Propuesta de trabajo
La primera idea que queremos que nos guie en el trabajo de esta red es la participación en la enseñanza universitaria como elemento esencial para construir una ciudadanía activa. Si queremos una universidad activa necesitamos aulas participativas para fomentar ciudadanías comprometidas. Valores cooperativos, comunitarios, críticos y por el bien común: la participación es una forma de atraer a los y las estudiantes y dar vida al aula.
Para ello diversos autores y autoras a lo largo de los años han desarrollado investigación en torno a una pedagogía cooperativa, colaborativa, comunitaria y crítica. En una educación que fomenta la participación de los y las estudiantes, estos se muestran más comprometidos con el proceso educativo, con mayor motivación, su aprendizaje es más exitoso, son capaces de desarrollar un razonamiento critico mayor estando más preparados para adquirir competencias dialógicas, reflexivas y de trabajo en grupo. A mayor participación, menor necesidad de memorizar y, por lo tanto, un mayor desarrollo de competencias y habilidades que exigen un alto nivel de pensamiento, herramientas comunicativas y de razonamiento. Todo ello revierte en la construcción de sociedades más democráticas. Según Ventosa (2016) la participación no es innata y se aprende practicándola, lo que redunda todavía más en intentar educarla. Todo ello, viene avalado por investigaciones en áreas de la pedagogía, la psicología, la antropología, la sociología, entre otras, donde las metodologías activas ponen en el centro la importancia de la participación en la construcción colectiva de saberes y experiencias (Álvarez, 2017).
Encontramos, en todos los estudios revisados, que lo habitual es tratar de medir los flujos de participación tratando de esclarecer las citadas dimensiones que influyen en una mejor participación. En el trabajo a realizar por la red, trataremos de poner en el centro de la reflexión pedagógica las percepciones, sentires y narrativas que tanto estudiantes como docentes, tenemos en torno a esta realidad de la participación. Es decir, buscaremos dar respuesta a: ¿tiene todas ellas la misma importancia a la hora de decidir si se participa o no? ¿A qué da más importancia el estudiantado? ¿Y el profesorado? ¿Qué razones argumentamos a la hora de defender nuestra participación, sea del nivel que sea?
No podemos olvidar, el contexto político dentro de las consideraciones del Espacio Europeo de Educación Superior, donde las competencias y habilidades relacionadas con la participación y la ciudadanía activa toman un papel relevante en las guías y planes docentes. Así, todas las asignaturas deben ajustarse a metodologías activas donde se da importancia y espacio al trabajo en grupo, trabajo autónomo, prácticas… todo ello dando al alumnado un papel protagonista y activo. Y pasando, el profesorado, a ser un facilitador del aprendizaje y la construcción colectiva del mismo, yendo más allá de una mera transmisión de contenidos técnicos. Esta mirada, por otro lado, entra en contradicción con los valores imperantes en una sociedad neoliberal y capitalista donde priman los valores individualistas, meritocráticos y capacitistas que se trasladan a la educación desde los enfoques mercantilistas de la misma, siendo la Universidad un ejemplo claro de esta dicotomía, muy presente en nuestras aulas.
También el Real Decreto 822/2021 antes mencionado, demanda que las y los profesionales surgidos de las universidades sean capaces de liderar dichas transformaciones para construir colectivamente una sociedad abierta al cambio, económica y medioambientalmente sostenible, tecnológicamente avanzada, socialmente equitativa, sin ningún tipo de discriminación por cuestiones de género, origen nacional o étnico, edad, ideología, religión o creencias, enfermedad, clase social, o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. En la Universidad Complutense, esto se ha plasmado en el Acuerdo del Consejo de Gobierno de 27 de abril de 2021, por el que se aprueba el Catálogo de Competencias Básicas, Transversales, Generales y Específicas de las Titulaciones oficiales UCM, en varias competencias transversales, donde podemos remarcar la CT2, que establece que las y los estudiantes deben conocer y aplicar las políticas y prácticas de atención a colectivos sociales especialmente desfavorecidos e incorporar los principios de igualdad entre hombres y mujeres y de accesibilidad universal y diseño adaptado para todos a su ámbito de estudio.
Si partimos, entonces, de un contexto político y legislativo que avala la participación en las aulas como un elemento esencial para un aprendizaje de calidad en el siglo XXI. Si sumamos, además, las aportaciones de Freire (2004) y las pedagogías críticas y consideramos que la participación es importante para un aprendizaje significativo y que, para todo ello, es fundamental considerar una transformación en el rol de los y las estudiantes y del profesorado desde una perspectiva de género. Y, si además recuperamos el interés de Fassinger, (1995) cuando se refería a que es necesario conocer por qué los y las estudiantes no participan. Entonces queremos que nuestra red abra las miradas necesarias para transformas las prácticas educativas.
