Ciencia y ciudadanía al rescate de la España despoblada

Quizá estés leyendo este reportaje en “tu pueblo”, ese paraíso del interior del país que te acoge en verano, cuando buscas paz y tranquilidad lejos de la gran ciudad. Ese pueblo, al llegar septiembre, recupera su vida habitual: los forasteros se van, la fibra óptica no llega, el médico pasa una vez a la semana y los adolescentes viajan todos los días para ir a clase porque, en el mejor de los casos, su centro escolar solo llega hasta último curso de primaria. Es la España despoblada, o como la llaman ahora los medios, vaciada. Con el objetivo de analizar esta situación y de buscar soluciones surgió el proyecto de ciencia ciudadana GEOVACUI, liderado por la Universidad Complutense de Madrid. 

 

GEOVACUI recoge datos de todos los municipios españoles. / Shutterstock.

GEOVACUI recoge datos de todos los municipios españoles. / Shutterstock.

María Milán, 27 de agosto.

Calpe es una localidad alicantina con una población de más de 23.000 habitantes y una densidad de más de 800 por kilómetro cuadrado, muy lejos de los 12,5 hab/km2 que considera la Unión Europea para hablar de despoblación y más aún de los 8 hab/km2 de España.

Por eso, cuando Geles Fernández, profesora del IES Ifach de Calpe, les propuso a treinta alumnos de tercero de ESO estudiar la despoblación, no imaginaron que no tendrían ni que salir de su provincia. Vall de Ebo, Vall de Alcalá, Vall de Gallinera, Castell de Castells, Vall de Laguart y Alcalalí no están tan lejos de Calpe y sus situaciones son muy distintas.

Durante meses, los jóvenes han elaborado mapas y han analizado parámetros como la densidad de población, la tasa de envejecimiento, la cobertura de Internet o la distancia a centros de salud y a educativos. ¿Cómo lo han hecho? Con ayuda del proyecto GEOVACUI, liderado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

Un problema territorial con muchas aristas

“No nos gusta hablar de España vaciada, como se dice en los medios, porque no creemos que lo esté. Hablamos mejor de España despoblada”, explica Carmen Mínguez, alma máter de GEOVACUI e investigadora del Departamento de Geografía Humana de la UCM.

“Yo la llamo la España de las oportunidades, porque las tiene. Lo de vacía es para los que se han ido, no para los que nos quedamos en ella”, Herminio Sancho.

Un grupo de expertos en cambio climático, gestión de suelos, aplicaciones informáticas, patrimonio y turismo buscaron en sus especializaciones un nexo común: la despoblación. “Pretendimos que lo que prevaleciera fuera la geografía. A nivel nacional, al tema de la despoblación se le da un enfoque puramente demográfico y nosotros defendemos el modelo que abandera Mercedes Molina en el que se tienen en cuenta no solo la población que se gana o se pierde, sino también el territorio o el sistema de producción”, justifica la geógrafa.

Además de la UCM, en GEOVACUI participan las universidades de Burgos, Málaga, Barcelona y Sevilla y cuenta con financiación de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT).

GEOVACUI comenzó tomando como referencia cuatro provincias: Burgos, Teruel, Málaga y Madrid. Con las dos primeras no hay duda, son ejemplos frecuentes de la despoblación, pero, como sucedía con los alumnos alicantinos, cuesta imaginar que Málaga o Madrid tengan territorios con bajas densidades. “Son provincias que reflejan un modelo dicotómico: Málaga en su interior y Madrid en la Sierra Norte”, indica Mínguez.

Ciencia ciudadana, no ciudadanos científicos

La ciencia ciudadana es una de las estrellas del proyecto. / Shutterstock.

La ciencia ciudadana es una de las estrellas del proyecto. / Shutterstock.

Una vez elegidos, comenzó una campaña a través de las redes sociales, pidiendo a sus seguidores colaboración bajo un modelo novedoso que ha enriquecido este proyecto: el de ciencia ciudadana.

