el punto de vista simbólico.

Destaca en su libro que, cuando estuvo al frente del diario Ahora, Chaves Nogales consiguió que el periódico tirara 250.000 ejemplares, lo que le convirtió en uno de los medios de referencia de la República. Esta faceta de coordinación y gestión de equipos de trabajo parece más desconocida en su trayectoria, ¿no es así?

Aunque su cargo era de subdirector de Ahora, él fue el director de facto del periódico. La figura de director estaba reservada a Luis Montiel, que era el propietario del periódico, pero quien lo dirigía realmente era el periodista sevillano. Estuvo al frente de la redacción desde 1930, cuando apareció el periódico, y con su labor y dedicación logró que pasara a ser el medio más prestigioso de la Segunda República.

Ahora no era una correa de transmisión de los partidos políticos. Chaves se situaba en la línea de pensamiento de Manuel Azaña, un centro-izquierda liberal y progresista, pero disfrutaba de bastante autonomía en su trabajo. Azaña le pedía ayuda puntualmente, como por ejemplo cuando estaba siendo acosado por la reforma militar y por el Estatuto de Cataluña, y él se la ofrecía, pero desde una posición bastante independiente, lo que le proporcionaba mucha credibilidad.

¿Cree que está mitificada la entrevista que Chaves Nogales hizo a Joseph Goebbels, ministro de propaganda del Tercer Reich?

De mitificada, nada. Debería ponerse como caso de estudio en todas las facultades de Periodismo. Fue una entrevista valiente porque en aquel entonces ser crítico con Hitler o con Goebbels era como arriesgarse a que te pegaran un tiro. Y tuvo también el valor de no conformarse con las respuestas a las tres preguntas que le permitieron hacer al dirigente nazi porque la introducción que hizo a la entrevista fue demoledora. Decía que Goebbels era un señor vestido de civil que difícilmente podía disimular los correajes militares que llevaba en el interior de la indumentaria.

¿Cuál es el principal legado que Chaves Nogales ha dejado al periodismo español?

Lo más importante fue su manera de ejercer el periodismo. Si Chaves Nogales viviera hoy, no se contentaría con informarse por internet porque su compromiso era el de estar en los escenarios de la noticia, investigar, profundizar. Y luego lo relataba y escribía de una forma muy brillante para que el lector tuviera criterio suficiente para incidir en la realidad. Ese compromiso que tenía también con los lectores era muy importante, un compromiso con la verdad y con los lectores. Dignificó mucho el periodismo en una época muy difícil y convulsa, y supo tener la cabeza fría para analizar con criterio todo lo que ocurría a su alrededor.