Punta seca

Técnica directa de grabado calcográfico* que se basa en la utilización de una punta* de acero afilada con la que el grabador* dibuja directamente sobre la superficie del metal. La posición de la punta es similar a la de un lapicero, perpendicular al plano de la lámina*, de manera que la profundidad del surco va a depender de la fuerza que se ejerza y de lo afilada que esté la punta. La sección de la punta es cónica, sin arista alguna. Este hecho y la forma de coger el instrumento permiten explicar porqué el metal arrancado de la lámina se queda a ambos lados del surco, formando unos abultamientos llamados rebabas*. Las rebabas retienen la tinta durante el proceso de estampación*, de forma que la línea de punta seca no es tan rotunda, limpia ni nítida como la del buril*. Al contrario, sus límites son imprecisos, difuminados, lo que la otorga una sensación aterciopelada, sensación que es la característica fundamental de esta técnica. Las rebabas terminan agotándose tras sucesivas operaciones de frotamiento, operaciones necesarias para entintar y limpiar la lámina, y si a ello se añade el aplastamiento producido por la presión de los rodillos del tórculo*, es fácil comprender porqué las láminas grabadas con punta seca soportan un número muy limitado de estampaciones.


La punta seca fue una técnica despreciada por los editores de estampas de los siglos XVII y XVIII debido a su escasa rentabilidad comercial si se la compara con el buril, ya que tal procedimiento de grabado calcográfico aguanta un número corto de estampaciones y lo que el editor pretendía era obtener tiradas muy amplias para aumentar sus beneficios. Este es el motivo del escaso número de estampas antiguas en punta seca que han llegado hasta nosotros —con la notable excepción de las realizadas por Rembrandt—. Por el contrario, tiene gran aceptación entre los artistas gráficos contemporáneos, porque a través de esta técnica pueden expresarse de forma libre y espontánea.


Ref.: Beguin (1977: 426-428), Brunner (1962: 101-104), Buckland-Wright (1953: 50-58), Chamberlain
(1972: 127-135), Donjean (1975), Esteve (1914: 195-198), Fraipont (s.a. Eau-forte), Gemmel (1974: 12-15), Gross (1970: 26-28), Hayter (1949: 16-24), Hayter (1962: 40-41), Krejca (1980: 80-83), Leaf (1976: 183-188), Longhi (1830), Lumsden (1924: 127-134), Melis-Marini (1924: 102-105), Pla (1956: 65-75), Peterdi (1959: 45-47), Profit (1913), Ross y Romano (1972: 105-106), Terrapon (1974: 73-86)


V.a. Grabado calcográfico

 

[Javier Blas (coord.), Ascensión Ciruelos y Clemente Barrena, Diccionario del dibujo y de la estampa. Vocabulario y tesauro sobre las artes del dibujo, grabado, litografía y serigrafía, Madrid: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Calcografía Nacional, 1996, p. 149]