San Antonio Abad
Anthony the Abbot
Autora: Diana LUCÍA GÓMEZ-CHACÓN dianaluc@ucm.es
Palabras clave: san Antonio Abad; hagiografía; Orden de San Antonio Abad; antoniano; fuego de san Antón.
Fecha de realización de la entrada: 2015
Cómo citar esta entrada: LUCÍA GÓMEZ- CHACÓN, Diana (2015): "San Antonio Abad", Base de datos digital de iconografía medieval. Universidad Complutense de Madrid. En línea: https://www.ucm.es/bdiconografiamedieval/san-antonio-abad
© Texto bajo licencia Creative Commons "Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International" (CC BY-NC-ND 4.0)
Sano di Pietro (1405-1481), San Antonio abad atormentado por demonios, ca. 1435-1440. Colección James Jackson Jarves. Universidad de Yale (New Haven, Estados Unidos).
Abstract
St. Anthony Abbot is the patriarch of the cenobites of the Thebaid. He was born around 251 in Queman (Egypt). His life was written in Greek in 357 by St. Athanasius and translated to Latin by Evragius of Antioch. During his life as an anchorite, he was constantly tormented and tempted by demons, who offered him riches and pleasures. He always answered them by increasing and intensifying his penitence.
The popularity of St. Anthony Abbot is due, to a large extent, to his thaumaturgical nature. The Antonines, aware of the need to attract the faithful, in order to guarantee their hospitals maintenance and the support of their religious communities, travelled the streets preaching and exhibiting the saint’s relics, in an attempt of encouraging the pilgrimage to their sanctuaries. The Antonines congregation was finally confirmed as a religious order in 1228 by Honorius III.
Saint Anthony Abbot is represented as an old bearded man, dressed in a hooded habit. His most common attributes are a tau-shaped walking stick, a book, a rosary, a shearing knife, a brightly burning fire and a pig.
Estudio iconográfico
San Antonio Abad es patriarca de los cenobitas de la Tebaida. Su vida fue escrita en griego en el año 357 por san Atanasio y, posteriormente, traducida al latín por Evragio de Antioquía e irradiada por todo el Occidente medieval. En ella se fijan los caracteres más frecuentes de la literatura monástica.
Nació en una aldea de Egipto llamada Qeman hacia el año 251. Al morir sus padres, vendió todos sus bienes, donó el dinero a los pobres y se consagró a la vida eremítica. Durante su vida de anacoreta, fue atormentado y tentado por el demonio, quien le ofreció riquezas y placeres, a los que el santo respondió con un incremento de sus oraciones y penitencias. Al final de sus días visitó a san Pablo ermitaño, cuya existencia le fue revelada en sueños. Pasado un tiempo, san Antonio se enteró de la muerte de su compañero y, con la ayuda de dos leones, se encargó de darle sepultura.
San Antonio Abad falleció en el año 356, a los 105 años de edad. Fue inhumado por sus discípulos en un lugar secreto, siendo su cuerpo milagrosamente hallado doscientos años más tarde. Sus restos fueron desenterrados en el año 561, durante el gobierno del emperador Justiniano. El santo habría aparecido envuelto en una túnica de fibras de palma que le habría regalado san Pablo ermitaño. En el año 663, con motivo de la revuelta del pueblo egipcio contra el emperador Heraclio, los restos fueron trasladados a la iglesia San Juan Bautista de Constantinopla.
En el siglo X un caballero francés de nombre Jocelin, hijo del conde Guillaume, con motivo de su peregrinación a Tierra Santa, se ganó los favores del monarca de Constantinopla, quien le habría hecho entrega de las reliquias del santo. Ello explicaría la presencia de estas en una abadía del Delfinado, que tomó el nombre de Saint Antoine la Motte, en la que, con motivo de los sucesivos brotes de peste, se edificó un hospital y un hospicio para la atención de afectados y mendigos.
Hay que atribuir la popularidad de san Antonio, en gran medida, a su condición de santo taumaturgo. Los antoninos, conscientes de la necesidad de captar fieles para garantizar tanto el correcto mantenimiento del hospital como el sustento de la comunidad de religiosos, recorrieron los caminos predicando y exhibiendo las reliquias del santo, propiciando así las peregrinaciones al santuario. Recurrieron también a la crianza de cerdos, los cuales gozaron del privilegio de libre pastoreo. La congregación fue confirmada como orden hospitalaria en 1228 por Honorio III. Fue así como san Antonio Abad se ganó la fama de curandero del conocido como fuego de san Antón (herpes zoster) y se convirtió, por extensión, en el santo protector de los animales domésticos.
San Antonio Abad es representado como un anciano con barba que viste un sayal con capucha. Sus atributos más habituales son el bastón en forma de tau o cruz potenzada, pudiendo aparecer esta en ocasiones bordada en el hábito del santo; el libro, el rosario, la esquila, las llamas del fuego de san Antón y el cerdo.
Fueron numerosos los gremios y cofradías que encargaron a lo largo de la Edad Media y, fundamentalmente, a partir del siglo XIII, retablos dedicados al san Antonio Abad, al que veneraban como patrón. En ellos se representaron escenas de la vida del santo, entre las cuales gozaron de mayor popularidad el episodio en el que el santo es apaleado por los demonios y la lucha del anacoreta contra el acoso de la carne. Estos pasajes fueron recogidos y difundidos en época bajomedieval por la Leyenda dorada, así como en la leyenda de Patras y la traducción latina de la vida de san Antonio del dominico Alfonso Buenhombre (1341). Por medio de la contemplación de estas imágenes por parte de la feligresía, se pretendía acentuar la piedad hacia el santo, además de fortalecer el espíritu a través de la victoria sobre el demonio.
