Pies sanos a prueba de verano
Llega el verano, el calor, los planes al aire libre, una época muy deseada por muchos, y con su llegada el momento de dejar al descubierto nuestros pies y darles un respiro de los zapatos cerrados, pero, ¿es seguro?
Los cosméticos de protección solar están regulados para que sean seguros. / Shutterstock.
31 de julio de 2024. El verano es la excusa perfecta para mimar nuestros pies un poco más, pero no nos olvidemos que esta época es un desafío para ellos: altas temperaturas, sandalias, chanclas o incluso andar descalzo alrededor de la piscina, sus duchas o los baños. Estas acciones pueden conducirnos a problemas como hongos, papilomas y ampollas.
Dos infecciones según la víctima: piel o uña
Las infecciones fúngicas, los hongos, pueden convertirse en problemas graves si no se tratan. Estos organismos microscópicos prosperan en ambientes cálidos y húmedos por lo que el verano es un momento idóneo para que estos oportunistas infecten nuestros pies.
Para conocer más las infecciones por hongos, debemos diferenciar dos tipos dependiendo del tejido afectado: piel o uña. En el primer caso, en la piel, encontramos la dermatomicosis, conocido como el Pie de Atleta (Tinea Pedis) que cursa con picor intenso, enrojecimiento, descamación, molestias, en ocasiones ampollas y mal olor, entre los dedos, producida por hongos dermatofitos, es la infección fúngica más común en los pies.
En el caso de ser las uñas las afectadas, tenemos la onicomicosis, infección que provoca que se deformen tornándose gruesas, con cambios en su coloración principalmente colores amarillos-verdosos, frágiles y quebradizas. También provoca mal olor y a veces también dolor, debido al engrosamiento, producido principalmente por el hongo Trichophyton rubrum, aunque también puede producirse por otros dermatofitos, levaduras y mohos no dermatofitos.
Mejor prevenir…
Si os preguntáis cómo prevenir la aparición de hongos en los pies en la época estival, debemos recordar que, aunque uno de los mayores placeres del verano es la posibilidad de caminar descalzo, recibir diferentes sensaciones como pisar la arena mojada de la playa, el césped de la piscina o las piedras de un arroyo es importante tener precaución, porque si no los oportunistas de los que hablábamos aprovecharán ese momento para infectar tus pies.
Entre los métodos que tenemos para reducir la incidencia de las infecciones fúngicas están mantener una higiene adecuada, usar calcetines de fibra natural o técnicos y cambiarlos diariamente o varias veces al día si te sudan mucho los pies para evitar la acumulación de humedad, utilizar antitranspirantes para controlar el exceso de sudor, evitar caminar descalzo en lugares públicos como piscinas, duchas y gimnasios, utilizar el calzado adecuado para cada momento preferiblemente que permita la transpiración, evitar un uso prolongado de calzado cerrado y optar por sandalias o chanclas en ambientes húmedos.
En resumen, los hongos se contagian más fácilmente en lugares donde las condiciones son propicias para su crecimiento, calor y humedad, y donde hay una alta concurrencia de personas.
… pero si hay que curar, acude al especialista
A pesar de todas las precauciones, si te has contagiado, intenta evitar el autocontagio y el contagio con otras personas, acude a tu especialista para que te paute el tratamiento más adecuado. Este puede ser tópico en estadios iniciales mediante cremas o geles antifúngicos para las infecciones en piel y lacas antifúngicas en el caso de las uñas, cuyos principios activos son el ciclopirox al 8%, el clotrimazol, la terbinafina y el miconazol, entre otros.
Si la infección fuese más grave o mantenida en el tiempo, pueden prescribirse antifúngicos orales (fluconazol, itraconazol o terbinafina entre otros) que requieren supervisión y seguimiento debido a los efectos adversos asociados.
Calzado veraniego, higiene y protección solar: los otros cuidados
Además de los hongos, los pies también pueden sufrir otros daños en época veraniega. Como adelantábamos antes, el verano es sinónimo de actividades al aire libre, que ponen a prueba nuestros pies. Bien es verdad, que si realizas algún deporte específico debes utilizar el calzado que se adecue al deporte realizado, ya sean unas zapatillas de pádel, para evitar resbalones en la pista, como unas zapatillas de trekking si lo tuyo es la montaña y quieres un buen agarre al terreno.
Así que, el primer consejo para proteger nuestros pies de las actividades de verano es usar el calzado adecuado para cada ocasión, acompáñalo de unos calcetines técnicos para que absorban la humedad y evites las ampollas y reduzcas el riesgo de infección.
Por último, hay tres consejos generales básicos para el cuidado de los pies:
- Higiene diaria: lava y revisa tus pies a diario, agua y jabón será suficiente. Recuerda secar minuciosamente los pies incluido entre los dedos, es una zona húmeda y oscura, ideal para las infecciones.
- Hidratación: recuerda mantener tus pies limpios e hidratados, lo recomendable es una crema hidratante específica para pies con un 10% de urea, cuidado, que si elevamos el porcentaje de urea esta crema ya no será hidratante y sus efectos no serán los deseados.
- Protección solar: no olvides que la piel de los pies también se debe proteger a la exposición solar, así que recuerda aplicar tu protector solar en el empeine y el dorso de los dedos para evitar quemaduras.
Mantener los pies saludables no es sólo cuestión de estética o comodidad, sino que es fundamental para nuestra salud general y cualquier problema en ellos puede afectar a nuestra calidad de vida. Y tú, ¿cómo cuidarás tus pies este verano?
La autora de este texto es Aroa Tardáguila García, investigadora del Departamento de Enfermería de la Facultad de Enfermería, Fisioterapia y Podología. Es miembro del Grupo Interdisciplinar de Estudio de Pie Diabético.
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