Silenciadas y olvidadas: tres mujeres en la historia de la lingüística

Durante siglos el patriarcado ha infravalorado las capacidades físicas e intelectuales de las mujeres. Frases como “las mujeres han de guardar siempre la casa y el silencio” se convirtieron en estereotipos que la sociedad normalizó y provocaron que la mujer quedase al margen de los círculos de conocimiento. Esta realidad tuvo un impacto devastador: muchas mujeres quedaron fuera del canon y hoy apenas conocemos sus nombres y sus logros. Con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia que se celebra el 11 de febrero rescatamos la historia de tres mujeres del mundo de la lingüística que, pese a las dificultades, dejaron huella.

 

"Imagen creada por IA de una maestra del siglo XIX. / Carmen Martín Cuadrado a través de Canva Premiun"

Imagen creada por IA de una maestra del siglo XIX. / Carmen Martín Cuadrado a través de Canva

10 de febrero de 2025.

La historia de la lingüística ha estado escrita en masculino plural. Por este motivo, las mujeres lingüistas han tenido que superar numerosos obstáculos para poder tener visibilidad en los círculos intelectuales. Por un lado, han tenido que luchar contra el patriarcado, contra los pocos recursos destinados a su educación y contra la falta de modelos previos en los que sostenerse, y, por otro, han tenido que vencer a la indiferencia con la que se miraban sus trabajos, lo que provocó que muchas de sus obras desaparecieran y cayeran en el olvido.  

De hecho y a pesar de sus esfuerzos,  la BICRES V (1861-1899), uno de los principales catálogos bibliográficos lingüísticos existentes, apenas recoge veinte nombres femeninos en el índice de más de 2000 autores, lo que revela de nuevo el desconocimiento y la falta de información acerca de las mujeres.

En el siglo XIX, las mujeres fueron incluidas progresivamente en la sociedad y aumentaron en número aquellas que se dedicaron a la enseñanza como maestras de escuelas.  Hoy conocemos la labor didáctica de Catarina Farías, María Aurelia Bórquez y Dolores Montaner.

Catarina Farías: la maestra de Durango

En el siglo XIX, Catarina Farías fue una de las primeras maestras en el estado mexicano de Durango. Farías trabajó en escuelas públicas y privadas y fundó una escuela en su propia casa. Luchó por la importancia de la educación en la sociedad mexicana, pero no estuvo sola en la pelea. Se unió a mujeres como Rosaura Revueltas, Juana Villalobos y Hermila Galindo y juntas defendieron la igualdad en la educación, la política y la cultura. Para que los alumnos aprendieran a leer y escribir correctamente, publicó dos obras, Método de lectura progresiva (1891) y Compendio de gramática castellana (1896), con las que marcó un hito en la educación lingüística por parte de la mujer en México.

María Aurelia Bórquez: innovadora en la enseñanza del español

A finales del siglo XIX, los movimientos feministas cogieron fuerza en los Estados Unidos y nuestra intelectual mexicana encontró su hueco en un prestigioso Club de Mujeres en Los Ángeles, donde se impartían clases de español. María Aurelia Bórquez diseñó materiales innovadores que transformaron los antiguos métodos de enseñanza: no recurría a la repetición de reglas gramaticales (que todos nos hemos tenido que aprender en la escuela), sino que utilizaba cuentos, fábulas y leyendas mexicanas adaptadas al contexto de los EE.UU.  Con esta práctica, no solo enseñaba español a sus estudiantes, sino que les permitía aprender datos históricos, sociales y culturales. Además, en una de sus obras, Elementary Spanish reader- Cuentos fáciles ilustrados (1917) introduce imágenes para apoyar sus explicaciones y aclarar las dudas en los casos más difíciles. Gracias a su trabajo, el español se convirtió en un puente entre culturas y variedades lingüísticas diferentes.  

Dolores Montaner:  una maestra de La Mancha

Aunque nació en Ciudad Real en 1855, Dolores Montaner estudió en Málaga y trabajó en distintas localidades de Toledo. Allí fue directora de un centro educativo de enseñanza superior.  Además, acudió a congresos y reuniones especializadas para aprender nuevos métodos que mejorasen y facilitasen los aprendizajes al alumnado. Sus trabajos pedagógicos son muy variados, pues creó tanto manuales de gimnasia y aritmética, como obras lingüísticas. En estos últimos trabajos incorpora materiales innovadores para la época, como los cuestionarios, que se utilizaban para comprobar que los alumnos y las alumnas habían comprendido la teoría reflejada en sus obras, Nociones elementales de aritmética, higiene y Gramática castellana (1887) y el Programa de Gramática Castellana (1900).

Es hora de recuperar sus voces, es hora de superar y prescindir de refranes como “mujeres y libros siempre mal avenidos”, es hora de conocer sus nombres y de valorar y estudiar sus obras. Aunque muchas de ellas aún no figuren en Wikipedia, no está todo perdido: la Biblioteca Virtual de la Filología Española (BVFE) nos permite redescubrirlas con las biografías que nos ofrece de cada una de ellas y con el acceso a sus obras digitalizadas. Recordemos que, aunque la historia las haya querido silenciar, su voz y sus trabajos fueron y son necesarios para poder seguir peleando hoy por esa igualdad.

 

Las autoras de este texto, Carmen Martín Cuadrado y M. ª Ángeles García Aranda son investigadoras en el Departamento de Lengua Española y sus Literaturas de la Universidad Complutense de Madrid.


 

      
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