Así fue como se conocieron Geles y Carmen. La primera, usuaria activa de Twitter, no dudó en participar y responder a un primer cuestionario. Hasta aquí nada especial. Sin embargo, la peculiaridad del modelo de ciencia ciudadana reside en que los participantes están involucrados a lo largo de todo el proceso: conocen de primera mano los resultados, los comentan y proponen sugerencias a los investigadores.

“No son ciudadanos científicos, se trata de ciencia ciudadana. Nosotros escuchamos sus propuestas, las debatimos y las tenemos en cuenta, pero la última palabra la tenemos nosotros siguiendo el método científico”, diferencia Carmen.

Al popularizarse su iniciativa por las redes sociales, el proyecto tuvo que abrirse al resto del territorio nacional. Así, el resultado de esta primera parte son una serie de geovisores que reflejan datos estadísticos sobre niveles de renta o de conectividad a Internet, un storymap y un listado con más de setenta asociaciones y plataformas relacionadas con la despoblación.

Todo este material está siendo aprovechado por los alumnos como los de Geles o los de Manuel Jesús Fernández del IES Virgen del Castillo de Lebrija (Sevilla), entre otros. “Nos gusta la vinculación que hemos creado con los centros de educación secundaria. Los estudiantes han podido trabajar con profesores universitarios y científicos, se han acercado a la ciencia y se les ha abierto una perspectiva nueva”, comenta Carmen.

Aportar soluciones sobre el terreno

Recientemente, la FECYT acaba de conceder financiación para desarrollar la segunda parte del proyecto GEOVACUI. Carmen espera quitarse la espinita clavada de los impedimentos de la pandemia: visitar algunos de esos pueblos. Como buena geógrafa, no hay nada mejor que pisar el terreno.

La ciencia ciudadana es una de las estrellas del proyecto. / GEOVACUI.

La ciencia ciudadana es una de las estrellas del proyecto. / GEOVACUI.

 

Uno de esos municipios podría ser perfectamente Mezquita de Jarque (Teruel). A Herminio Sancho Íñiguez, su alcalde, no le gusta hablar de España vaciada. “Yo la llamo la España de las oportunidades, porque las tiene. Lo de vacía es para los que se han ido, no para los que nos quedamos en ella”.

Al inicio del proyecto, Herminio participó en las entrevistas, no solo como alcalde de un pueblo con 89 habitantes, sino también por su función en el Congreso de los Diputados: es diputado del PSOE, vocal de las Comisiones de Transición Ecológica y Reto Demográfico y de Política Territorial y Función Pública, además de portavoz adjunto del PSOE en la Comisión de Agricultura (su profesión) del Congreso.

Mezquita de Jarque (Teruel). / 19Tarrestnom65

Mezquita de Jarque (Teruel). / 19Tarrestnom65 

Consciente del problema del abandono de localidades como la suya, cree que las soluciones están en la mejora de las infraestructuras, la oferta de viviendas y la garantía de servicios como sanidad, educación o conexión a Internet.

"Un alcalde nunca estaría tranquilo si su gente se fuese porque no tiene oportunidades o no tiene viviendas. Tenemos que generar el entorno para que al menos se pueda vivir aquí y luego ya que cada uno decida”, se muestra convencido.

Durante los próximos meses, GEOVACUI continuará estudiando el problema de la despoblación, pero con una visión más práctica y ofreciendo soluciones desde el punto de vista de la ciencia.

“La Administración Local está preocupada por este fenómeno, pero les falta en ocasiones respaldo académico para justificar algunas cosas y nosotros podemos servir de nexo de unión entre los ciudadanos y la Administración, teniendo en cuenta que además somos neutrales desde el punto de vista político. Nuestra idea es pasar a la acción con un documento de propuestas”, concluye Carmen.

 

 


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