Consecuencia de todo esto, otra idea fuerza que guiará el trabajo de la red, es la necesidad de construir aulas como espacios de cuidado, confianza, diálogo y reflexión. Cuando hablamos de aulas como espacios de confianza en la literatura se pone el foco en la construcción de un clima de aula adecuado, donde intervienen todas las dimensiones que hemos señalado anteriormente (espacio físico, las personas y agentes educativos, legislación, tamaño de los grupos, rol docente, interacción, género y otras intersecciones). Y, además, todo lo que tiene que ver con las subjetividades o cómo sentimos, percibimos y narramos nuestras vivencias. Es en esta perspectiva donde vamos a hacer un mayor hincapié en esta guía.
La literatura científica define un clima positivo de aula como aquel donde hay “buen ambiente”, el/la docente tiene un lenguaje cercano, existe respeto mutuo, se dan espacios para el diálogo, hay voluntad de resolver dudas, se da prioridad al bienestar, se trabaja la cohesión de grupo, hay una autoridad compartida, se incluyen las diversidades y se hacen respetar las normas de convivencia de manera consensuada. Insistimos en que nos interesa revisar estos elementos desde el análisis de las percepciones individuales y grupales. Veremos como el estudiantado y el profesorado reclaman espacios de confianza como un elemento fundamental para fomentar la participación. En los capítulos de experiencias, basándonos en las narrativas pedagógicas, se evidencian diferentes estrategias para conseguir este reto.
Por último y no menos importante, queremos abordar como otro elemento esencial de esta propuesta de red la inclusión de una perspectiva de género en la participación. No podemos entender el clima del aula sin un análisis de género, donde influyen las relaciones entre las personas, las categorías y roles sociales, los centros de poder y cómo se ejercen, las dinámicas de cuidado, los lenguajes, la toma de decisiones, entre otros elementos que intervienen en la construcción de la cohesión grupal. Esencial para promover dinámicas de participación en el aula.
Moliní Fernández y Sánchez-González (2019) evidencian que la relación entre género y participación ha sido muy estudiada, encontrando que el mayor número de investigadores considera que los hombres participan más tanto en el nivel universitario como en las escuelas (Fassinger, 1995; Howe y Abedin, 2013; Eliassona et al., 2016) aunque también hay autores y autoras que afirman que las mujeres intervienen más (Howard et al. 2006), mientras que otros no encuentran diferencias significativas (Cornelius et al. 1990; Tatum et al. 2013). Por otro lado, se observa que los varones tienden a ser más directos y que con frecuencia interrumpen y luchan por la palabra, mientras que las mujeres son más educadas, aunque dentro de nuestra investigación estos comportamientos no se han apreciado, es decir, nuestra observación participante refleja que no se producen interrupciones y que hay respeto mutuo al solicitar la palabra. Para Cornelius et al. (1990) y Khan et al. (2014), las mujeres son más sensibles al tamaño de la clase, aspecto también observado en la presente investigación, ya que a medida que aumenta el tamaño de la clase disminuye el grado de participación de las mujeres. También, se observa que a mayor tamaño disminuye el porcentaje de mujeres con respecto al total, siendo más participativos los hombres.
En los estudios revisados aparece como se da una mayor participación de los hombres en los espacios público y como hombres y mujeres tenemos formas diferentes de participar. A partir de estas evidencias, los estudios e investigaciones feministas se han ido desarrollando poniendo el foco, cada vez, en diferentes dimensiones que influyen en este hecho: las brechas de género, el sistema basado en la dicotomía productividad vs reproductividad, la socialización diferenciada de roles y estereotipos, división de espacios públicos y privados por géneros, los techos de cristal, los valores de competitividad e individualismo imperantes, las maternidades, masculinidades, la poca valoración social de todo aquello asociado a lo femenino, todo ello resumido en el aprendizaje de las vivencias impuestas desde el sistema patriarcal y capitalista, que tantas desigualdades y violencias genera.
Desde otros ámbitos se está apostando por construir una Universidad para el Bien Común que nos ayude a imaginar un futuro colectivo desde actos de emancipación; una Universidad que apueste por desaprender todo aquello que nos limita y ayude a entretejer deseos, experiencias y saberes comunitarios; una Universidad que escucha y dialoga con voces diversas, que cuida y se cuida, sin infantilizar la enseñanza universitaria; una Universidad que, desde una pedagogía crítica, favorezca un aprender a pensar más allá de los límites; una Universidad lenta que permita juntarse para trabajar en equipo, reflexionar y para investigar sobre la propia docencia en todas las áreas y revalorizar esta tarea más allá de la “carga docente”; una Universidad implicada con el bien común y la justicia social con equidad; y, en definitiva, una Universidad participativa de y para todos, todas y todes.
