Los retoques estéticos: ¿Moda o necesidad?

Desde la antigüedad, los seres humanos han utilizado técnicas para el mantenimiento y promoción de la estética y la belleza. Estos conceptos se extienden hasta la actualidad, donde la medicina moderna y el concepto de salud se amplía más allá de la ausencia de enfermedad al promocionarse el bienestar físico, mental y personal.

 

El proyecto examina el papel del diafragma en el dolor lumbar. / Shutterstok.

Es importante diferenciar los retoques estéticos quirúrgicos de los no quirúrgicos o mínimamente invasivos que se relacionan con la medicina estética. / Shutterstock. 

11 de septiembre de 2024.

Según el Libro Blanco de la Sociedad Española de Medicina Estética, entre otros, los objetivos de la Medicina Estética son: La aplicación de técnicas para mejorar la estética y la belleza, la promoción de la longevidad saludable y la promoción de la salud y el bienestar físico, mental y personal. Esto coincide con el concepto de salud según la Organización Mundial de la Salud (OMS):  el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.

Según se desprende del último informe de la Sociedad Española de Medicina Estética ‘Percepción y uso de la Medicina Estética en España 2023’ presentado en su 39º Congreso Nacional, el 50% de la población española se ha realizado un tratamiento de medicina estética, el 69% son mujeres y el 31% son hombres con un cambio en la edad de inicio de este tipo de tratamientos en relación con el informe previo. En el estudio del año 2023 existe un aumento de los más jóvenes, de 16 a 25 años (14-20%), y de personas mayores de 45 años (28-38%).

El 50% de la población española se ha realizado un tratamiento de medicina estética

Los 5 tratamientos de medicina estética más demandados en España en 2023 fueron  IPL (luz pulsada intensa), rellenos con ácido hialurónico, mesoterapia, PRP (plasma rico en plaquetas) y toxina botulínica, conocida comúnmente como “botox”.

Por otro lado, la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE), según un último estudio realizado en 2023, muestra que las mujeres representan el 85% de las intervenciones estéticas realizadas en España y los hombres, el 15%. Las cirugías más comunes incluyen el aumento de mamas con implantes (52.6%), seguido de procedimientos a nivel facial (23.7%) como la blefaroplastia (10.7%) y la rinoplastia (7%), así como la liposucción (10.5%) en el cuerpo.

Es importante diferenciar los retoques estéticos quirúrgicos de los no quirúrgicos o mínimamente invasivos que se relacionan con la medicina estética. La población en general no tiene claro lo que es realmente la medicina estética, ni cómo diferenciarla con facilidad de la estética que se lleva a cabo en peluquerías o a domicilio y de la cirugía estética.

La población en general no tiene claro lo que es realmente la medicina estética, ni cómo diferenciarla con facilidad de la estética que se lleva a cabo en peluquerías o a domicilio y de la cirugía estética

Este desconocimiento condiciona un elevado grado de intrusismo que puede poner en peligro la salud.

El Doctor Juan Antonio López López-Pitalúa presidente de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), relata la larga trayectoria de esta sociedad científica “la SEME se fundó en el  año 1984 y entonces apenas existían tratamientos médicos, lo que más había era cirugía”, nos enfatiza también que “hasta entonces la demanda estética no se consideraba digna de ser tratada por el médico”. Esto nos demuestra cómo han cambiado los tiempos.

Continúa explicando que antes “no había toxina botulínica para usos estéticos, láseres, ni rellenos reabsorbibles, solo inyectables como la silicona y el colágeno, tampoco existían otros dispositivos emisores de energía (DBE)”, como la luz pulsada intensa, la radiofrecuencia o los ultrasonidos focalizados de alta intensidad.

En cuanto a los grupos de edad que más solicitan tratamientos estéticos, nos responde que “a edades tempranas el tratamiento del acné activo o sus secuelas como rojeces o cicatrices, así como la eliminación del exceso de vello corporal son los más realizados; hasta hace pocos años la realización de procedimientos médico estéticos con inyectables se planteaba a partir de los 35 años, pero actualmente se ha adelantado a la década de los 20 años con tratamientos como rellenos de labios y toxina botulínica”.

La realización de procedimientos médico estéticos con inyectables se ha adelantado la edad a la década de los 20 años con tratamientos como rellenos de labios y toxina botulínica

“Entre los 35-55 años, señala el experto, el tratamiento de las arrugas mediante infiltración de rellenos de ácido hialurónico, estimuladores de colágeno inyectables y DBE combinados o no con hilos de tracción; y se mantiene el uso de la toxina botulínica”. “ A partir de los 55 años, a lo anterior se suma el uso de láseres ablativos que conllevan un periodo de recuperación mayor y el uso de tratamientos combinados para combatir sobre todo la flacidez.

Las redes sociales (RRSS) han reforzado los estereotipos físicos y la búsqueda por alcanzar un ‘cuerpo perfecto’, así como la adopción de ciertos estándares estéticos globalizados, perpetuando la idea de que existe un ideal de belleza universalmente aceptado.

En este punto, el Dr. López – Pitalúa comenta que: “Las RRSS divulgan los procedimientos y desgraciadamente banalizan el acto médico. Las llamadas influencers son las que dirigen las preferencias y marcan las modas del momento, mostrando muchas veces resultados esperpénticos ya que es lo que llama la atención”.

En definitiva, los procedimientos de medicina estética deben llevarse a cabo en  un centro sanitario con la licencia sanitaria U-48  y deben basarse en el principio de  “primum non nocere”  que significa primero no hacer daño. Para ello deben cumplirse con los requisitos de cualquier acto médico como la realización de historia clínica, propuesta personalizada  del tratamiento e información de los posibles efectos adversos, realización de la técnica con el  informe  al paciente sobre el procedimiento realizado, trazabilidad del producto inyectable o  datos del dispositivo utilizado y del profesional que se lo ha realizado, indicando además los controles posteriores necesarios para un adecuado  seguimiento. 

 

La autora de este texto, Emilce Insua, es alumna del Experto en Comunicación Pública, Divulgación de la Ciencia y Asesoramiento Científico de la Universidad Autónoma de Madrid y realiza sus prácticas en la UCC+I de la Universidad Complutense de Madrid.


 

      
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