Aguafuerte

El aguafuerte es una técnica indirecta de grabado calcográfico*. La lámina* se recubre con un barniz* protector sobre el que dibuja el grabador* con una punta* metálica, asegurándose de que dicha punta toca la superficie del metal sin hacer surco alguno en ella. La punta, en consecuencia, puede ser roma o, en cualquier caso, menos afilada que la utilizada en la técnica de la punta seca*. La ventaja de no arañar la lámina es que pueden corregirse fácilmente los errores cubriendo de nuevo las líneas o zonas no deseadas mediante un pincel mojado en barniz.Por el contrario, si el grabador araña el metal, aunque vuelva a tapar la línea con barniz el pequeño surco abierto por la punta se llenará de tinta durante la estampación* y quedará visible el defecto. Una vez realizado el dibujo sobre el barniz, se sumerge la lámina en una cubeta de ácido mordiente rebajado con agua —aguafuerte— que tiene la capacidad de atacar el metal y disolverlo en aquellas zonas en que se ha hecho desaparecer el barniz. La profundidad de las tallas* depende del tiempo de exposición al ácido y de la concentración de éste. Existen dos procedimientos para crear surcos de diferente profundidad: el primero de ellos consiste en realizar el dibujo completo e ir creando reservas*, es decir, tapando progresivamente con barniz las zonas o líneas que han sido suficientemente expuestas a la acción del ácido; el segundo consiste en realizar primero las líneas y zonas que se desea que salgan más ocuras en la estampa*, sumergiendo la lámina en el aguafuerte por intervalos a medida que se abren nuevas líneas, hasta llegar a las más superficiales. Las líneas del aguafuerte carecen de la precisión de las de buril* y punta seca, sus perfiles no son tan regulares, porque la mordida del ácido no corta el metal sino que lo desgasta irregularmente. Son líneas nerviosas, entrecortadas y de grosor variable.
    La dificultad de esta técnica estriba en el cálculo de la capacidad de corrosión del ácido, teniendo en cuenta que la mordida será más activa cuanto más concentrado esté el aguafuerte, mayor sea su temperatura y menos veces haya sido utilizado. Dependiendo de su poder de corrosión y de la profundidad que se quiera dar a las líneas, el grabador debe calcular el tiempo de exposición de la lámina al ácido. Esta operación es sumamente delicada, pues un cálculo incorrecto de tiempos puede provocar un desgaste excesivo del metal y la destrucción de la matriz. Por otra parte si el barniz protector no ha sido eliminado correctamente del dibujo, el metal no será atacado por el ácido y quedará sin grabar*.5
Una vez abiertas la totalidad de las tallas se limpia el barniz sobrante con un trapo mojado en alcohol quedando la lámina en condiciones de ser estampada.
   Conocida desde el siglo XV, en un primer momento la técnica del aguafuerte se empleó como complemento del buril en los grabados en talla dulce. Los contornos de las figuras y los fondos se grababan en aguafuerte, y sobre las líneas abiertas por el ácido el grabador introducía las colecciones de buriladas. Durante mucho tiempo el buril fue considerado como la única técnica noble de grabar y el aguafuerte se supeditó siempre a ella como un procedimiento auxiliar —en los Países Bajos del norte la situación era distinta, alcanzando la técnica del aguafuerte un importante desarrollo durante el siglo XVII bajo la estela de Rembrandt—. Con la incorporación definitiva de los pintores del resto  de Europa a las técnicas de grabado calcográfico, a finales del siglo XVIII, acaba el largo dominio del buril. A lo largo de la centuria siguiente el aguafuerte se convierte en la técnica dominante del grabado en metal. Así hasta llegar a nuestro siglo, en el que cada vez son más escasas las estampas realizadas a buril mientras que los grabadores calcográficos practican profusamente los procedimientos derivados del aguafuerte.