A fines de la Edad Media, el culto a san Antonio Abad experimentó una importante revitalización con el surgimiento y desarrollo de las nuevas corrientes espirituales, las cuales se encargaron de exaltar la vida eremítica como ideal de vida monástico, al llevar al extremo el rechazo a los bienes materiales y, en general, a todas las formas de vida mundanal.
Selección de obras
- San Antonio Abad y san Pablo ermitaño. Cruz de Ruthwell (cara norte), siglo VIII. Iglesia de Ruthwell (Dumfriesshire, Escocia).
- San Antonio Abad y san Pablo ermitaño. Cruz de Mureidach (cara sur), siglo X. Monasterboice (Louth, Irlanda).
- San Antonio Abad dando sepultura a san Pablo ermitaño. Ms. W. 521, fol. 28r, principios del siglo XI. Walters Art Museum, Baltimore (Estados Unidos).
- San Antonio Abad y san Pablo ermitaño. Capitel de la Abadía de Vezélay, ca. 1125 (Borgoña, Francia).
- Maestro de Rubió (activo en Cataluña, hacia el tercer cuarto del siglo XIV), Retablo de san Antonio Abad, ca. 1360-1375, MNAC.
- Pasqual Ortoneda (1421-1460), San Antonio Abad enterrando a san Pablo ermitaño, 1437-1438. Museo Nacional de Arte de Cataluña (Barcelona, España).
- Maestro dell’Osservanza, San Pablo ermitaño abrazando a san Antonio Abad, ca. 1435-1440. National Gallery of Art (Washington, Estados Unidos).
- Sano di Pietro (1405-1481), San Antonio abad atormentados por demonios, ca. 1435-1440. Colección James Jackson Jarves. Universidad de Yale (New Haven, Estados Unidos).
- Martin Schongauer (ca. 1450-1491), Tentación de san Antonio abad, ca. 1470. Biblioteca Nacional de Francia (París, Francia).
- Hieronymus Bosch (1450/60-1516), Tríptico de la tentación de san Antonio abad, ca.1500. Museu Nacional de Arte Antiga (Lisboa, Portugal).
Bibliografía básica
CARMONA MUELA, Juan (2003): Iconografía de los santos. Istmo, Madrid.
CHASTEL, André (1936): “La tentation de Saint Antoine ou le songe du melancolique”, Gazette des Beaux Arts, nº 15, pp. 218-229.
COCKERELL, Sydney C. (1933): “Two Pictoral Lives of St. Anthony the Great”, Burlington Magazine, nº 62, pp. 58-67.
FERRARY, Guy (1956): “Sources for the Early Iconography of St. Anthony”, Studia Anselmiana, vol. XXXVIII, pp. 248-253.
FOSCATI, Alessandra (2013): “Tre corpi del santo: le leggende di traslazione delle spoglie di sant’Antonio abate in Occidente”, Hagiographica, vol. 20, pp. 143-182.
MARTÍN ANSÓN, María Luisa (2010): “El fuego de San Marcial y el fuego de San Antón en el contexto del arte medieval”, Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, nº 22, pp. 9-26.
MASSING, Jean Michel (1984): “Schongauer’s Tribulations of St. Anthony. Its Iconography and Influence on German Art”, Print Quaterly, vol. I, nº 4, pp. 221-236.
MATEO GÓMEZ, Isabel (1985): “Precisión iconográfica sobre las tentaciones de San Antonio, de Patinir y Metsys”, Boletín del Museo del Prado, vol. VI, nº 17, pp. 78-82.
MOLTENI, Ferdinando (1992): “Il culto di sant’Antonio Abate e gli Antoniani di Vienne a Savona”, Sabazia, vol. 13, pp. 14-17.
NOORDELOOS, Pieter (1942): “La translation de saint Antoine en Dauphiné”, Analecta Bollandiana, vol. LX, pp. 68-81.
NUET BLANCH, Marta (1996): “San Antonio tentado por la lujuria. Dos formas de representación en la pintura de los siglos XIV y XV”, Locus Amoenus, nº 2, pp. 111-124.
OLLAQUINDIA AGUIRRE, Ricardo (2000): “La Orden Militar de San Antón”, Cuadernos de etnología y etnografía de Navarra, nº 75, pp. 147-158.
PONS, Nicoletta (1994): “Note artistiche sulla confraternita di Sant’Antonio Abate”, Paragone, vol. 45, nos 44-46, pp. 29-34.
RÉAU, Louis (1997): Iconografía del arte cristiano. Iconografía de los santos. De la A a la F. Ediciones del Serbal, Barcelona.
ROSE, Graham (1933): “A Picture-book of the Life of St. Anthony Abbot, executed for the Monastery of Saint-Antoine de Viennois in 1426”, Archaeologia or miscellaneous tracts relating to antiquity, vol. 83, pp. 1-26.
SIERRA PAYSAN, César (1999): “Monasterio de San Antón, Castrojeriz (Burgos)”, Restauración & Rehabilitación, nº 32, pp. 16-17.