Autor: Iván Suárez Martín

Universidad Complutense de Madrid

 

Modalidad: Presencial

 

Abstract:

Los servicios aeroportuarios o, indistintamente, sector aeroportuario abarca los procesos de construcción, gestión y mantenimiento de infraestructuras necesarias para la aviación, en concreto los aeropuertos, pistas y terminales. La gestión aeroportuaria constituye in situ una actividad autónoma, si bien interrelacionada al Sector Industrial Aeronáutico, Sector Industrial Espacial, aerolíneas y servicios de transporte aéreo y la aviación general.
Por tanto, obviamos los términos sector aéreo, aeroespacial o aeronáutico ampliamente entendidos para centrarnos en una de sus ramas integrantes, esto es, el sector (o industria) aeroportuario y a los retos que se enfrenta.

No obstante, quiero destacar desde el principio que aquellos se encuentran íntimamente interrelacionados por lo que su análisis y estudio requiere la atención del resto “si queremos comprender la realidad a la que nos enfrentamos cuando hablamos de la regulación de un mercado como el de la industria y el transporte aéreo” . De este modo, Menéndez Menéndez (Régimen Jurídico del Transporte Aéreo, 2005) reflexiona lo siguiente:

“Resulta hoy sencillamente imposible estudiar la regulación de este sector aislados en una autista torre de marfil del conocimiento y la técnica jurídicos. El jurista está inexorablemente obligado a trabajar (…) codo con codo junto a especialistas de la técnica y de la economía (…) Necesidad metodológica (…) que, desde el punto de vista estrictamente jurídico positivo, viene exigida también por el artículo 3 del Código Civil.”

La infraestructura aeroportuaria comprende las pistas de despegue y aterrizaje, la terminal y el recinto aeroportuario que incluye las rampas, plataformas de estacionamiento, así como otras áreas destinadas a determinadas actividades (repostaje, mantenimiento).

Dentro del recinto aeroportuario también podemos ubicar las torres de control y los servicios de tránsito aéreo, sin embargo, éstos quedan inmiscuidos en la industria de la navegación aérea como sector diferenciado y autónomo respecto del aeroportuario.

El aeropuerto es todo aeródromo en el que existan, de modo permanente, instalaciones y servicios con carácter público, para asistir de modo regular al tráfico aéreo, permitir el aparcamiento y reparaciones del material aéreo y recibir o despachar pasajeros o carga (artículo 39 de la Ley 48/1960, de 21 de julio), y los aeropuertos civiles de interés general son aquellos en los que concurre alguna de las circunstancias previstas en el artículo único del Real Decreto 1150/2011, de 29 de julio:

El sector aeroportuario es fundamental para la conectividad global, pero enfrenta desafíos significativos en tiempos críticos, como crisis económicas, pandemias o desastres naturales. Durante estos períodos, la demanda de viajes puede disminuir drásticamente, lo que afecta a aerolíneas, aeropuertos y proveedores de servicios relacionados.

En tiempos de crisis, las aerolíneas suelen implementar medidas como la reducción de rutas, recortes de personal y ajustes en sus operaciones para adaptarse a la nueva realidad. Los aeropuertos, por su parte, pueden ver una disminución en los ingresos por tarifas de aterrizaje y servicios, lo que les obliga a buscar formas de optimizar costos y diversificar sus fuentes de ingresos.
Sin embargo, también hay oportunidades para la innovación y la mejora. Por ejemplo, la implementación de tecnologías para mejorar la experiencia del pasajero y aumentar la eficiencia operativa puede ser clave para la recuperación. Además, la colaboración entre gobiernos, aerolíneas y aeropuertos es esencial para establecer protocolos de seguridad y salud que fomenten la confianza de los viajeros.

En resumen, aunque el sector aeroportuario enfrenta retos importantes en tiempos críticos, también tiene la capacidad de adaptarse y evolucionar para salir fortalecido. La gestión aeroportuaria enfrenta varios desafíos en el futuro, y aquí menciono algunos de los más relevantes: sostenibilidad y medio ambiente, crecimiento del tráfico aéreo, innovación tecnológica, seguridad y salud, financiamiento y rentabilidad, experiencia del pasajero, colaboración y regulación.