Considerando todo lo anteriormente expuesto, la línea fundamental de trabajo de nuestra red docente será la de impulsar la reflexión y promoción docente en torno a la participación y la inclusión de una perspectiva de género en la docencia universitaria.
Acciones propuestas (ver figura 1 adjunta relativa al cronograma propuesto para 2 años de trabajo)
Siguiendo con el cronograma propuesto, las dos primeras actividades (tarea 1 y 2) se simultanearán en tiempo en el primer cuatrimestre del año 2023 realizando presentaciones por áreas del libro “Miradas a la participación y el género en las aulas universitarias. Una guía para docentes” (Madrid 2023 La Catarata) publicado recientemente y que es fruto del trabajo realizado por las docentes que forman parte de la red. Estas presentaciones pretenden ser una reflexión y un punto de partida del trabajo que se quiere realizar en el paraguas de la red, trabajando por las diferentes áreas temáticas y docentes. La segunda actividad, que se simultaneará será una primera reunión de coordinación de la red para planificar los diferentes proyectos que se presentarán en los proyectos INNOVA, POE y Aps de la UCM, junto con otras posibles convocatorias de ámbito de la Comunidad y Estatal (Ministerio de Igualdad) que puedan ayudar a cumplir y ampliar los ejes de acción de la red.
Como tercera actividad se extiende a lo largo de la segunda mitad del año 2023 y todo el curso 2024, enfocada en la realización de cuatro seminarios de autoformación para la red con el objetivo de abordar en profundidad y de manera especializada necesidades docentes comunes relacionadas con el género y la participación en las aulas.
De manera paralela se habilitará un espacio web para reforzar dichos seminarios y teniendo la posibilidad de una comunicación más efectiva, así como un entorno virtual de aprendizaje permanente.
La cuarta actividad propuesta consiste en el diseño de un curso de formación PDI para su propuesta de realización durante el curso 2024. La potencialidad de dicho curso será compartir los resultados, experiencias, reflexiones y aprendizajes logrados por la red tras tantos años de trabajo conjunto en torno a la participación y el género. Se busca transferir dichos aprendizajes a toda la comunidad universitaria, haciéndolo de manera didáctica y apostando por un modelo de formación permanente de calidad; partiendo de los análisis y aprendizajes abordados en la red, se pretende lograr una transformación del día a día de las aulas respondiendo a las demandas y necesidades manifestadas por el profesorado a lo largo de todo el proceso de trabajo colaborativo de la red.
La quinta actividad se plantea transversal a los dos años de acciones de la red ya que pone el foco en establecer contactos y sinergias con otros grupos y universidades que estén trabajando en la misma línea de los contenidos abordados por la red. Se buscará, por lo tanto, establecer canales de comunicación, espacios de encuentros en jornadas, difusión en congresos e, incluso, invitaciones compartidas para abordar la formación especializada de la red.
Por último, la sexta propuesta consiste en pensar y promover la continuidad de la red en propuestas futuras tras los dos años planeados, promoviendo acciones y proyectos para los siguientes años de actividad de la red, entre otras.
Cabe resaltar que durante toda la actividad de la red se tendrá una comunicación constante desde el espacio virtual, reuniones de coordinación periódicas y reuniones de toda la red al inicio y al cierre de cada cuatrimestre.
Resultados esperados
Consideramos importante las tareas de difusión de los resultados y acciones de la red en:
- 3 seminarios de presentación del libro en las diferentes áreas de conocimiento y Facultades implicadas.
- 4 jornadas de autoformación para la red
- asistencia a congresos docentes
- artículos y comunicaciones compartidas por los miembros de la red
- proyectos de innovación y del observatorio entre los diferentes miembros de la red
- contacto con otras redes y grupos
- diseño curso PDI
Todos los resultados esperados buscan responder a los objetivos planteados, además de consolidar y reforzar la red que lleva trabajando de manera activa y conjunta desde el año 2018. Sin perder las bases comunes que dieron origen a dicha red: crear un espacio participativo de reflexión, aprendizaje y escucha para mejorar la labor docente y nuestro día a día en la universidad desde una perspectiva de género. Se seguirá apostando por el diálogo horizontal, así como la búsqueda de soluciones colectivas a preocupaciones y necesidades comunes.