Comunicación y desinformación en materia de género
Autor: Irene González Martínez
UDC
Modalidad: Presencial
Abstract:
La desinformación se ha convertido en uno de los mayores retos de nuestros días, un problema que afecta a todos los ámbitos imaginables y que supone un desafío constante para actores políticos y sociales, así como para la ciudadanía en general. Uno de los ámbitos especialmente afectados por la desinformación es el de la lucha por la igualdad de trato, ya que en materia de género la desinformación campa a sus anchas, buscando reafirmar estereotipos, exacerbar los sesgos y prejuicios existentes en la sociedad e impulsar relatos de género negativos y globales.
Este enfoque supone una amenaza no solo para la igualdad, sino también para la libertad de expresión y el libre desarrollo de la personalidad e incluso para la integridad física y moral, pues se revela tanto como una estrategia para silenciar la libre expresión de las mujeres y las personas disconformes con su género como una amenaza para su seguridad y su salud, además de una posible forma de violencia de género en línea. Por ello se hace especialmente importante entender este fenómeno, sus causas, fines, medios y principales propagadores para poder ponerle coto y limitar sus efectos.
En la lucha contra este tipo de desinformación, los medios de comunicación tienen un papel fundamental como agentes activos en la garantía de la igualdad de trato y no discriminación promoviendo la difusión de contenidos libres de estereotipos y sesgos discriminatorios pero, a pesar de ello, de manera no poco habitual nos encontramos con que el tratamiento que los medios de comunicación dispensan a las mujeres que ocupan puestos de relevancia en la sociedad, ya sean periodistas, políticas, artistas... dista mucho del dispensado a sus homólogos varones, lo que inevitablemente profundiza en la propia desigualdad y perpetúa los estereotipos.
También destaca el papel de la publicidad y la difusión de contenidos a través de los medios digitales, que permiten una difusión instantánea y global de cualquier contenido, con especial atención a las redes sociales, en las que las campañas publicitarias han sido conquistadas por “influencers” que se escapan a los mecanismos de regulación y autorregulación establecidos pero que tienen una influencia determinante sobre la creación y propagación de versiones estereotipadas de la mujer y el género asentadas en el binarismo.
A este ya complejo escenario, se suma la influencia determinante de la inteligencia artificial y las herramientas de generación de contenidos en esta materia, que se posicionan como el aliado perfecto para la propagación de desinformación al facilitar, sin necesidad de conocimiento técnico especializado, la fabricación de pruebas audiovisuales que permitan sustentar cualquier argumentario, pruebas que además habrán sido elaboradas usando una inteligencia artificial que a lo largo de su entrenamiento habrá absorbido ya los sesgos existentes en la sociedad a través de los datos de entrenamiento.
Por tanto, nos enfrentamos a un problema complejo y con graves implicaciones, cuyas consecuencias negativas van mucho más allá de las personas afectadas socavando los derechos humanos, la igualdad de género y la propia democracia.