El enterramiento humano más antiguo de África
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La Universidad Complutense de Madrid participa en un estudio que es portada de Nature sobre el enterramiento de un niño de corta edad hallado en el yacimiento de Panga ya Saidi, en Kenia
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Datado en 78.000 años, este hallazgo representa la evidencia más antigua de comportamiento funerario en nuestra especie en el continente africano
Madrid, 5 de mayo de 2021.- La revista Nature publica hoy en portada el hallazgo del enterramiento humano más antiguo conocido hasta la fecha en África. Se trata de un estudio coliderado por el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana (MPI-SHH, Jena) y los Museos Nacionales de Kenia (MNK, Nairobi) y en el que participan los investigadores del Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos, Juan Luis Arsuaga y Elena Santos.
A pesar de que África se considera la cuna de la modernidad biológica y cultural, las primeras evidencias de enterramientos en este continente son escasas y, a menudo, ambiguas. Así, el origen y desarrollo de las prácticas mortuorias en África, sigue siendo un misterio. Este estudio contribuye con nuevos datos a nuestro conocimiento sobre cómo las poblaciones de la Edad de Piedra Media (MSA por sus siglas en inglés, Middle Stone Age) interactuaban con los muertos.
Desde que comenzaron las excavaciones en 2010, Panga ya Saidi ha sido un enclave fundamental para investigar el origen de nuestra especie. Las excavaciones son fruto de la colaboración entre los arqueólogos del MPI-SHH y de los NMK. “El yacimiento de Panga ya Saidi es un yacimiento clave en la costa del este de África, con un registro extraordinario de 78.000 años de actividades culturales, tecnológicas y simbólicas", afirma Nicole Boivin, investigadora principal del proyecto de investigación original y directora del Departamento de Arqueología del MPI-SHH.
En 2013 se encontraron los primeros fragmentos de hueso, pero no sería hasta la excavación de 2017 cuando la cavidad en la que se hallaba el cuerpo quedó completamente expuesta. Se trataba de una cavidad circular situada a unos tres metros por debajo del suelo actual de la cueva, rellena de sedimento y una acumulación de huesos frágiles y muy degradados. Dada su delicadeza, el bloque fue estabilizado y escayolado en campo.
Restos humanos descubiertos en el CENIEH y la Universidad Complutense
Una vez escayolado, el bloque fue transportado primero a Nairobi y luego a Burgos, para su excavación y análisis especializado en los laboratorios de Conservación y Restauración, Arqueometría, Cartografía Digital y Análisis 3D, y Microscopía y Microtomografía Computarizada del CENIEH.
Dos dientes, visibles en la superficie durante la excavación inicial de laboratorio del bloque de sedimento en el NMK, llevaron a los investigadores a sospechar que los restos podrían ser humanos. La identificación anatómica y taxonómica del fósil fue llevada a cabo por el Grupo de Antropología Dental del CENIEH en colaboración con Juan Luis Arsuaga y Elena Santos de la Complutense. Este análisis confirmó que los restos óseos pertenecían a un niño humano de 2,5 a 3 años de edad que fue apodado “Mtoto”, que significa “niño” en suajili.
Durante varios meses de minuciosa excavación en el Laboratorio de Conservación y Restauración del CENIEH, se realizaron nuevos y espectaculares descubrimientos. “Empezamos a destapar partes del cráneo y la cara, con la articulación intacta de la mandíbula y algunos dientes cuya raíz aún no se había formado”, explica la paleoantropóloga María Martinón-Torres, directora del CENIEH. La delicada excavación manual se completó con el análisis tridimensional (3D) de los restos óseos a partir de imágenes de tomografía computarizada, llevado a cabo por Elena Santos de la Universidad Complutense y la Cátedra de Otoacústica Evolutiva y Paleoantropología (HM Hospitales - Universidad de Alcalá).
