Fullerenos, nanotubos y grafenos: una cuestión de química
Un curso aborda el impacto científico y social de las nanoformas del carbono
20 jul 2016 - 09:30 CET
Ángel Aranda / Fotos: Nacho Calonge y Coco Moya
Cuando pensamos en el término “revolución” lo asociamos casi de forma automática al proceso que se dio en Francia en 1789, a los acontecimientos que acabaron en Rusia con el poder de los zares en el siglo XX o a la transformación industrial que se inició en el Reino Unido a mediados del siglo XVIII. Pero en el terreno de la química la auténtica revolución se produjo hace apenas tres décadas cuando se descubrieron las denominadas nanoformas, que abrieron un nuevo escenario en las ciencias con aplicaciones tecnológicas desconocidas hasta el momento para el elemento químico más importante de los que existen: el carbono.
Según el profesor de la Facultad de Ciencias Químicas de la UCM Nazario Martín León, que dirige el curso Las nanoformas del carbono y su impacto científico y social, la comunidad científica solo conocía hasta el descubrimiento de las nanoformas dos alótropos –moléculas de distinta estructura formadas por un solo elemento- de carbono: el diamante y el grafito. Ahora, nanoformas como los fullerenos, los nanotubos de carbono o tal vez el más popular, el grafeno, le han dotado al carbono todavía de una mayor influencia en cuanto a sus aplicaciones, que se introducen incluso en el campo de la biomedicina.
En este terreno destaca un estudio realizado por el propio equipo del profesor Nazario Martín, publicado recientemente con gran repercusión social. “Con 13 fullerenos hemos hecho una molécula rodeada de carbohidratos que compite favorablemente con el virus del Ébola, es decir, que inhibe la infección de este virus de manera muy eficaz”, explica el científico.
Otra de las últimas investigaciones con nanoformas en materia de la salud que puede dotar de esperanza para miles de personas afectadas, es la que se está llevando a cabo en casos de rotura de médula espinal. “Se intenta –explica el científico- que el nanotubo sirva de conexión entre dos fragmentos rotos”, lo que de llegar a concretarse podría convertirse en un importante remedio para las personas afectadas por estas graves lesiones.
Y es que el carbono es el único elemento de la tabla periódica capaz de reunir las propiedades necesarias para la aparición de la vida sobre la Tierra. Con el descubrimiento de los fullerenos –jaulas cerradas constituidas por un número indefinido de átomos de carbono con elevada simetría-, los nanotubos de carbono –estructuras compuestas de átomos de carbono con forma cilíndrica- y los grafenos –láminas bidimensionales de átomos de carbono- se abre todo un abanico de posibilidades en terrenos como la tecnología, la fotovoltaica o la preservación del medio ambiente, ya que según Nazario Martín “El carbono es un elemento químico biocompatible y todos sus derivados están compuestos generalmente de materiales no tóxicos”.