Flor de lis

Fleur-de-lis

Autor: Diana OLIVARES MARTÍNEZ diana.olivares@pdi.ucm.es

Palabras clave: heráldica, Francia, Virgen María, lis, lirio, azucena.

Keywords: heraldry, France, Virgin Mary, lys, lily,white lily.

Fecha de realización de la entrada: 2018

Cómo citar esta entrada: OLIVARES MARTÍNEZ, Diana (2018): "Flor de lis", Base de datos digital de Iconografía Medieval. Universidad Complutense de Madrid. En línea: www.ucm.es/bdiconografiamedieval/flordelis

© Texto bajo licencia Creative Commons "Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International" (CC BY-NC-ND 4.0)


Escudo de armas de Alonso de Burgos. Colegio de San Gregorio de Valladolid, 1487-1499. 

Fotografía de Diana Olivares Martínez.


Abstract

 

The Fleur-de-Lis is a stylized vegetal symbol, based on the flower of the white lily (Lilium candidum), which was used as an ornamental motif or an emblem by several societies. Since Antiquity, it appears as a schematic flower of three petals linked to the idea of fertility, virginity and power. During the Middle Ages, the fleur-the-lys acquired firstly a Christological meaning, related to the mentions in the Song of Sons, although afterwards the meaning changed towards the virginity of Mary. In addition, the fleur-the-lys was adopted officially as the royal symbol of France during the 12th Century.


Estudio iconográfico

 

La flor de lis es un motivo vegetal estilizado, basado en la flor del lirio o de la azucena (Lilium candidum), que fue utilizado como tema ornamental o atributo emblemático en diversas sociedades. Suele aparecer simplificada como una flor esquemática de tres pétalos que es posible encontrar tanto en bajorrelieves egipcios como en cerámicas micénicas o telas sasánidas, con una significación simbólica variable que abarca desde la fertilidad a la virginidad o el poder. En la Antigüedad clásica, la belleza de esta flor se asoció con Hera-Juno y Afrodita-Venus, unas vertientes que se unieron en la flor de lis medieval, que acogió tanto el carácter virginal, como el de fecunda y soberana.

Durante la Alta Edad Media, la flor de lis adquirió tintes cristológicos a partir de un versículo del Cantar de los Cantares: “Yo soy narciso de Sarón, un lirio de los valles” (Cant. 2,1). Este pasaje, vinculado a otro del libro de Isaías (Is, 11) en el que se dice que del árbol de Jesé nacería un retoño o una flor, que sería Jesucristo, derivó en representaciones en las que Cristo se rodeaba de azucenas o flores de lis, influyendo en la presencia de este motivo en las coronas regias y la propia iconografía imperial. Dicha asociación de la flor de lis con Jesucristo motivó la aparición de instrumentos regios, como cetros o coronas, rematados con lises en la monarquía hispánica medieval, sin que ello implicase una imitación del reino franco, puesto que estaban bebiendo de las mismas fuentes. A modo de ejemplo, puede señalarse el cetro portado por Alfonso III en el Liber Testamentorum

Sin embargo, el contenido cristológico inicial se desplazó hacia la simbología mariana, relacionada con el culto a la Virgen desarrollado a partir del siglo XII. Desde entonces, la azucena se presentaba como símbolo de pureza y virginidad, y la flor de lis comenzó a aparecer en sellos capitulares y monedas acuñadas por obispos cuya catedral estaba dedicada a Santa María. Es el caso del sello del cabildo de Notre Dame de París de 1146, en el que aparece la Virgen sosteniendo una azucena en su mano derecha. La forma de la azucena era variable, a veces son simples flores, otras azucenas más naturalistas y, en ocasiones, flores de lis heráldicas, en cuyo caso aparecía sobre un cetro, corona o decorando la superficie de un manto. A partir del siglo XIII, la flor de lis se convirtió en el principal atributo de la Virgen y casi en un elemento obligado en cualquier representación de la Anunciación, como un símbolo de que María permaneció Virgen tras la encarnación de su hijo.

La utilización de la flor de lis como emblema heráldico primordial de los reyes de Francia posiblemente se sitúa, según Pastoureau, en la influencia de Suger y San Bernardo sobre los reyes capetos, que se esforzaron por situar el reino de Francia bajo la protección de la Virgen, a la que profesaban una especial devoción. Así, durante el siglo XII, tanto Luis VI como Luis VII introdujeron progresivamente la flor de lis en el repertorio de insignias y atributos de la monarquía francesa, hasta que Felipe Augusto lo utilizó en unas primitivas armas reales, aún en gestación, que fueron retomadas por sus sucesores. En aquel momento incluso la utilizó Roger II de Sicilia en su indumentaria, dadas las buenas relaciones mantenidas con Francia.

