Una dieta poco saludable se asocia con alteraciones cerebrales similares a las del alzhéimer en personas sanas

  • Una investigación liderada por la Universidad Complutense de Madrid analiza la función cerebral de pacientes sin demencia y los clasifica según la adherencia a una dieta para detener la hipertensión, denominada DASH.
  • El estudio refuerza la relevancia de un estilo de vida saludable para mantener la función cerebral.

 

La dieta DASH enfatiza el consumo de verduras, legumbres y cereales. / Shutterstock.

La dieta DASH enfatiza el consumo de verduras, legumbres y cereales. / Shutterstock.

UCC-UCM, 6 de noviembre de 2024. Uno de los retos en la enfermedad de Alhzeimer (EA) es encontrar biomarcadores tempranos antes de los primeros síntomas cognitivos. Una investigación liderada por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en pacientes sanos señala que aquellos con menos adherencia a la dieta DASH - Dietary Approaches to Stop Hypertension o Enfoques Alimentarios para Detener la Hipertensión- presentaron alteraciones en el funcionamiento de determinadas regiones cerebrales similares a los pacientes con alzhéimer.

Este es el primer estudio que aborda la relación entre la dieta DASH y medidas electrofisiológicas de la actividad cerebral mediante magnetoencefalografía (MEG) en personas cognitivamente sanas y surge de la colaboración entre dos grupos de la UCM: el Centro de Neurociencia Cognitiva y Computacional, dedicado al estudio del funcionamiento cerebral, y el grupo VALORNUT, enfocado a la Valoración del estado nutricional en diferentes colectivos.

“Este resultado tiene una gran importancia, ya que supone que aumentar la adhesión a este tipo de patrón dietético puede favorecer un buen funcionamiento cerebral en gente sana, y potencialmente incluso prevenir el deterioro del cerebro”, destaca Alejandra García Colomo, investigadora del Departamento de Psicología Experimental, Procesos Cognitivos y Logopedia de la UCM.

La dieta DASH enfatiza el consumo de cereales integrales, frutas y verduras, lácteos bajos en grasa, carnes magras, pescado, aves, frutos secos, semillas y legumbres, y el uso moderado de grasas y aceites.

El estudio, publicado en GeroScience, forma parte de una investigación más amplia destinada al seguimiento de personas cognitivamente sanas para identificar biomarcadores tempranos de la EA.

En concreto, para este trabajo, se contó con una muestra de 179 adultos con edades entre 41 y 81 años. Los investigadores analizaron su dieta y los clasificaron según la adherencia que presentaban a la dieta DASH. Por otra parte, midieron su actividad cerebral con magnetoencefalografía.

Los resultados sugieren que una baja adhesión a este tipo de dieta se asocia a una menor probabilidad de tener una actividad elevada en zonas como el precúneo, hipocampo o zonas mediales frontales, que pertenecen a la red por defecto. Estas regiones, no sólo se ven afectadas de manera temprana en la EA, sino que también muestran alteraciones en su funcionamiento con reducciones en su actividad.

Las alteraciones en el funcionamiento cerebral preceden en muchos años el deterioro cognitivo y las alteraciones estructurales, “por lo que identificar alteraciones de función cerebral en personas sanas, nos da una ventana temporal de oportunidad para mejorar la función y, potencialmente, prevenir, frenar o modificar la progresión”, añade la investigadora de la UCM.

Además, estos resultados refuerzan la relevancia de un estilo de vida saludable para mantener la función cerebral y prevenir enfermedades neurodegenerativas.

“El estudio de factores modificables como la dieta, el tabaquismo o el ejercicio físico, cobran una gran relevancia ya que pueden contribuir a la salud cerebral (y global) desde etapas muy tempranas y no traen asociados efectos secundarios nocivos, además de suponer una ventaja económica importante”, concluye García Colomo.

 

Referencia bibliográfica: Trabado-Fernández, A., García-Colomo, A., Cuadrado-Soto, E. et al. Association of a DASH diet and magnetoencephalography in dementia-free adults with different risk levels of Alzheimer’s disease. GeroScience (2024). DOI: 10.1007/s11357-024-01361-3.


 

      
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