Aproximación general a la ciudad y entorno
Málaga es un municipio con una extensión de 395 km2, una población de 568.507 habitantes y una densidad de 1.439,26 hab./Km.(2010). Este municipio, perteneciente a la provincia homónima, está integrado en la Comunidad Autónoma de Andalucía. La ciudad de Málaga y la Costa del Sol se encuentran al sur de la Península Ibérica, están bañadas por el mar Mediterráneo. La ciudad de Málaga se sitúa en medio de la Costa del Sol, articulando las dos partes de la Costa. La oferta de alojamiento turístico se basa en hoteles y apartamentos. Los hoteles se localizan en el centro histórico, en zonas cercanas a los paseos marítimos, la estación de ferrocarril y el aeropuerto. En la zona costera y centro histórico se encuentra buena parte de la oferta complementaria (restaurantes, comercios, etc.).
La Costa del Sol Occidental es una comarca de 802 Km.2, perteneciente a la Provincia de Málaga. Está bañada por el mar Mediterráneo y tras de sí tiene una fuerte barrera montañosa. Tenía 498.307 habitantes en 2010 y una densidad demográfica de 621 hab./Km.2 Está compuesta por 8 municipios, destacando Marbella con unos 130.000 habitantes. La principal actividad económica es el turismo. La Costa del Sol Oriental es más pequeña que la occidental. Se localiza en la parte oriental de la Provincia y se distribuye en torno al valle del río Vélez. La Costa Oriental está compuesta por cinco municipios, con una extensión de 331,3 km2, 161.155 habitantes (2010) y una densidad demográfica de 486 hab./Km2. El municipio de mayor extensión y población es Vélez-Málaga, con más de 76.000 habitantes. Esta Costa mantiene parte de sus actividades tradicionales: agricultura de productos subtropicales y pesca.
La hotelería tiene un peso importante en la Costa del Sol Occidental, casi 60.000 plazas, una oferta que rebasa ampliamente a la de la ciudad de Málaga. En la Costa del Sol Oriental es importante la oferta de segunda residencia que en 2001 superaba en 26 veces a la hotelera. Este fenómeno ha debido aumentar en la Costa del Sol en los últimos años provocado por la burbuja inmobiliaria española (1998-2008).
El inicio de la actividad turística
Málaga es una ciudad con un notable pasado turístico. A finales del siglo XIX, la economía local entró en crisis tanto la viticultura como la industria y se buscó una alternativa económica. La burguesía local, conocedora del auge que estaba tomando el turismo costero en algunas zonas de Europa apostó por el turismo. Se comprobó que la benignidad del clima, sobre todo en invierno, podría ser un gran atractivo aunque no se dispusiera de un patrimonio monumental tan relevante como el de ciudades andaluzas cercanas. Era una ciudad relativamente bien conocida gracias a la actividad comercial, a la amplia colonia extranjera, y a la cercanía a Gibraltar. Además, se podía acceder con facilidad en barco y en ferrocarril. Esta iniciativa desembocó en 1897 en la constitución de la Sociedad Propagandista del Clima y el Embellecimiento de Málaga, el remoto antecedente del Patronato de Turismo de la Costa del Sol. Una de las primeras sociedades de promoción española y europea (Pellejero, 2005:89).
En el último tercio del siglo XIX, la actividad turística ya era habitual en la ciudad. El primer gran hotel construido expresamente para el alojamiento turístico fue el hotel Niza en 1890. A este le siguieron muchos otros (Hotel Roma, Hotel Inglés, etc.) localizados en el centro de la ciudad. La oferta hotelera era de más de 600 plazas. Hacia 1920 se comprueba el despegue de la actividad turística y se levantan nuevos hoteles de gran categoría en la zona de playas del este de la ciudad. En 1920 se construye el Caleta Palace y en 1926 es inaugurado por el Rey Alfonso XIII el Hotel Príncipe de Asturias, el alojamiento emblemático de la ciudad. Hacia 1930 más de 20 hoteles habían abierto sus puertas en la Provincia de Málaga, alcanzándose unas 1.500 plazas (Heredia, 2000:8-14; Pellejero, 2005:90). Iniciado el siglo XX, en las playas de la zona oriental de la ciudad surgieron numerosos balnearios como los Baños de Apolo, la Estrella, El Carmen, etc. Estas instalaciones apoyaron la construcción de hoteles en esa zona; eran una copia de los balnearios que habían crecido en las costas atlánticas de Europa (Fuentes, 1997:33-40).
Un elemento importante en el crecimiento turístico de Málaga fue la construcción del aeropuerto que comenzó en 1919. Esta infraestructura desempeñaría una función principal en un destino enfocado hacia el turismo internacional. Málaga como destino turístico llegó a su etapa de consolidación a mediados de los años 30, quedando interrumpida su fase de desarrollo, por la Guerra Civil y la postguerra y al II Guerra Mundial (Barke, et al., 2010). Al comienzo de la década de los años 50, Málaga se encontrará ante una serie de factores que impidieron retomar la situación turística anterior.
A partir de los años 50 el turismo que llega a Málaga y la Costa del Sol experimentó una evolución hacia una progresiva popularización (Esteve, 1982). Desde 1950 el turismo fue tomando cada vez más protagonismo en la Costa Occidental, en detrimento de la ciudad de Málaga. El turista que llega lo hace motivado por el paisaje, el sol y playa, quedando los aspectos culturales en segundo plano. Esta década coincide con el desarrollo de los vuelos charter que permiten la llegada con facilidad de grupos de turistas europeos. La Costa Occidental comienza a llenarse de pequeños hoteles, algunos con cierta capacidad.
La apertura del Hotel Pez Espada en Torremolinos en 1959, el primer gran hotel de 5 estrellas de la Costa del Sol, supuso el espaldarazo definitivo para la Costa para consolidarse como destino turístico. Los próximos 20 años fueron de un crecimiento continuo de la oferta y la demanda. En 1955 había poco más de 2.000 plazas en la Provincia de Málaga, en 1975 se superaron las 35.000 y las 60.000 en el 2000. Durante el proceso explosivo del turismo de masas, años 60 y 70, la ciudad de Málaga tuvo un papel secundario. Las nuevas infraestructuras hoteleras se situaron en los municipios costeros de la Costa Occidental. Se abandonó el modelo del hotel urbano como los que se encontraban en los cascos antiguos de Málaga, Torremolinos o Marbella, por el gran complejo hotelero, aislado de la población pero conectado con la carretera principal y próximo al mar. La ciudad de Málaga también se quiso sumar al turismo de masas, por lo que en la parte más occidental del propio municipio (el antiguo barrio de pescadores de Torremolinos), la zona más cercana al aeropuerto y a la Costa del Sol, se comenzó a levantar los nuevos hoteles y apartamentos, mientras se cerraban los hoteles emblemáticos de la ciudad, como el Miramar. Málaga como destino turístico tuvo un claro despertar a partir de 1988, cuando perdió su espacio turístico costero por excelencia: Torremolinos, que se independizó de Málaga. Esto obligó a la ciudad a desarrollar su oferta de alojamiento, a poner en valor su patrimonio monumental, utilizando la figura de Picasso como referente, además de enfocar su oferta hacia el turismo cultural y diversificar sus productos turísticos (cruceros, congresos, idiomas, etc.). A partir de los años 90 se produce un fortísimo crecimiento de la oferta de alojamiento que no se había producido en los años anteriores. Esta situación de crecimiento se mantiene hasta la actualidad junto con la oferta de alojamiento de vivienda o pisos turísticos.