El pasado jueves, la Agencia Europea del Medicamento aprobaba Paxlovid, de la compañía farmacéutica Pfizer. Luis Miguel Bedoya del Olmo, investigador del Departamento de Farmacología, Farmacognosia y Botánica de la Universidad Complutense de Madrid resuelve algunas de las dudas que nos pueden surgir sobre este nuevo tratamiento.

UCM, 1 de febrero de 2022.

¿Por qué se caracteriza Paxlovid?

Paxlovid es el nombre del nuevo medicamento aprobado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) para el tratamiento de la infección por SARS CoV-2 en adultos que no requieren oxígeno y están en riesgo de progresión a COVID-19 grave. Es el primer antiviral aprobado para su uso por vía oral en COVID19, ya que el remdesivir (desarrollado para tratar la infección por el virus del Ébola) y los anticuerpos monoclonales ya estaban aprobados, pero para su uso por vía parenteral.

¿Cuál es su composición?

Paxlovid es una combinación de dos fármacos en comprimidos diferentes. Uno de ellos, el ritonavir, se utiliza por su efecto potenciador de otros fármacos, porque inhibe su degradación y aumenta el tiempo que permanecen en el organismo. El ritonavir fue el primer inhibidor de la proteasa del VIH-1 aprobado en 1996. De hecho, algunos de los tratamientos frente al VIH-1 incluyen ritonavir en su composición.

El otro fármaco que incluye Paxlovid es PF-07321332 o nirmatrelvir. Bajo este nombre tan poco amigable se oculta el primer inhibidor específico de la principal proteasa del SARS-CoV2. Otros antivirales ya han utilizado las proteasas virales como diana con éxito, como los inhibidores de la proteasa del VIH-1 o los fármacos utilizados para tratar la infección por el virus de la hepatitis C.

¿Cómo se administra?

En cada dosis de Paxlovid, el paciente toma por vía oral tres comprimidos (uno de ritonavir y dos nirmatrelvir) y esta pauta se administra dos veces al día durante cinco días. Es decir, el tratamiento completo constaría de treinta comprimidos.

¿En qué casos se recomienda?

Paxlovid está indicado en pacientes mayores de 12 años. Debe tomarse tan pronto como se diagnostique la enfermedad y dentro de los primeros cinco días desde el comienzo de los síntomas.

Es importante destacar que el tratamiento no está indicado para prevenir la infección, ya que no hay ningún estudio que demuestre eficacia en esta indicación y sus potenciales efectos adversos no aconsejan su utilización sin prescripción médica. En principio, el acceso al tratamiento se priorizará en aquellos pacientes con patologías previas, especialmente en inmunosuprimidos.

¿Qué eficacia ha demostrado?

Las agencias del medicamento han tenido en cuenta los datos de un estudio que demostró una reducción significativa (88-89 %) del riesgo de hospitalización y muerte en pacientes con patologías previas. La importancia de la aprobación de Paxlovid radica en que podrá ser utilizado de forma ambulatoria, es decir, se podrá administrar en casa por el propio paciente por vía oral.

Sus puntos débiles

Sin embargo, no todo son luces. Paxlovid fue ensayado en pacientes infectados principalmente con la variante delta. A pesar de eso, pruebas de laboratorio sugieren que también será efectivo frente a la variante ómicron.

Entre sus posibles efectos adversos se encuentran disminución del sentido del gusto, diarrea, elevación de la presión arterial y dolores musculares. Además, el ritonavir disminuye la degradación del antiviral, pero también lo hace con otros fármacos. Como el Paxlovid está principalmente indicado en pacientes con otras patologías, y por tanto tratados con otros medicamentos, el riesgo de interacciones es muy alto, así que hay que tener precaución con su uso.

Por otra parte, como con todo antiviral, la aparición de resistencias es una causa de preocupación constante. Los virus son organismos que mutan con mucha facilidad y, de hecho, otras infecciones tratadas con éxito, o con relativo éxito, como la hepatitis C o la infección por VIH-1, siempre incluyen combinaciones de diferentes fármacos para su tratamiento. Paxlovid, aunque contiene ritonavir en su composición, sólo incluye un fármaco anti-SARS CoV-2, por lo que su eficacia a largo plazo aún está por ver.

El autor de este texto, Luis Miguel Bedoya es investigador en el Departamento de Farmacología, Farmacognosia y Botánica y Vicedecano de Prácticas Tuteladas de la Facultad de Farmacia de la UCM.

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