Perseverance, nuestros ojos y oídos en Marte
El próximo 4 de mayo, algo más de 5 millones de habitantes están llamados a decidir el gobierno de su comunidad autónoma en unas elecciones que han suscitado casi tanto interés mediático como si votase el censo electoral completo del país. En medio de la pandemia de COVID-19, con un giro inesperado con abandono de la Vicepresidencia del Gobierno y con eslóganes como “comunismo o libertad” y “soso, serio y formal”, las elecciones a la Comunidad de Madrid nos mantienen más pegados a la pantalla que el mejor guion de Netflix. María José Canel, Catedrática de Comunicación Política y del Sector Público de la Universidad Complutense de Madrid analiza la situación y las peculiaridades de estos comicios.
Más de 5 millones de personas están llamados a las urnas el próximo 4 de mayo. / Shutterstock.
María Milán, 23 de marzo.- Según los datos del último barómetro del CIS, a la pregunta “por qué partido siente usted más simpatía”, el 50% señala la opción “ninguno”, ¿a qué se debe esta apatía?
En los últimos años se ha producido un distanciamiento de los ciudadanos respecto a la política y a todo lo que tenga que ver con ella. Esta desafección, que así llamamos en ciencia política al desapego o distanciamiento, a veces se traduce en juicios negativos sobre los políticos y se debe a un cúmulo de causas. Empieza en la crisis económica de 2008, continúa con los casos de corrupción que han ido apareciendo y ahora se añade también la crisis de la pandemia de COVID-19, que está haciendo que los ciudadanos evalúen negativamente la capacidad de gestión. Lo que ha pasado en las últimas semanas y en los últimos días, con las pugnas entre los políticos, está poniendo al ciudadano un contraste entre el discurso político y los problemas reales que está atravesando la población. Esto hace que el desapego sea mayor.
Hace años, en nuestra primera entrevista, comentó que “hoy el ciudadano premia y castiga mucho más que antes, no solo al partido rival, sino también a su partido”. ¿Sigue pensando lo mismo?
Esa afirmación la hice refiriéndome a que los ciudadanos habían dejado de votar por tradición y votaban más por resultados de gestión. El ciudadano había dejado de “disculpar” a su gobierno si no había datos buenos de gestión. Esto comenzó con la crisis económica de 2008 y el ciudadano evaluaba los datos de gestión financiera. Ahora ya no solo se valora la gestión económica, sino también la gestión sanitaria. La pandemia ha hecho que cuando el ciudadano que va a votar, refiera su juicio no solo si al bolsillo le va bien o a si tiene empleo, sino si le dan seguridad o no las medidas que se toman para combatir la pandemia.
¿Habrá premio o castigo en las elecciones a la Asamblea de la Comunidad de Madrid del 4 de mayo?
Isabel Díaz Ayuso, actual presidenta y candidata del PP. / PP Comunidad de Madrid.
En estas elecciones, hay dos cuestiones que están sobre la mesa respecto a esto. Por un lado, el juicio puede ser más partidista, va a haber votantes de extrema izquierda que salgan a votar a Pablo Iglesias, haya gestionado como haya gestionado la Vicepresidencia del Gobierno, con el objetivo de frenar la extrema derecha. Y la extrema derecha va a salir a votar a VOX para frenar a la extrema izquierda. Es un voto partidista que no corrobora del todo mi afirmación del castigo. Sin embargo, en el segundo punto, se somete a plebiscito la manera en la que Isabel Díaz Ayuso gestiona la pandemia de coronavirus, diferente a otras comunidades autónomas o países. Las medidas de Ayuso han sido de las únicas en Europa orientadas a proteger la salud y la economía, tratando de encontrar el punto de equilibrio. Esto ha sido muy criticado en un principio, pero los números parecen que le han dado la razón. Puede que haya un voto a Ayuso de gestión transversal, no solo de la derecha, sino que puede tener el voto de muchos votantes socialistas que son dueños de bares y que consideren que les ha salvado el negocio. También habrá votantes del PP que castiguen a Ayuso porque estén más de acuerdo con medidas de otras comunidades autónomas populares. En definitiva, el ciudadano del 4 de mayo va a premiar o a castigar por la gestión de la COVID-19.
¿Qué hace a estas elecciones especiales y con tanto interés a nivel general, pese a ser regionales?
La existencia de una pandemia de coronavirus en medio de las elecciones y que Madrid la haya gestionado de manera diferente ante la mirada de toda España, ha nacionalizado el interés de las elecciones. Por otro lado, el hecho de que Iglesias se haya presentado también ha nacionalizado la campaña. Es la primera vez que la Comunidad de Madrid celebra sus elecciones sola y no a la vez que otras comunidades autónomas, por eso también tiene mucha repercusión nacional.
Isabel Díaz Ayuso, Pablo Iglesias, Ángel Gabilondo y Mónica García ya han comenzado con discursos y eslóganes de sus campañas. ¿Quién, por el momento, parece tener una estrategia más eficaz?
Pablo Iglesias, candidato de Podemos, en una rueda de prensa como Vicepresidente del Gobierno. / La Moncloa-Gobierno.
En realidad, todos van a tener eficacia en unos votantes y en otros no. Ayuso conseguirá votos del PP y será quien más se lleve de Ciudadanos, pues hay 600.000 votantes huérfanos en busca de partido. Iglesias va a conseguir que el partido no desaparezca de la Asamblea, pues Madrid es el principal bastión de Iglesias y va a conseguir activar a votantes suyos y llevarse algo de Más Madrid porque consideren que hace falta frenar a la ultraderecha. La estrategia de Iglesias es que se inmola para frenar a la derecha. Quizá se lleve algo de voto socialista que sea más de izquierdas y que considere que Gabilondo no es un buen candidato. Va a haber un trasvase pequeño del PSOE al PP para castigar al PSOE en la gestión de la pandemia y en el peso que le ha dejado a Podemos en el gobierno, aunque el castigo del votante socialista se reflejará más bien como abstención
¿Será la “COVID-19” la protagonista en los discursos de los candidatos?
Aunque para el electorado va a ser el punto central, en el discurso de los políticos va a primar más la rivalidad entre los extremos con el mensaje de “frenar”, tanto la extrema derecha a la extrema izquierda como viceversa.
Volviendo al último barómetro del CIS, la mayoría de los encuestados (26,3%) afirma situarse en un nivel 5, siendo “lo más a la izquierda” y 10 “lo más a la derecha”. Además, Pablo Iglesias y Santiago Abascal reciben las peores valoraciones como líderes políticos ¿Podemos interpretarlo como una preferencia por el centro y un rechazo al discurso extremista?
A los votantes de VOX y Podemos sí les funcionan esos discursos extremistas pero, globalmente, la aparición de estos partidos ha hecho que el electorado general esté en el 5, cuando antes estaban más cerca del 2 o del 3 por un lado y del 8 y 9 por otro. La aparición de extremos ha hecho que el electorado los tema y acuda al centro.
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: Declaraciones de Jesús Martínez Frías a la Unidad de Cultura Científica. / María Marín