Mahatma Gandhi cobra plena vigencia en el siglo XXI
10 jul 2019 - 20:27 CET
Rafael Olalla / Foto: Nacho Calonge
El siglo XXI debería de integrar el pensamiento pacifista de Mahatma Gandhi, un hombre que luchó por los derechos de la comunidad india mediante la no violencia, demostrando que la paz no está reñida con la rebeldía. Aunque actualmente estas ideas parecen quedar difuminadas, existe una legión de seguidores en todo el mundo que mantiene vivo su legado.
Uno de ellos es Pedro Carrero, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares y director del curso La India de Gandhi y la India de hoy, que tradicionalmente se celebra cada dos años en El Escorial. Carrero considera la influencia de Gandhi clave para el triunfo de otros líderes como Martin Luther King, por los derechos humanos en los Estados Unidos, o Nelson Modela “por liquidar el Apartheid pero con métodos no violentos”. De la misma forma, el embajador de la India en España, Sanjay Verma cree que muchas veces “se subestima la labor política de Mahatma”. Estas declaraciones las efectúa durante la inauguración oficial de la exposición Gandhi: mi vida es mi mensaje en la Casa de la Cultura de San Lorenzo de El Escorial y que podrá visitarse hasta el 17 de julio con motivo del 150 aniversario del nacimiento del líder pacifista.
“Trabajaré por una India en la que los más pobres sientan que éste es su país, donde su voz sea escuchada; una India en la que no haya clase alta ni clase baja; una India en la que todas las comunidades vivan en perfecta armonía”… casi 90 años después de sus palabras, parece que las aspiraciones de Gandhi de una India más integradora, equilibrada y pacífica siguen en proceso de mejora: actualmente India es un país con altos índices de pobreza, desigualdad y mala calidad de vida para las clases bajas, si bien las mujeres han ido ganando terreno y derechos a un ritmo considerablemente rápido, y su legado cultural y espiritual sigue exportándose al mundo.
La igualdad de derechos, un mayor equilibrio entre economías y, sobre todo, la paz, algo que ha servido para consolidar su figura como leyenda, son asuntos que van ligados a Gandhi porque tal y como señala Carrero: “Se podrá tener discrepancias con lo que en su momento hizo, pero no cabe duda de que se ha convertido en todo un referente y un icono muy representativo de la India”, país donde ha pesado más la labor pacificadora que llevó a cabo a lo largo de su vida que las discrepancias religiosas, así, “ha entrado en el corazón de los indios; con independencia del grupo al que se pertenezca, ya sean hindúes o musulmanes, siempre hay un respeto y una veneración hacia su figura”.
En pleno siglo XXI y con numerosos frentes abiertos desde hace siglos como el racismo o los fanatismos religiosos, quizás deberíamos mirar atrás, observar, reflexionar, y ver si realmente estamos yendo en la dirección correcta.