Ref.: Banister (1967), Baroja (1910), Beguin (1977: 426-428), Boutet (ca. 1890), Browne (1660), Browne (1669), Brundson (1965), Buckland-Wright (1953), Castagna (1968), Chamberlain (1972), Cochet (1947: 188-208),
Courboin (1906), Donjean (1949), Donjean (1975), Edmonston (1972), Faithorne (1962: 1-24), Fraipont (s.a. Eauforte), Gariazzo (1907), Gemmel (1974: 18-28), Griffiths, A. (1980: 25-29, 56-74), Gross (1970), Hamerton (1868), Hamerton (1871), Herkomer (1892), Koehler (1885), Krejca (1980: 90-106), L'acquafuerte (1988), Lalanne (1866), Leaf (1976), Longhi (1830), Lostalot (1882: 61-74), Lumsden (1924: 23-99, 109-112), Lunsingh Scheurleer (1938), Martial (1873) , Melis-Marini (1924), Peterdi (1959: 73-113), Pla (1956: 59-63), Plowman (1914), Potemont (1864), Potemont (1873), Profit (1913), Pyle (1941), Robert (1891), Robins (1922), Saint-Roman (1876), Seymour-Hayden (1869), Seymour-Hayden (1890-1891), Short (1912), Short y Pott (1910), Singer y Strang (1897), Tedeschi (1971), Terrapon (1975), Trevelyan (1963), Vega (1985), Vega (1992), West (1932), Woods (1965)
V.a. Grabado calcográfico

 


(1) Mordiente empleado en las técnicas indirectas de grabado calcográfico*. Tiene la propiedad de atacar la lámina* de metal en aquellas partes no protegidas por una sustancia aislante formando tallas* de diferente profundidad. El aguafuerte más habitual es el ácido nítrico diluido en un volumen similar de agua. Cuanto menor sea la proporción de agua en la disolución mayor será la capacidad de mordida. Al actuar sobre cobre, el ácido genera nitrato de cobre, óxido nítrico y peróxido de nitrógeno. Los dos primeros compuestos son sales solubles en agua, el tercero es un gas tóxico. Las burbujas que produce la reacción del aguafuerte sobre la lámina pueden dificultar la mordida. En efecto, en aquellas zonas en que se forman burbujas el ácido no ataca. Ello explica porqué las líneas abiertas al aguafuerte aparecen con mucha frecuencia rotas o interrumpidas en la estampa*. Para evitar la formación de burbujas, el grabador* pasa una pluma de ave sobre las tallas al tiempo que balancea la cubeta de ácido. El nítrico no es el único mordiente empleado por el grabador calcográfico, aunque sí el más frecuente. También puede
conseguirse aguafuerte diluyendo en agua percloruro de hierro. La desventaja del percloruro sobre el nítrico es que su mordida resulta más difícil de controlar. El ácido clorhídrico diluido en clorato de potasa es el componente esencial del llamado mordiente holandés, cuya acción sobre el metal suele ser más retardada que la del aguafuerte convencional con ácido nítrico, lo que explica la demanda de este tipo de mordiente para grabar* al aguatinta* o al barniz blando*.
Durante los siglos XV a XIX, antes de ser utilizados los compuestos químicos mencionados, el propio grabador elaboraba sus mordientes mezclando, en distintas proporciones, vinagre, sal de amoniaco, sal común y carbonato de cobre —cardenillo—. Después de moler los ingredientes sólidos, se mezclaban con el vinagre en un puchero puesto al fuego. La mezcla se removía lentamente hasta hervir, y, por último, tras dejarla enfriar, era almacenada en tarros de vidrio.

Ref.: V. Aguafuerte (1)

 

*Definición de Arte Gráfico del DICCIONARIO DEL ARTE GRÁFICO

[Javier Blas (coord.), Ascensión Ciruelos y Clemente Barrena, Diccionario del dibujo y de la estampa. Vocabulario y tesauro sobre las artes del dibujo, grabado, litografía y serigrafía, Madrid: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Calcografía Nacional, 1996, p. 77-212].