Antecedentes

 Investigaciones sobre el tema

 

Se estima que 47 millones de personas viven con demencia en el mundo y que en 2050 esta cifra alcanzará los 131 millones (Prince, Comas-Herrera, Knapp, Guerchet, & Karagiannidou, 2016). La demencia, en la práctica, puede implicar una considerable disminución de las oportunidades culturales de las personas. El artículo 27 de la Declaración Universal de Derechos Humanos reconoce a toda persona el derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad y a gozar de las artes. Sin embargo, se ha constatado (Paillard-Borg, Wang, Winblad, & Fratiglioni, 2009) que la demencia es un factor relacionado negativamente con la participación en actividades culturales y artísticas, a pesar de que diversos estudios han puesto de manifiesto los efectos positivos que estas actividades pueden tener en las personas con demencia (PWD) y sus cuidadores (Beard, 2012). Las actividades basadas en el arte, tanto las visitas a galerías y museos como las de creación artística, pueden jugar un papel importante en la vida de estas personas por varias razones (Camic, Baker, & Tischler, 2016): porque museos y galerías de arte son espacios socialmente valorados, pero también porque proporcionan estimulación intelectual y ofrecen oportunidades para la inclusión social que cambia la manera en que se percibe la demencia. Estos componentes unidos crean efectos emocionales y relacionales positivos que pueden afectar tanto  a las PWD como a sus cuidadores (Camic et al., 2016).

 

Una revisión reciente (Young, Camic, & Tischler, 2016) sobre el impacto de intervenciones de arte y salud basadas en la comunidad concluyó que, a pesar de ciertas limitaciones metodológicas, los estudios sugerían que las actividades basadas en el arte tenían un impacto positivo en los procesos cognitivos, en particular en la atención, la estimulación de la memoria y la mejora de la comunicación. La participación en un programa de ver arte en una galería pública, seguido de una sesión de hacer arte (art-making), puede afectar a la cognición, mejorar la memoria episódica, el humor y la confianza y reducir el aislamiento, tal y como lo evalúan los cuidadores familiares (Eekelaar, Camic, & Springham, 2012). Los programas de educación artística contemporánea pueden aportar varios aspectos positivos a la experiencia de las PWD, entre los que destacan  (Ullan et al., 2013) fundamentalmente tres: disfrute, aprendizaje y una imagen mejor de sí mismas. Tomados en conjunto, estos tres aspectos son especialmente importantes en relación con la experiencia y el bienestar de las PWD. 

 

En un estudio diseñado para abordar las limitaciones metodológicas mas frecuentes en los trabajos sobre el efecto de las actividades artísticas en la calidad de vida de las PWD (Sauer, Fopma-Loy, Kinney, & Lokon, 2016), se evaluó en qué medida estas personas expresaron comportamientos de bienestar y malestar durante un programa de actividades de artes visuales. El estudio concluyó que este programa, diseñado para facilitar la auto-expresión creativa de PWD, ofrecía a los participantes oportunidades para manifestar conductas de bienestar como interés social, engagement y placer en mayor medida que los programas tradicionales con los que se comparó.

 

