La Mujer en la Historia de las Artes Escénicas
Circe. Diseño de maquinaria escenográfica por Jean Berain. Último acto de Ulisse (1703), libreto de Jean Féry Rebel.
Desde los tiempos de la celebración del Ballet Comique de la Reine, con texto de La Chesnaye y decoración escenográfica de B. de Beaujoyeux (1581) en el Salón Bourbon del Louvre, en tiempos de Catalina de Medici, se impuso el sentido moral del entretenimiento cortesano, en el cual este tipo de personajes, que atraían a los hombres al vicio tan fácilmente, a la inclinación a una vida de pasiones, que les transformaba en bestias, de manera que la hechicera, la maga o la bruja venían a ser encarnaciones del vicio, la lascivia, la crueldad y el mal, en un debate ético, en el que el príncipe se erige en su vencedor y con ello, en quien tiene la potestad, después de la intervención de Pallas Atenea, de devolver la luz a las tinieblas en las que viviría la humanidad si no se sometieran a los designios regios, conformando así el lenguaje de la sumisión que terminará siendo el “instrumentum regni” de la cohesión social del Absolutismo.
Como para Catalina, las fiestas en tiempos de Luis tenían idéntico efecto terapéutico, además, de los espectáculos romanos, uniendo partitura y letras, para recrear antiguas danzas -de la misma forma que colaboraron bajo la égida del décimo cuarto Luis, Gillot de Sainctonge y De la Guerre- y cuyo resultado en el siglo XVI fue la creación del género del Ballet de Corte, fruto de los esfuerzos de la Académie du Paláis en 1577, que tan buenos resultados propagandísticos le posibilitaron al monarca francés para erigirse en epicentro del estado a partir de su identificación como protagonista con todos los personajes de todas esas obras literarias.
Fue tal su papel relevante en la codificación del discurso ideológico de Luis XIV, dentro de la “lúdica áulica”, que a la hora de ser enterrada en suelo santo lo hizo en la misma iglesia de la Isla de Francia donde también estaba Philippe Quinault, el celebérrimo autor de buena parte de los espectáculos en los que bailó el rey Luis XIV, coreografiados por Jean-Baptiste Lully.