“Las actividades de inclusión en divulgación son muy necesarias”
El empoderamiento es el lema que lleva por bandera este año la ONU en el Día Internacional de las Personas con Discapacidad que se celebra hoy, 3 de diciembre. Convencida de que es la mejor manera de asegurar el desarrollo sostenible e igualitario de las personas con capacidades reducidas, Alejandra García Frank, investigadora de la facultad de Ciencias Geológicas de la UCM trabaja desde hace años en el proyecto inclusivo Geodivulgar. Además, el IV Congreso Internacional ‘Universidad y Discapacidad’ de la Fundación ONCE acaba de reconocer su trabajo y el de su equipo con el primer galardón en el póster que presentaron titulado “Ciencia para todos en la Universidad”.
Los chicos y chicas preparando con Alejandra las actividades de la Semana. / A.G.F.
MARÍA MILÁN.- ¿A qué nos referimos cuando hablamos de inclusión educativa, el objetivo de vuestro proyecto?
Mucha gente piensa que la integración es igual que la inclusión. Si en una clase tenemos alumnado rubio y moreno y están juntos en el mismo contexto del aula pero se diseñan las actividades docentes de forma diferente, eso es integración. La inclusión lo que hace es que estén todos mezclados, con actuaciones necesarias, cubrir diversidad. No es solo que estén juntos, sino que participen en una misma actividad. Como en este caso.
¿Cómo lograsteis esa inclusión en la presentación del póster para el congreso de la ONCE?
En el congreso presentamos el año y medio que llevamos trabajando con el equipo de STUNIN de la facultad de Educación de la UCM. Les propusimos, persiguiendo esta inclusión real, trabajar este año con nosotros, y que los chicos y chicas con discapacidad/diversidad funcional fueran los monitores de los talleres de la Semana de la Ciencia, quince estudiantes divididos en tres grupos. En el poster mostrábamos esta trayectoria y lo que había hecho cada grupo. Hicimos todos juntos el trabajo porque no queríamos que el profesor fuese quien presentase el póster, lo hicieron dos de las chicas. Participaron en el proceso de decisión de cómo se hacía y hasta la inscripción la rellenaron solos. Por eso fue una acción innovadora, porque todo lo llevaron a cabo estos estudiantes.
¿Qué supone para ellos que les deis la oportunidad de trabajar como los demás estudiantes?
Cuando pusimos en común la experiencia, lo que más se repetía era esa seguridad y autoconfianza en las acciones que ellos pueden llevar a cabo. Esto le pasa a cualquier estudiante al que le das la oportunidad de subir un poco de categoría haciendo que se involucre en una tarea. Se trata de empoderar a esa persona. Mejoran la forma de hablar en público, de relacionarse, su postura… Las dos chicas que defendieron el póster estuvieron ensayando antes. Aprenden a soltarse y a estar preparados para imprevistos. Verse capaz de transmitir lo que a ellos se les ha explicado, les da “subidón”.
Y vosotros, el personal investigador, ¿qué os ha aportado esta experiencia?
Alejandra García Frank. /A.G.F.
Nosotros hemos aprendido a que no se puede hacer nada sin contar con ellos, sino estamos hablando de condescendencia. Si no trabajas con ellos, te quedas con una acción anecdótica que a lo mejor no sirve para nada, aunque lo hagas con tu mejor intención. Ellos te aportan la metodología de aprender a cómo hacerlo bien, a ver el mundo de otra forma y a socializar. Los científicos a veces estamos con los resultados metidos en la cabeza y se nos olvida que también hay que socializar con los que están trabajando. Por eso, trabajar con gente distinta te hace trabajar más de cerca.
Desde hace más de cinco años trabaja en el proyecto de innovación docente Geodivulgar. ¿Cómo surgió esta idea?
Geodivulgar surgió junto a Graciela Sarmiento, la profesora que llevaba la asignatura de Geodiversidad y Patrimonio Geológico, que ya está jubilada. Ella vio que era muy importante transmitir el valor de conservación de la naturaleza, sobre todo cuando llegábamos a las cuevas de dinosaurios de La Rioja y observábamos los primeros signos de braille. Nos propusimos divulgar para cualquiera. Surgió el reto en la asignatura de que cualquier cosa que hagan nuestros estudiantes sea con la óptica de la inclusión.
¿Cuál es ahora vuestra meta?
Vamos año a año, modificando algunos aspectos y también estamos intentando que nuestro entorno más cercano se dé cuenta de la importancia de este tema, porque luego te pones a hablar y te das cuenta que con la agenda 2030 para el desarrollo sostenible de UNESCO hay muchos de los puntos que cumplen lo que estamos buscando.
¿Vemos cada vez más estudiantes con diversidad funcional en las aulas?
Nos encontramos con la situación de que cada vez hay más. Antes, la sociedad no les daba coraje para que siguieran, las familias les decían “tú como vas a llegar a más”. Por eso son muy necesarias las actividades de inclusión a la hora de divulgar para que vean que ellos pueden hacer de forma normal algunas actividades.
¿Es la UCM una universidad inclusiva? ¿Qué queda por hacer?
Ni nuestra universidad ni ninguna es todavía 100% inclusiva, aunque se ha avanzado mucho, pero todavía es un término muy reciente. Depende de qué tipo de inclusión estemos hablando. En la parte de difusión no formal, todos los docentes pueden hacer inclusión. Luego, dentro del aula, dependerá del tipo de diversidades funcionales de los estudiantes, y suele depender de financiación, más que del profesor. Este sí que puede facilitarles a los alumnos y alumnas con estas capacidades los apuntes según sus necesidades o comprobar que esa persona concretamente le sigue bien, adaptar las presentaciones o la forma de hablar. Las unidades de diversidades de las universidades se están poniendo al día y nosotros vamos a ir poco a poco siguiendo esta táctica. El día 3 de diciembre hay muchas actividades en la UCM para abrir la divulgación científica, nosotros presentamos una cata geológica con material 3D para explicarla.
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