Con esta elección, la monarquía francesa legitimaba su poder y prestigio dinástico, presentándose como intercesora entre el cielo y la tierra. Una de las primeras representaciones de este período es una vidriera de la catedral de Chartres (1215-1216), en la que aparece el escudo de armas capeto, azul sembrado de flores de lis de oro. A partir del siglo XIII, toda la propaganda real francesa se construyó en torno a las flores de lis, poniendo de relieve la dimensión religiosa de la función real mediante este emblema mariano, que demostraba el origen celestial de la misión de la monarquía francesa y su carácter sagrado. El escudo de armas de la monarquía francesa pasó de ser un sembrado de flores de lis, a modo de cielo estrellado, a tres grandes flores de lis, forma asumida hacia 1375 por Carlos V de Francia en alusión a la Trinidad.

No obstante, la flor de lis también constituyó una figura heráldica extendida por toda Europa occidental, al igual que lo eran otras como el león, el águila o la banda. Según Pastoureau, aparecía sobre todo en los escudos de armas de la pequeña y mediana nobleza, desde Flandes a Baviera o la Toscana, tratándose, en todo caso, de un motivo gráfico utilizado como emblema individual o familiar. Igualmente, este símbolo fue adoptado como emblema por la ciudad de Florencia, por ello aparece en la Madonna Medici de Van der Weyden, encargada por un florentino, junto a los lirios como símbolo de la virginidad de María.

Por todo ello, la flor de lis es un símbolo cuya presencia fue constante, tanto en objetos suntuarios, como en la pintura, arquitectura y escultura monumental a lo largo de la Edad Media, extendiéndose, de hecho, durante la Edad Moderna sobre todo en su vertiente heráldica.


Selección de obras 

 

  1. Alfonso III y la reina Jimena. Liber Testamentorum (f.18v), catedral de Oviedo, 1102-1130.
  2. Sello de Luis VII de Francia, Archives Nationales de France, Paris, 1141.
  3. Mosaico de Cristo coronando al rey Roger II de Sicilia. Iglesia de Santa María dell’Ammiriaglio (La Martorana), Palermo, mediados del siglo XII.
  4. Escudo de armas capeto. Vidriera de la catedral de Chartres (Francia), 1215-1216.
  5. Encuadernación del Apocalipsis de la Sainte Chapelle, BnF, Ms. Latin 8851, 1379.
  6. Armas reales de Francia. Biblia Ludovici XI regis Franciae, BnF, Ms. Latin 25, fol. 2r., 1401-1500.
  7. Madonna Medici, Roger Van der Weyden, Städel Museum Frankfurt, 1450.
  8. Felipe el Bueno, en Moralités et opuscules ascétiques, BnF, Ms. Français 12441, fol. 44r.
  9. Escudo de armas de Alonso de Burgos. Colegio de San Gregorio de Valladolid, 1487-1499.

 


Bibliografía básica

 

BEDOS REZAK, Brigitte (1986), “Suger and the Symbolism of Royal Power: The Seal of Louis VII”, en P. L. GERSON (ed.), Abbot Suger and Saint-Denis, New York, Metropolitan Museum of Art, pp. 95-103.

CAROLUS-BARRÉ, Louis (1957), “Le lis, emblème pré-héraldique de l’autorité royale sous les carolingiens”, Bulletin de la Société Nationale des Antiquaires de France, pp. 134-135.

CHATILLON, François (1955), “Lilia Crescunt. Remarques sur la substitution de la fleur de lis aux croissants et sur quelques questions connexes”, Revue du Moyen Âge Latin, 11, pp. 87-200.

DELGADO VALERO, Clara (1993), “La corona como insignia de poder durante la Edad Media”, Anales de Historia del Arte, 4, pp. 747-763.

HABLOT, Laurent:

(2004), “Ordres et devises des ducs de Bourgogne”, L’art à la cour de Bourgogne : le mécénat de Philippe le Hardi et de Jean sans Peur (1364-19) : le temps des princes des fleurs de lis, Paris, Réunion des Musées Nationaux, pp. 81-83.

(2007), “Sous les fleurs de lis, l’utilisation des armoiries royales comme outil de gouvernement de Philippe Auguste aux derniers capetiens directs”, Convaincre et persuader. Communication et propagande aux XIIe et XIIIe siècles, pp. 625-650.

HAYES, Dawn Marie (2013), “French connections: the significance of the fleur-de-lis in the mosaic of King Roger II of Sicily in the Church of Santa Maria dell’Ammiraglio, Palermo”, Viator, 44, pp. 119-149.

JOHNSON, James (1961), “The Tree of Jesse Window at Chartres: Laudes Regiae”, Speculum, 36, pp. 1-22.

KOCH, Robert A. (1982), “The Origin of the Fleur-de-Lis and the Lilium candidum in Art”, Approaches to Nature in the Middle Ages, New York, Medieval & Renaissance texts & studies, pp. 109-130.

LABORDE, Comte de (1852), “Les fleurs-de-lis héraldiques et les fleurs-de-lis naturelles”, Revue Archéologique, 9-1, pp. 355-365.

PASTOUREAU, Michel:

(1978), “La fleur de lis emblème royal, symbole marial ou thème graphique?”, La monnaie. Miroir des rois, Paris, Musée monétairepp. 251-270.

(1997), “Une fleur pour le roi. Jalons pour une histoire de la fleur de lis au Moyen Age”, Flore et jardins. Usages, savoirs et représentations du monde végétal au Moyen Age, pp. 113- 130.