Institutos Universitarios

La evidencia empírica cómo fundamento de los programas de promoción al empleo en personas con trastornos mental grave: Colaboración entre FAISEM y la Universidad

Autor: Francisco Javier Saavedra Macías

Universidad de Sevilla

 

Modalidad: Presencial

 

Abstract: 

El objetivo de la presente comunicación es describir el trabajo conjunto entre el programa de empleo de la ""Fundación Pública Andaluza Para la Integración Social de las Personas con Enfermedad Mental"" (FAISEM) y el grupo de investigación ""Identidad, Salud y Cambio Social"" (LAH-ISCS) de la Universidad de Sevilla en los últimos 10 años. 

Las tasas de desempleo entre las personas con trastorno mentales graves (TMG) suelen situarse entre el 80 y el 90% (Boardman et al. 2003; López et al. 2010), muy por encima de las tasas de la población general. Según los datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística (INE) (2020), la tasa de empleo de las personas con problemas de salud mental en 2019 que tenían reconocido un grado de discapacidad igual o superior al 33% era del 16,9%.

Estas dificultades para encontrar empleo afectan seriamente las posibilidades de recuperación de estas personas ya que la actividad laboral es un factor de salud y bienestar social bien establecido. Por lo tanto, se han diseñado diversos programas para la formación y la promoción del empleo de las personas con trastornos mentales graves (TMG). Aparte de los talleres ocupacionales, prácticas de empresas y cursos de formación, los diseños de los programas de empleo suelen categorizarse o como programas de apoyo en empresas “normalizadas” o en el ámbito de las “empresas sociales”, dos polos de un continuo con zonas grises.

La comunicación se estructurará en tres ejes de investigación que han guiado la colaboración anteriormente reseñada.

En primer lugar, el significado del empleo para las personas con TMG. La gran mayoría de la investigación al respecto se ha llevado a cabo en países anglosajones, con mercados laborales y cultura muy diferente a la nuestra. Ello nos animó a explorar las experiencias subjetivas de nuestros usuarios. En particular, analizar los obstáculos y los factores facilitadores de la recuperación que aludían en primera persona las personas que participaban en nuestros programas (Saavedra y cols., 2015).

En segundo lugar, nos interesamos en estudiar las diferencias a nivel cognitivo y de funcionamiento social entre las personas con TMG que tenían éxito en la obtención de empleo en empresas “normalizadas” y aquella que se encontraba trabajando en empresas sociales, sector que en nuestra región tiene mucha tradición (Saavedra et al., 2015).

En tercer lugar, es esencial evaluar los programas financiados en términos no sólo de variables vocacionales, obtención de empleo, sino también en relación con la sintomatología, calidad de vida y recuperación. En este sentido, recientemente, hemos evaluado el impacto de un programa de prácticas de empresa para personas con TMG (Saavedra et al., 2024).

En conclusión, se hace necesario financiar e invertir tiempo en investigar los programas en contextos locales e implementar pilotajes de modelos validados en otros contextos, como el modelo IPS (Individual Placement Support), el cual tiene una robusta validez empírica, pero que nunca ha sido testado en Andalucía.