Institutos Universitarios

Un multiporalismo demasiado homogéneo. Análisis de una situación incierta a la luz de las guerra en Ucrania y Gaza y sus derivaciones globales

Autor: Fernando Prieto Arellano

Agencia EFE/Universidad Carlos III de Madrid

 

Modalidad: Presencial

 

Abstract:

El enquistamiento de la guerra entre Israel y Hamás en Gaza y su derivada en el sur del Líbano y el mar Rojo ha llevado al primer plano de la actualidad el temor a una escalada del conflicto en Oriente Medio, es decir delimitado por una dimensión “regional”. A mi juicio este criterio es insuficiente puesto que ninguno de esos tres escenarios de guerra son estancos, sino que forman parte de una dinámica de carácter claramente geopolítico, cuyo actor fundamental es Irán y sus pretensiones de alterar el equilibrio de poder en Oriente Medio. Ahora bien, el régimen iraní no se embarcaría en ninguna aventura bélica si no contara con el aval de otro actor o actores como Rusia y China, mucho más potentes en términos geopolíticos y geoestratégicos y con ambiciones a escala global.

El gigantesco ataque terrorista de Hamás contra Israel del 7 de octubre de 2023 se produjo en un momento en que Rusia estaba llevando a cabo una fuerte ofensiva en el Dombás que concitó la atención de la opinión pública y avivó mucho más la preocupación de Occidente por el devenir de la guerra en Ucrania. Justamente en ese momento, Hamás atacó a Israel y se desencadenó una guerra total en la franja de Gaza, aún muy lejos de concluir, y que ha servido al menos para tres cosas: A/ Abrir un segundo frente geopolítico, geoestratégico y también mediático en la guerra de Ucrania; B/ Debilitar a un Israel que lleva años viviendo la peor crisis sociopolítica de su historia, y C/ Colocar a Estados Unidos, y en definitiva a Occidente, en una compleja tesitura en la que no hay una posición común realmente sólida ni se percibe una capacidad de influencia efectiva para alcanzar un acuerdo de alto el fuego preciso y duradero ni un mecanismo efectivo que haga valer la influencia occidental en ambos escenarios.

Entretanto, Rusia y China se han metido hasta lo más profundo en África, donde en países como Mali, Níger, Burkina Faso, Guinea, etc se han instalado regímenes militares cuya primera decisión ha sido expulsar a las misiones que mantenía Occidente para luchar contra el terrorismo yihadista y se han entregado a la influencia de Moscú y de Pekín.

Tampoco se debe olvidar la creciente y constante influencia de Rusia y China en Latinoamérica y la extraña (por débil) respuesta de Occidente al clamoroso fraude electoral ocurrido en Venezuela, uno de los principales aliados de Moscú en el continente americano.

Por ello, considero que no deberíamos referirnos a conflictos o guerras regionales, sino a un solo conflicto -multinacional, multidimensional e incluso multidisciplinar- que va mucho más allá del mero ámbito de la guerra. En consecuencia, si estamos asistiendo a la emergencia de un mundo multipolar, éste será bastante más homogéneo de lo que pueda parecer.