Valva de espejo con La coronación del amante
Anónimo. Realizado entre 1310-1320. Museo del Louvre, París. Marfil 11,3 cm
Uno de los regalos de bodas más comunes que se hacían en la baja Edad Media entre los miembros de la nobleza a las esposas eran los espejos de mano realizados en marfil, cuya finalidad era más decorativa que funcional pues eran piezas de alta calidad y de gran valor ya que requerían un trabajo del marfil delicado. La temática que representa del amor cortés solía reservarse para objetos personales o ámbitos privados, de ahí su categorización como objetos de lujo. Es por eso que no solo funcionaba como regalos de bodas, sino como regalos que ofrecía el amante a su amada y expresar su amor a partir del discurso iconográfico representado. Estas escenas encontraron su influencia en la figuración de manuscritos y en el trabajo de las esculturas, uniendo ambas disciplinas en este tipo de obras.
Los espejos surgieron por primera vez entre el siglo XIII y XIV, pues encuentran su centro de producción en París donde se llegaron a realizar abundantes espejos de gran calidad que fueron distribuidos por todo Europa. En relación a la representación de la temática del Amor Cortés, este encuentra tres variantes iconográficas: los sujetos galantes y corteses, los temas románticos y las alegorías poéticas. En este caso el conjunto está dividido por cuatro escenas en las que aparecen la pareja de amantes cada una representando una acción distinta, por lo que se trata de un ritual de cortejo conocido como La Coronación del amante.
En las dos escenas superiores se observa como el amante llega al encuentro de su amada y se acerca a ella para otorgarle un par de guantes acariciándola.
En la escena siguiente se produce la coronación del amante, cuando la dama coloca una corona -normalmente de laurel- sobre la corona del caballero a modo de victoria, lo que suponía la aceptación por parte de la amada del amor de este. En la mayoría de los casos, la pareja está acompañada por dos animales: un perro en los brazos del amante y un halcón en la mano enguantada de la amada. El perro como símbolo de lealtad y protección, en cambio el halcón tiene tres referencias distintas: representación de la nobleza de ambos; la mujer como ave que puede ser dominada por el hombre y el halcón como el deseo carnal.
En cuanto a los elementos vegetales, encontramos un único elementos que se distribuye por toda la superficie y divide las escenas enmarcándolas en la circunferencia. Podría tratarse de una vid pues vemos en ella las hojas características de su planta y las uvas sobre las que se posan los amantes. Es claramente el símbolo de la fertilidad pues, colocando a ambos, alrededor de las hojas como los comienzos de su unión hasta la coronación ubicada sobre la uva, alude al propio fruto del matrimonio que es la descendencia, la ramificación familiar como el crecimiento de las ramas de las viñas.
BIBLIOGRAFÍA
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SINGER, Irving (1984): La naturaleza del amor: Cortesano y romántico 2. México, Editorial Siglo XXI.
Página Web de ficha técnica de la obra, Museo del Louvre: https://collections.louvre.fr/en/ark:/53355/cl010204657