Medio siglo del gran paso lunar

El 20 de julio de 1969, Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins paralizaban el mundo entero a bordo del Apolo XI. La llegada del hombre a la Luna cumple hoy cincuenta años, un hito que revolucionó (y sigue haciéndolo) a todas las ramas del conocimiento, más allá de la Astrofísica. Tres expertos en Geología y Astrobiología; Filosofía y Arte de la Universidad Complutense de Madrid vuelcan en este artículo de opinión conjunto la influencia de aquel pequeño paso para el hombre.

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El astronauta Edwin E. Aldrin Jr, camina sobre la superficie de la luna cerca de una pierna del módulo lunar durante la actividad extravehicular (EVA) del Apolo 11. El astronauta Neil A. Armstrong, comandante del Apolo 11, tomó esta fotografía con una cámara de superficie lunar de 70 mm. / NASA.

El astronauta Edwin E. Aldrin Jr, camina sobre la superficie de la Luna cerca de una pierna del módulo lunar durante la actividad extravehicular (EVA) del Apolo 11. El astronauta Neil A. Armstrong, comandante del Apolo 11, tomó esta fotografía con una cámara de superficie lunar de 70 mm. / NASA.

La Luna como laboratorio pasado y futuro de la Tierra

Por Jesús Martínez Frías, investigador del departamento de Dinámica Terrestre y Observación de la Tierra del Instituto de Geociencias (UCM-CSIC).

La llegada del ser humano a la Luna ha supuesto un hito en todas las actividades que venimos desarrollando de manera cotidiana. Probablemente no seamos del todo conscientes de ello. Desde el punto de vista de las Geociencias Planetarias y la Astrobiología, este evento se puede decir que abrió la puerta al conocimiento de nuestro pasado, gracias al estudio de la mineralogía, petrología y geoquímica de las rocas de nuestro satélite, pero también hacia nuestro futuro, ya que la Luna será una plataforma científica para el desarrollo de actividades en el espacio, para la Tierra, para Marte y más allá. Asimismo, gracias a todo lo desarrollado en este medio siglo que hoy conmemoramos, también podemos comprender mejor nuestro planeta, monitorizar su funcionamiento, los riesgos naturales, y todas las implicaciones entre "Tierra y Sociedad" que ahora abordamos y "vivimos" de manera mucho más global en nuestro día a día, casi sin darnos cuenta.

Personalmente, considero que el Primer Alunizaje ha supuesto una auténtica transformación social, educativa, tecnológica y cultural en general.  Un verdadero cambio paradigmático en la forma en que observamos nuestro planeta tanto conceptual como metodológicamente. Ya no vemos la Tierra únicamente como un “Sistema”, sino que la percibimos como un “Modelo”. Es decir, ya no es cuestión de que traslademos nuestra cultura y actividades de una ciudad a otra, de un país a otro o de un continente a otro, sino de un planeta a otro. La Luna es el primer paso, y pronto dispondremos de una base semipermanente (probablemente en el polo sur), pero en el futuro será Marte. Me siento orgulloso de que, desde España, y concretamente desde nuestro Instituto de Geociencias (UCM-CSIC), estemos desarrollando, de manera pionera, actividades geológicas y astrobiológicas que engarzan ambos aspectos anteriormente mencionados ligados al pasado y al futuro y que vinculan nuestros orígenes, el origen de la Tierra y de la Vida, con la futura habitabilidad lunar y planetaria. 

Como científico es un privilegio poder formar parte de todo este contexto y como persona supone, sin duda, una satisfacción saber que serán nuestros hijos y nietos los que se beneficiarán de todo lo que estamos realizando y que comenzó con este evento que estamos hoy conmemorando en su 50 Aniversario. Confío en que seamos conscientes de nuestra responsabilidad y de que, entre todos, evitamos repetir los errores del pasado en la futura migración de la humanidad hacia el espacio que ya ha comenzado. 

¿Un gran paso para la humanidad?

Por Víctor Granado Almena,investigador del departamento de Filosofía y Sociedad del Facultad de Filosofía UCM.

La carrera espacial culminada en 1969 con la llegada del ser humano a la Luna puede considerarse como una nueva ocasión para reflexionar sobre las relaciones entre la Ciencia y la Filosofía. La utilidad, la finalidad, el beneficio, los costes y las consecuencias del progreso científico-tecnológico son las preguntas propias de la filosofía de la ciencia. Además de reflexionar sobre todo ello, a partir de la experiencia de la Carrera espacial podemos preguntarnos si el hecho de extender los límites del hábitat de los seres humanos puede tener algún tipo de impacto sobre la condición humana.

Celebración del aniversario en Washington. / NASA.

Celebración del aniversario en Washington. / NASA.

Hannah Arendt publicó en su obra Entre el pasado y el futuro un artículo sobre “La conquista del espacio y la estatura del hombre” en el cual reflexionaba sobre las consecuencias que la llegada a la Luna tenía sobre la condición humana en la medida en que este hecho trascendental transformaba las que desde Kant consideramos las condiciones de posibilidad de toda experiencia posible, es decir, el tiempo y el espacio. Ambas condiciones de la experiencia humana se ven modificadas por la incorporación del tiempo y el espacio en términos espaciales.

Esta reflexión nos arroja otra cuestión: lo relativo a la altura del ser humano. Para Arendt la consideración del ser humano como la criatura más elevada del mundo se ve afectada cuando cambiamos la escala del mundo al universo ¿el ser humano sigue pudiendo postularse como la criatura más elevada? La exploración espacial y la ampliación de los límites del hábitat humano conllevan necesariamente una relectura de la consideración del ser humano con múltiples consecuencias como, por ejemplo, la obligación ética de repensar el cuidado del mundo y ahora del espacio desde la perspectiva de las generaciones futuras, una reflexión sobre el límite, la expansión de éstos y como este desarrollo tiene un cariz capitalista-imperialista y como consecuencia un empequeñecimiento del mundo y no su ampliación.

Del negro al azul en medio siglo lunar

Pedro Ángel Terrón Manrique, departamento de Escultura y Formación Artística de la Facultad de Bellas Artes

Las representaciones más antiguas que hacen referencia a la Luna en el arte están en el Bosco, en interpretaciones que él hace en blanco y negro. A partir de los años 60, cuando Estados Unidos consigue pisar la Luna, va a desencadenar una serie de factores que extenderán la influencia americana en el arte y en la forma de representar la Luna.

Dentro del arte, tras la llegada a la Luna, el elemento más claro y donde influye más este acontecimiento es en la fotografía. Las primeras imágenes son de la Luna llena, y a lo largo de estos años se ha ido actualizando, con detalles que se han ido apreciando. Posteriormente, se ha captado la Luna de día.

Uno de los hitos en la representación artística de la Luna ha sido la asociación de esta con el color azul. En la actualidad, gana la representación real y no la asociada al romanticismo, así como la imagen que refleja la potencia de la luz que tiene la Luna y que se convierte en foco de atención. Ya no es la Luna en blanco y negro, ni la roja ni naranja. Ahora es la azul. 


 

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