Las experiencias documentadas coinciden en que la demencia en sí no supone un obstáculo para la participación en actividades culturales  como visitas a galerías de arte o museos (MacPherson, Bird, Anderson, Davis, & Blair, 2009; Zeisel, 2009). En el año 2006  el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) comenzó un programa destinado a personas con Alzheimer y sus cuidadores familiares (Rosenberg, 2009). Denominado Meet Me at MoMA (https://www.moma.org/meetme/index), se planteó inicialmente como un programa mensual para personas en estadios iniciales o medios de la enfermedad. Básicamente consistía en visitas guiadas y debates interactivos en las salas del museo. El programa mostró que ver arte puede ser una experiencia rica y satisfactoria para personas con enfermedad de Alzheimer y sus cuidadores. En la misma línea están documentadas otras iniciativas que se han basado en la utilización de museos y galerías de arte como recurso para promover alternativas de cuidado a PWD.  MacPherson y sus colaboradores (MacPherson et al., 2009) investigaron el efecto que podía tener para PWD participar en un programa centrado en discutir obras de arte en la National Gallery de Australia. El objetivo de su estudio fue comprobar si los participantes en el mismo podían implicarse significativamente en una actividad que, mientras que es normal para personas sin daño cognitivo,  es de un nivel intelectual y sensorial mas elevado que las que habitualmente se ofrecen a las PWD. Estos autores concluyeron que los programas psicosociales basados en el arte podían maximizar las capacidades residuales de las PWD. Eeckelar, Camic y Springham (2012)  (Eekelaar et al., 2012) alteraron el modelo del MoMA añadiendo a la fase de ver obras de arte un componente de creación artística. También ampliaron el número de sesiones para intensificar la experiencia. Su investigación buscaba valorar si las actividades estructuradas de ver arte, seguidas de actividades de crear arte en el contexto de una galería, podría tener impacto en la fluidez verbal y en la memoria episódica de las PWD. Los resultados sugirieron que la memoria episódica podría mejorar a través de las respuestas estéticas a las artes visuales, mientras que los efectos de la intervención sobre la fluidez verbal fueron mas ambiguos. Camic y colaboraboradores (Camic, Tischler, & Pearman, 2014) incorporaron también elementos del programa Meet Me at MoMA  y de las experiencias de MacPherson et al. (2009) (MacPherson et al., 2009) y Eeckelaar et al. (2012) (Eekelaar et al., 2012) y desarrollaron una intervención multisesión llevada a cabo simultáneamente en dos galerías. De su estudio se concluye que la participación en el programa fomentaba la inclusión social, mejoraba las relaciones de los cuidadores con las PWD, apoyaba a estas personas y estimulaba procesos cognitivos de atención y concentración. Ullán et al. (2013) (Ullan et al., 2013) incluyeron en su programa de educación artística para PWD sesiones de visitas virtuales a diferentes museos, como fase previa al desarrollo de actividades artísticas. Estas visitas virtuales suscitaron el interés y la atención de las PWD participantes. Flatt et al. (2015) (Flatt et al., 2015) llevaron a cabo un trabajo con el objetivo de describir la experiencia subjetiva de ancianos con Alzheimer y sus cuidadores familiares cuando participaban en una actividad en un museo. Desarrollaron cuatro grupos focales en los que participaron PWD y cuidadores familiares. Los temas clave que se identificaron fueron: estimulación cognitiva, conexiones sociales y auto-estima. Los autores hicieron hincapié en el potencial papel de los museos de arte en la mejora de la calidad de vida de las PWD.

 

 

 

Referencias

 

Beard, R. L. (2012). Art therapies and dementia care: A systematic review. Dementia, 11(5), 633-656.

Camic, P. M., Baker, E. L., & Tischler, V. (2016). Theorizing How Art Gallery Interventions Impact People With Dementia and Their Caregivers. The Gerontologist, 56(6), 1033-1041.

Camic, P. M., Tischler, V., & Pearman, C. H. (2014). Viewing and making together: a multi-session art-gallery-based intervention for people with dementia and their cares. Aging & Mental Health, 18(2), 161-168. doi:10.1080/13607863.2013.818101

Eekelaar, C., Camic, P. M., & Springham, N. (2012). Art galleries, episodic memory and verbal fluency in dementia: An exploratory study. Psychology of Aesthetics, Creativity, and the Arts, 6(3), 262.

Flatt, J. D., Liptak, A., Oakley, M. A., Gogan, J., Varner, T., & Lingler, J. H. (2015). Subjective Experiences of an Art Museum Engagement Activity for Persons With Early-Stage Alzheimer"s Disease and Their Family Caregivers. American Journal of Alzheimers Disease and Other Dementias, 30(4), 380-389. doi:10.1177/1533317514549953

MacPherson, S., Bird, M., Anderson, K., Davis, T., & Blair, A. (2009). An art gallery access programme for people with dementia: "you do it for the moment". Aging Ment Health, 13(5), 744-752. doi:10.1080/13607860902918207

Paillard-Borg, S., Wang, H.-X., Winblad, B., & Fratiglioni, L. (2009). Pattern of participation in leisure activities among older people in relation to their health conditions and contextual factors: a survey in a Swedish urban area. Ageing and Society, 29(05), 803-821.

Prince, M., Comas-Herrera, A., Knapp, M., Guerchet, M., & Karagiannidou, M. (2016). World Alzheimer report 2016: improving healthcare for people living with dementia: coverage, quality and costs now and in the future: Alzheimer’s Disease International (ADI), London.

Rosenberg, F. (2009). The MoMA Alzheimer"s Project: Programming and resources for making art accessible to people with Alzheimer"s disease and their caregivers. Arts & Health, 1(1), 93-97.

Sauer, P. E., Fopma-Loy, J., Kinney, J. M., & Lokon, E. (2016). “It makes me feel like myself”: Person-centered versus traditional visual arts activities for people with dementia. Dementia, 15(5), 895-912.

Ullan, A. M., Belver, M. H., Badia, M., Moreno, C., Garrido, E., Gomez-Isla, J., . . . Tejedor, L. (2013). Contributions of an artistic educational program for older people with early dementia: an exploratory qualitative study. Dementia (London), 12(4), 425-446. doi:10.1177/1471301211430650

Young, R., Camic, P. M., & Tischler, V. (2016). The impact of community-based arts and health interventions on cognition in people with dementia: A systematic literature review. Aging & mental health, 20(4), 337-351.

Zeisel, J. (2009). I"m still here: a new philosophy of Alzheimer"s care: Penguin.