5 OCT 2015 - 10:43 CET

El Instituto Nacional de Excelencia para la Salud y los Cuidados (National Institute for Health and Care Excellence, NICE), ha hecho públicos recientemente los Estándares de Calidad para los trastornos de personalidad: límite y antisocial.

Según el Director Ejecutivo del NICE: “existen numerosas dificultades asociadas al diagnóstico del trastorno límite de la personalidad y del trastorno antisocial. El tratamiento también puede variar, observándose una tendencia hacia la medicalización de estos trastornos, a pesar de que ningún fármaco ha demostrado su eficacia”.

Partiendo de estas ideas y fruto de la extensa revisión de estudios científicos e investigaciones, NICE propone los siguientes estándares:

-      Una evaluación clínica estructurada, debido a la gran complejidad y comorbilidad de estas patologías.

-      Las intervenciones de corte psicológico como tratamiento de elección para el trastorno límite de personalidad. También apuestan por una implicación activa de los pacientes en la elección de su propio tratamiento.

-      Los tratamientos psicológicos cognitivo-conductuales como tratamientos de elección para el trastorno antisocial de la personalidad. En este caso, también se incide sobra la importancia de adecuar y acordar la intensidad y la duración del tratamiento con los propios pacientes. Esta terapia trabaja sobre: el control de problemas como la impulsividad, las dificultades interpersonales, la conducta antisocial; y puede ayudar a reducir las conductas desafiantes. 

-      El tratamiento con antipsicóticos o hipnosedantes estará indicado a corto plazo ante la aparición de crisis o para el tratamiento de trastornos comórbidos (la duración de este tratamiento farmacológico no debe prolongarse más allá de una semana).

-      Construcción de un plan estructurado de transición a la vida independiente y/o del cambio de profesionales en el que ellos puedan ser agentes activos del proceso. Según la NICE, estos eventos suelen cursar con crisis autolesivas o intentos de suicidio, entre otra problemática. Por ello, apuestan por concretar un sistema de derivación de pacientes y servicios, así como por facilitar servicios estructurados de atención y apoyo.

-      La atención social debe acompañarse de programas de educación y empleo llevados a cabo por equipos multidisciplinares.

-      Sesiones de supervisión para los profesionales, de modo que puedan gestionar el estrés asociado al tratamiento de dichas patologías.