Amour Courtois
Exposición virtual comisariada por: Daniel Martín Romo, Ángela Moreno Rojo y Ángela Ortiz Alfonso
En palabras de Petrarca “l’amor che move il cielo e le altre stelle” su obra la Divina Comedia afirma que el amor es la cualidad más verdadera y pura del ser humano, que es capaz de causar en él al mismo tiempo el sentimiento de vida y muerte. El amor es el compañero del artista y del poeta y al que acuden para preguntarse por qué merecen tal sufrimiento provocado por este mismo, cuando la correspondencia se ausenta.
Es en instante cuando la naturaleza se convierte en el refugio del amado, alejado de la civilización. Toma los elementos vegetales que le rodean y los convierte en representaciones de lo que siente en su interior: la belleza como escape a su dolor. Una belleza que frente a la guerra interior -como defendería Petrarca- se hace presente en todo tipo de flores, arboles, aguas y hasta frutos.
No solo de forma negativa es en el caso de los artistas medievales (alrededor del siglo XIV-XV) cuya utilización hacía referencia a otras connotaciones: la fertilidad, la dama como una rosa, los frutos del matrimonio y rituales de seducción.
Las siguientes obras son algunos ejemplos que representan la idea patente que se tenía acerca del amor como un objeto de la naturaleza innato en el hombre y el empleo constante de jardines, alcobas y espacios sin fondo donde los elementos naturales se apoderan de la escena.
«Tomó mi mano con propósito amoroso
y dijo que me había dado su corazón;
me llevó a la frescura de las hojas
donde vi flores de todos los colores
y sentí tal gozo y dulzura
que al mismo Dios del Amor
creí ver allí»
Verso perteneciente a la Balada IX del poeta italiano Guido Cavalcanti (1258-1300)