Sociedad de control y manipulación informativa
Autor: Jose Julio Fernandez Rodriguez
USC
Modalidad: Presencial
Abstract:
En la creciente problemática para la democracia que supone la manipulación informativa, la más grave es la que procede de los grupos de poder habida cuenta la efectividad que pueden conseguir en ello. La sociedad de control se basa en dos elementos nucleares: uno, emitir un conjunto de mensajes determinados que se intentan imponer a la opinión pública; y dos, mecanismos de vigilancia para comprobar el grado de adhesión a las ideas impuestas por el poder. Pues bien, la manipulación informativa se convierte en un instrumento hoy en día imprescindible para articular este control por parte del poder público, sobre todo en las democracias habida cuenta la dificultad de optar por otros medios más evidentes ante los controles tradicionales que las supervisan. En España tenemos distintos ejemplos que corroboran estos intentos de manipulación por parte del poder. De esta forma, la consecuencia de ello es la mengua de la calidad de la democracia, ya que ante la extensión de la desinformación la opinión pública no puede realizar un control real del poder, la ciudadanía se halla confundida y con dificultad de participar verdaderamente, y se obstaculiza el proceso de toma de decisiones en la esfera pública.
Asimismo, la conexión entre poder público y poder fáctico, y la connivencia de las empresas tecnológicas, alimenta la problemática de la vigilancia y el control, muchas veces ante la desidia ciudadana. No deja de ser sorprendente que en una época como la actual, donde es más fácil que nunca acceder a la información, sea cuando más tamaño ha adquirido la manipulación en este predio. Podemos contrastar una información dudosa fácilmente con otras versiones, pero no lo hacemos o quedamos petrificados por la inundación de datos que dificultan sobremanera un análisis reflexivo y cualitativo.
La sociedad del control se asienta en un contexto difuso y echa mano de la parcelación de la sociedad, las oportunidades tecnológicas de vigilancia, la fragmentación de los temas, la contingencia, la superación de la facticidad (y de la verdad) para imponerse ante la inercia que detiene a la ciudadanía. El riesgo es la desintegración de nuestro sistema de libertades. Además, las cuestiones geopolíticas tan intensas en este siglo XXI favorecen el auge de la manipulación informativa y la instauración de la sociedad del control. Los distintos agentes del ámbito internacional acuden de forma regular a la desinformación para satisfacer sus objetivos, con lo que la problemática se acrecienta.
La respuesta a esta preocupante situación debe ser diversa. La más importante es la respuesta de naturaleza educativa. Sólo con acciones de ese tipo seremos capaces de fortalecer democráticamente a la opinión pública para que no se vea manipulada por la desinformación enviada por los poderes públicos y privados que intentan imponer la citada sociedad de control. Asimismo, hay que prever sanciones para los casos más graves (como los delitos de odio, habitualmente conectados con fake news), apostar por un periodismo de calidad y apoyar las medidas para la detección de la manipulación.