Santos realizó la reconstrucción 3D de la posición de Mtoto en la cavidad y contribuyó a la interpretación y modelización de los procesos tafonómicos. Una de estas reconstrucciones, en colaboración con Jorge González, de la Universidad del sur de Florida (USF), ha merecido la portada del último número de la revista Nature en el que se publica el estudio. “Gracias a las tecnologías digitales aplicadas al estudio de los restos óseos, y realizando una limpieza virtual, se pudo observar que las 3 primeras vértebras se habían mantenido en conexión con el cráneo, así como que el húmero y la escápula izquierda se mantenían prácticamente en su posición original” comenta Elena Santos.
“La articulación de la columna vertebral y las costillas también se conservaba, e incluso se mantenía la curvatura de la caja torácica. Todo esto apuntaba a que se trataba de un enterramiento deliberado y que la descomposición del cuerpo había ocurrido en la misma cavidad en la que se habían hallado los huesos” dice María Martinón-Torres.
El análisis microscópico de los huesos y del suelo circundante confirmó que, tras ser depositado en la cavidad, el cuerpo había sido cubierto con tierra rápidamente, protegiéndolo así del deterioro y la desarticulación. El análisis conjunto de las reconstrucciones virtuales y la documentación gráfica del yacimiento permitió concluir que Mtoto se hallaba en posición flexionada, con las rodillas hacia el pecho, recostado sobre su lado derecho. La evidencia tafonómica apunta al uso de un sudario o mortaja o a un enterramiento en tierra densamente apretada.
Aún más importante, como señala Martinón-Torres, es que “la posición y rotación de la cabeza sugiere la utilización de un soporte perecedero, a modo de almohada, lo que indica que la comunidad pudo involucrarse en algún tipo de rito funerario".
Enterramientos en humanos modernos y neandertales
La datación por luminiscencia sitúa a Mtoto hace 78.000 años de antigüedad, por lo que representa el enterramiento humano más antiguo conocido en África hasta la fecha. Los enterramientos posteriores de la Edad de Piedra en África también incluyen a personas jóvenes, lo que sugiere un tratamiento especial de los cuerpos de los niños en este período de la prehistoria.
Los restos humanos fueron encontrados en niveles arqueológicos con herramientas líticas pertenecientes a la Edad de Piedra Media africana, un tipo de tecnología conocida como MSA y que se había potencialmente relacionado con varias especies de homininos. “La asociación entre el enterramiento de este niño y las herramientas de la Edad de Piedra Media ha jugado un papel crucial a la hora de demostrar que Homo sapiens fue, sin duda, el fabricante de esta industria”, señala Ndiema.
Aunque el descubrimiento de Panga ya Saidi representa la evidencia más antigua de un enterramiento intencional en África, las evidencias funerarias de neandertales y humanos modernos en Eurasia son más antiguas —se remontan a los 120.000 años— e incluyen adultos y una proporción importante de niños y jóvenes. El motivo de la falta de enterramientos con cronologías equivalentes en África sigue siendo un misterio y podría reflejar diferencias en las prácticas mortuorias entre continentes o la necesidad de un trabajo de campo más exhaustivo en algunas regiones del continente africano.
“El enterramiento de Panga ya Saidi muestra que la inhumación de los muertos es una práctica cultural compartida por Homo sapiens y neandertales”, señala Michael Petraglia, del MPI-SHH. "Este hallazgo plantea nuevos interrogantes sobre el origen y la evolución de la cultura de la muerte en dos especies humanas estrechamente relacionadas, y en qué grado nuestro comportamiento y nuestras emociones eran diferentes".
Referencia
Revista: Nature https://www.nature.com/articles/s41586-021-03457-8 DOI: 10.1038/s41586-021-03457-
Imágenes en alta resolución y vídeo: https://shh-cloud.gnz.mpg.de/index.php/s/ia8amAopC5N9n2o
La Unidad de Cultura Científica Complutense y de la Innovación del CENIEH ha producido un vídeo titulado “Mtoto the Sleeping Child”:
- https://www.youtube.com/watch?v=IhTxK4uDMrk (inglés)
- https://www.youtube.com/watch?v=8UQrR0tMups (español)
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