“¿Cuántos premios nacionales llevan nombre de mujer en España?” Aquí, los participantes de la partida de trivial “Científicas Reunidas” no dudan. “Ninguna”, contestan. Y aciertan. Por cuestiones como esta, y muchas más, la ONU proclamó el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Además de la actividad lúdica, la Universidad Complutense de Madrid organizó un coloquio en el que científicas, profesoras y estudiantes debatieron sobre los sueños, las dificultades y los retos a los que se enfrenta la mujer por el hecho de serlo en su carrera científica.

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MARÍA MILÁN, 13 de febrero de 2019 | La madre de María Pe Pereira era física, al igual que la de María Varela. Esta última, además, es nieta de química, como la madre de María Gaspar, quien a su vez presume de hija científica complutense.

Haciendo una mención especial a sus árboles genealógicos comenzó el coloquio “Mujeres y Ciencia”, organizado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), la Unidad de Igualdad de Género y la OTRI el 11 de febrero con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

El rector de la UCM, Carlos Andradas, ejerció como moderador y antes de dar paso a las profesoras, científicas y alumnas que participaron, mostró una radiografía de la situación en la UCM. A pesar de que algo más del 60% de los matriculados en la universidad madrileña son mujeres, menos del 35% lo están en las denominadas STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics), un porcentaje que cada año disminuye. De todas, se lleva la palma Ingeniería Informática con un 15% de chicas.

“Todas en la facultad hemos pasado por el comentario de ‘no te pega estudiar Informática’”, reconoce Esther Ruiz-Capilla, la única alumna de Ingeniería Informática en inglés en la UCM y representante en la Delegación Central de Estudiantes de la universidad.

La joven supo que quería ser ingeniera desde que era pequeña, pero muchas otras niñas, a pesar de tener la vocación, se quedan en el camino. ¿Por qué? “Las que estamos hoy aquí somos las que hemos tenido suerte. Tenemos que preguntarnos por qué se han quedado por el camino las que no están hoy. Estamos perdiendo potencial por el miedo y por las malas perspectivas de futuro que ven las niñas”, denuncia Violeta  Durán, investigadora en formación de la facultad de Medicina y vicepresidenta de la Federación de Jóvenes Investigadores.

¿Quién o qué pone el freno?

Entre las causas de ese freno a las jóvenes para ser científicas, en el debate se habló de los malos profesores en la adolescencia y de la educación. “A mí nunca me hablaron de Hypatia de Alejandría pero sí de Platón. La educación arrastra cuestiones patriarcales como la invisibilización”, cuenta Carmen Romero, estudiante de Ciencias Políticas, presidenta de la Delegación Central de Estudiantes de la UCM.

En ocasiones, recordaron, es la propia familia quien no entiende la inclinación de las niñas por la ciencia, aunque por suerte esto pasa cada vez menos. Este es el caso, que a todos sorprendió, de Ángeles Heras, secretaria de Estado de Universidades, Investigación, Desarrollo e Innovación, quien reconoció sin tapujos que más de un novio le pidió que no hablase mucho con la familia de él “para que no viesen que era muy lista” y que su padre le impidió presentarse a las Olimpiadas Matemáticas para las que fue seleccionada con 15 años.

Precisamente la responsable de este evento a nivel nacional, María Gaspar, añadió un factor más a la lista de impedimentos: “el puntito de competición de eventos de este tipo, que retrae más a las chicas porque, con el paso de los años, se vuelven más prácticas y porque todavía sentimos miedo al fracaso”.  

Conforme avanzó el debate, salieron a la luz temas clave cuando de mujer y ciencia se trata. María Pe Pereira, investigadora del departamento de Álgebra, Geometría y Topología de la UCM, habló de los estereotipos, de su influencia en las más pequeñas y cómo estos se convierten hasta en un problema cultural. “Para esto, es imprescindible que las niñas vean modelos de mujeres científicas normales y de todas las generaciones”, añade Ángeles Heras.

Y como no, otra de las cuestiones estrella: la maternidad. María Varela, científica del departamento de Física de Materiales y beca ERC recordó que “la estabilización en las carreras científicas de las mujeres llega muy tarde y eso es un problema porque con cuarenta años estamos ocupando plazas para más jóvenes”. Aprovechó esta reunión para pedir a la sociedad “maneras de ayudar a gestionar la vida personal con la profesional”.

Por último, el rector clausuró el coloquio, tras dos horas de conversación, apuntando que “la UCM está por encima de la media de mujeres catedráticas, 30% pero, por desgracia, es solo el 30%.

Avanzando casillas en visibilización

Al día siguiente, el laboratorio de Geología de la facultad de Ciencias Geológicas de la UCM se convirtió en un (sano) salón de juegos, con té y pastas incluidas y un enorme tablero creado para la ocasión. “Hoy no es día 11 pero es también un día importante: el de la evolución. Y qué mejor momento para hablar de mujer y ciencia”, inauguró la reunión Ana Rosa Gómez Cano, coordinadora de la actividad

Un equipo de nueve jóvenes investigadoras está detrás de Científicas Reunidas, entre ellas las hermanas Laura y Soledad Domingo, del  grupo Evolución de Mamíferos y de Paleoambientes Continentales Cenozoicos de la UCM. El juego, tipo trivial, consta de seis categorías protagonizadas por mujeres científicas: Emmy Noether para Historia, Waangari Muta Maathai para Biografía, Asunción Linares para Geología, Lynn Margulis para Biología, Edith Clarke para Números y Ellie Sattler, personaje ficticio, para Cultura Popular. 

La partida se centra en científicas del ámbito de las ciencias naturales porque “si bien una gran parte de la sociedad es capaz de aceptar la imagen de una mujer científica, esta suele ser imaginada como una mujer con bata blanca en un laboratorio haciendo un trabajo delicado”, reza el manual de instrucciones.

Antes de dar comienzo a la partida, Fernando, profesor de Biología de un instituto madrileño, confiesa que se ha apuntado para coger ideas de futuras actividades y así “inculcar a los alumnos el papel de la mujer”. Por su parte, Javier, otro de los participantes, se apuntó para conocer otro evento de divulgación, ya que él es asiduo a la Semana de la Ciencia.

Rueda el dado y los tres equipos se enfrentan a preguntas solo aptas para los más formados. Desde hoy, no se les olvidará que el 29 de febrero se celebra en Hawai el Día de la Lepra o que Margarita Salas es doctora honoris causa por 11 universidades. Eso sí, hay una respuesta en la que no dudan: ningún premio nacional tienen nombre de mujer.

No faltan en el juego referencias a series de televisión o películas. “Intentamos promover tanto la cultura científica como la popular con este juego”, recuerda Ana Rosa.

La partida va llegando a su fin y, aunque hoy todos ganan en conocimientos, aquí hemos venido a jugar, ¿no? El resultado, inesperado: triple empate y sorteo de bibliografía sobre mujeres científicas.

La participación de la UCM este año, de forma coordinada, en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia ha marcado un antes y un después en esta celebración a la que se auguran años de actividades y acciones para promover en las niñas las vocaciones científicas e impulsar en las mujeres sus carreras para que lleguen a lo más lejos como sus compañeros varones. 

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