Basalto de Lanzarote: crucial para la habitabilidad en el espacio
El basalto no es solo una de las rocas volcánicas más abundantes de la Tierra, sino que también se encuentra presente en las superficies de la Luna y Marte. Aunque diferentes misiones espaciales han recogido muestras de este material in situ–la primera el Apolo 11, la del “gran paso de la humanidad”-, es un proceso costoso y limitado. Una investigación de fin de Máster realizada por Fernando Alberquilla en el Instituto de Geociencias (UCM-CSIC) se ha convertido en la primera en España en ofrecer una solución: caracterizar el basalto de Lanzarote como prototipo de recurso de habitabilidad lunar para comprender mejor las características de nuestro satélite.
Cantera de Tao (Lanzarote, Islas Canarias): Una de las zonas de muestreo e investigación. / F. Alberquilla.
En los próximos años seremos testigos del regreso del hombre y la llegada de la primera mujer a la Luna, con la misión Artemisa. Su objetivo: comprender nuestro contexto lunar y planetario y prepararnos para las futuras misiones tripuladas a Marte y más allá. Esta nueva carrera espacial supondrá también un cambio de perspectiva de nuestros orígenes y evolución, un cambio en el paradigma cultural de la humanidad.
La implementación de todo este proceso no es sencilla y conlleva la realización de investigaciones innovadoras y vanguardistas que requieren una visión multidisciplinar y abierta, alejada de los sistemas rígidos y clásicos de estudio en los que la Geología está demostrando ser crucial, ya que lo que nos encontramos más allá de las fronteras de nuestro planeta son básicamente recursos de tipo geológico (minerales y rocas).
Comprender en la Tierra lo que sucede en la Luna
Actualmente, el suministro de materiales a las misiones espaciales es muy costoso y limita su desarrollo. Por esta razón, la utilización ‘’in-situ’’ de recursos (ISRU: In Situ Resource Utilization) se considera un tema fundamental para llevarlas a cabo en el ámbito de todas las agencias espaciales. Por ello, el término recurso, en este sentido y contexto espacial, cubre un espectro más amplio que el de su significado ortodoxo en nuestro planeta, centrado en su utilización como medio de habitabilidad lunar y planetaria.
Martillo geológico muestreando en la Luna. / NASA.
Es en este contexto en el que se enmarca una investigación desarrollada desde la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y el CSIC a través del Instituto de Geociencias, bajo la dirección de Jesús Martínez Frías, Rosario Lunar Hernández y Valentín García Baonza.
Este estudio está centrado en la caracterización multianalítica del basalto de Lanzarote como prototipo de recurso de habitabilidad lunar. El fundamento es claro: comprendiendo el comportamiento, y las caracterizaciones y aplicaciones de los basaltos terrestres similares a los lunares, podremos aprender de ellos para su utilización por parte de los astronautas en las futuras misiones a nuestro satélite.
La exploración espacial internacional mira a Lanzarote
El basalto no solo es una fuente de oxígeno y de metales, tales como el Hierro (Fe), el Titanio (Ti) o las Tierras raras (REE), también constituye un recurso en sí mismo para la construcción en la Luna de pistas de despegue y aterrizaje, caminos, carreteras, como materiales soporte para el crecimiento de plantas y alimentos en futuros invernaderos lunares, como protección frente a la radiación cósmica, etc.
Esta investigación promovida desde la UCM abre una puerta a la exploración espacial y la mejora de modelos previos en temas de habitabilidad en la superficie de otros planetas o lunas.
Además, pone en el punto de mira de todas las agencias espaciales a nuestro país, ya que es la primera vez en España e incluso en Europa que se realiza una caracterización tan detallada de una región análoga a la superficie lunar, como es el Geoparque UNESCO de Lanzarote y Archipiélago Chinijo.
Los resultados obtenidos de la caracterización multianalítica del basalto no solo se han comparado con los conocidos sobre basaltos lunares de las misiones Apolo, sino que, en un objetivo estratégico de más largo alcance, intentará fabricar el primer simulante regolítico basáltico lunar español que pueda ser utilizado por agencias e investigadores de todo el mundo. Solamente conociendo en detalle sus características ello podrá ser posible. Esto supondrá, sin duda, un hito en el desarrollo de modelos para la habitabilidad lunar y planetaria.
Un hito que se suma a un año de auge fuera de la Tierra
Nos encontramos en un momento crucial en el ámbito de la exploración espacial. Es indiscutible existe un auge en todo lo relacionado con la conexión de la humanidad con el cosmos.
Instrumento SuperCam en el que participa el IGEO (UCM-CSIC). / CNES.
Remontándonos tan solo al último año, la NASA ha tomado muestras de la superficie del asteroide Bennu a través de la misión Osiris Rex y el rover Perseverance ha alcanzado la superficie de Marte a través de la misión Mars2020, que cuenta con doble participación española en los instrumentos MEDA (liderada por el Centro de Astrobiología) y SUPERCAM, con participación del Instituto de Geociencias, IGEO (UCM-CSIC) y varias universidades españolas. Emiratos Árabes Unidos ha alcanzado la órbita marciana a través de la sonda Hope. China ha logrado enviar un orbitador, un módulo lunar y un rover (Zhurong) también a Marte. La AEP (Agencia Espacial de Paraguay) ha enviado con éxito su primer satélite (GuaraniSat-1) a la ISS (International Space Station).
Todo esto sin tener en cuenta también las iniciativas privadas, como las de SpaceX. Además, en el mes de mayo se propuso la creación de la Agencia Espacial Española.
A todos ello se añade ahora esta reciente investigación que supondrá, sin duda, un hito en el desarrollo de modelos para la habitabilidad lunar y planetaria.
Este texto ha sido escrito por Fernando Alberquilla Martínez a partir de su Trabajo de Fin de Máster “Caracterización multianalítica de basaltos de Lanzarote como prototipo de recurso de habitabilidad lunar” en el Máster Universitario en Exploración de Hidrocarburos y Recursos Minerales de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid.