Espinario

Thorn-Puller

Autor: Francisco de Asís GARCÍA GARCÍA; fagarcia@ucm.es

Palabras clave: Príapo; Marcolfo; lujuria; calendario; marzo

Keywords: Priapus; Marcolfus; lust; calendar; March

Fecha de realización de la entrada: 2016

Cómo citar esta entrada: GARCÍA GARCÍA, Francisco de Asís (2016): "Espinario", Base de datos digital de Iconografía Medieval. Universidad Complutense de Madrid. En línea: https://www.ucm.es/bdiconografiamedieval/espinario

© Texto bajo licencia Creative Commons "Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International" (CC BY-NC-ND 4.0)


Peana de estatua-columna en la portada occidental de la fachada septentrional del crucero de la catedral de Chartres (Francia), c. 1210-1220 [Foto: Fco. de Asís García García]


Abstract

 

The Medieval reception of the classical Thron-Puller was particularly determined by the placement of its famous statue in front of the Lateran palace. His partial nudity influenced the sexual connotation of this figure during the Middle Ages, sometimes depicted as an exhibitionist and in licentious contexts. He also incarnated the month of March in Italian cycles of the calendar, as well as the idolatrous cult —among other negative meanings.


Estudio iconográfico

 

El Espinario (Musei Capitolini, inv. MC1186), una de las creaciones escultóricas más célebres de la Antigüedad, representa a un joven sedente desnudo que extrae una espina clavada en la planta su pie izquierdo, apoyándolo sobre la rodilla contraria. Pese a la precisión de su acción, no se ha llegado a un pleno consenso en torno a la identidad de la figura helenística, de la que se conocen copias y variantes antiguas como la que incluye a Pan extrayendo la espina del pie de un sátiro. La trascendencia de dicha estatua en los siglos medievales se explica a partir de su instalación frente al palacio de Letrán –donde se exhibían otras afamadas esculturas de la Antigüedad como el retrato ecuestre de Marco Aurelio–, referida por visitantes de la urbe como Benjamín de Tudela (1165-1167) o el Maestro Gregorio (c. 1200), quienes la identificaron respectivamente con Absalón y Príapo. Son la propia relevancia de la estatua antigua en su accesible emplazamiento y su impacto –transmitido por los cauces del viaje, la oralidad o descripciones como las citadas– los fundamentos de su descendencia en los siglos medievales. La desnudez es un rasgo común a algunas de sus figuraciones, pero son mayoritarias las versiones en las que aparece vestido, del mismo modo que la edad del personaje no respeta necesariamente a la juventud del modelo antiguo. Menos alteraciones experimenta la característica postura de la escultura helenística, que llega incluso a prevalecer como signo distintivo frente a la acción definitoria de la extracción de la espina –para la cual puede auxiliarse de instrumentos–, si bien se han reconocido variantes iconográficas con disposición erguida o poses más libres. Se ha especulado con la existencia de obras que, al margen del bronce capitolino, pudieran haber actuado de intermediarias y contribuyeran a explicar la variedad con la cual se versionó al espinario en la Edad Media; diversidad que incluye alguna figuración femenina del mismo y la ocasional adopción de rasgos simiescos.

Las mirabilia del Maestro Gregorio inciden en un aspecto determinante en la fortuna medieval del tema: la exhibición de los destacados órganos sexuales de la figura – propiciada al verse elevada sobre una columna en su emplazamiento romano, lo cual enfatizaría la percepción de dicho detalle anatómico–, inevitablemente asociada en sus variaciones medievales a la idea de lujuria. La hipertrofia genital caracteriza una proporción altamente significativa de las interpretaciones del espinario clásico, sin anular ni mucho menos la existencia de versiones “púdicas” del mismo. En el sentido procaz apuntado abundan los contextos licenciosos en los que suele comparecer algunos espinarios en el románico, entre acróbatas, bebedores, simios y otros exhibicionistas con tono burlesco apropiado para una censura moral –aunque también se ha postulado un cometido meramente humorístico o satírico para su presencia ajeno a la reprobación del vicio–. Este sesgo obsceno del personaje se acomoda con frecuencia a su condición de rústico, subrayada por el manto y la capucha que viste en ocasiones, acercándose a los valores del Príapo clásico. La actitud deshonesta bajo la cual se interpretó la figura está en la base de la adopción de la iconografía del espinario por Marcolfo, un enano rústico que exhibió su trasero y genitales en su paródica disputa con Salomón según textos en latín y en lenguas vernáculas de los siglos XII-XIII, época en la que el espinario medieval alcanza su mayor número de representaciones artísticas. Con independencia de una posible fidelidad a dicha tradición textual, la asimilación al exhibicionista ridiculizaba aún más al interlocutor del monarca.

En torno al carácter lúbrico del espinario se conformó otra asociación relevante dentro de la trayectoria medieval del tema, especialmente patente en el contexto italiano. Se trata de su vinculación a la imagen de marzo en algunos calendarios, mes en el que se situaba el despertar del celo animal como bien recoge san Isidoro en sus Etimologías; unas virtudes afrodisíacas de las que se hacen eco, entre otros, Beda, Rabano Mauro, Vicente de Beauvais o Guillermo Durando. Asimismo, ligada al mes de marzo, su figura podría evocar las prohibiciones cuaresmales de la estación primaveral y el rechazo y expulsión del pecado en dicho período penitencial ilustrado mediante la extracción de la espina; un elemento que, inserto en la carne, era asimilado al pecado en la literatura bíblica y su exégesis. En ámbito hispano no se conocen representaciones de marzo como espinario, si bien la tradición figurativa de este último pudo determinar la imagen de febrero como campesino exhibicionista.

El pecado, en particular el de la carne, no fue el único aspecto negativo personificado por el espinario, capaz de encarnar la enfermedad física y la idolatría. Este último sentido es, tras el de la lujuria, el más difundido en el arte medieval, y parece haber tenido especial fortuna en el ámbito germánico. El carácter de ídolo se veía subrayado por la desnudez y alzamiento sobre una columna, conforme a dos de los tópicos visuales de la idolatría más extendidos. Es más, la exégesis antijudía desarrolló la noción de una figura fálica asimilada a Príapo adorada en el Templo. Conforme a un tono polémico similar, otros autores han reconocido en las evocaciones del espinario un símbolo de los herejes y adversarios de Cristo y la Iglesia.

Sobre estas valoraciones de la figura del espinario se abrirá paso la consideración anticuaria y erudita que ya en el Renacimiento hará de la estatua una de las creaciones antiguas más citadas y copiadas en la Edad Moderna, estimada por su naturalidad y modelado. Un cambio de apreciación señalado por las réplicas directas que generó especialmente desde su traslado al Capitolio por Sixto IV en 1471.

La difusión de la iconografía del espinario en la Edad Media occidental alcanzó una especial concentración en tierras francas y en regiones meridionales como las penínsulas ibérica e itálica, si bien se han catalogado varios ejemplares en ámbito germánico, las islas británicas y Escandinavia. La mayoría de tales figuraciones fueron creaciones escultóricas –prolifera en canecillos y capiteles– y, en menor medida, pictóricas. Su emplazamiento se concentra preferentemente en espacios secundarios, o en detalles periféricos de las composiciones en las que se incluye, adquiriendo mayor relevancia en casos como el del marzo-espinario integrante del mensario. Asimismo, es reseñable su aparición en algunas pilas bautismales en relación con la extirpación del pecado, incluyendo su figuración a modo de exorcismo. En Bizancio el tema se reprodujo en la eboraria y en la pintura mural y de iconos. El arte bizantino ofrece varios testimonios de la modalidad protagonizada por Pan y el sátiro, apenas seguida en Occidente. Asimismo, en el ámbito oriental y su proyección es destacable en términos cuantitativos la aparición del espinario en la iconografía de la entrada de Cristo en Jerusalén, ligada a la presencia infantil que acompaña a esa escena. La noción de pecado expulsado del cuerpo, su remisión y redención, y la alusión a la idolatría son los sentidos reconocidos en estas composiciones.


Selección de obras

  1. Espinario, siglo I a.C. Roma, Musei Capitolini, inv. MC1186.
  2. Relieve procedente de San Miguel de Villatuerta (Navarra), último tercio del siglo X. Pamplona, Museo de Navarra, inv. M.N. 148 G.
  3. Placa de marfil con la entrada de Cristo en Jerusalén, Constantinopla, finales del siglo X. Berlín, Skulpturensammlung und Museum für Byzantinische Kunst, inv. 1590.
  4. Leccionario, San Pedro de Salzburgo (Austria), c. 1050. Nueva York, The Pierpont Morgan Library, Ms. G. 44, fol. 2r. Presentación de la Virgen.
  5. Biblia de Saint-Aubin d’Angers (Francia), c. 1100. Angers, Bibliothèque municipale, Ms. 4, fol. 207r. Tablas de cánones.
  6. Espinaria. Modillón de la iglesia de Saint-Hilaire de Foussais-Payré (Francia), c. 1115-1130.
  7. Tímpano central de la portada occidental de Sainte-Marie-Madeleine de Vézelay (Francia), segundo cuarto del siglo XII.
  8. Dovela de la cuarta arquivolta de la portada occidental de San Salvador de Leire (Navarra, España), segundo cuarto del siglo XII.
  9. Espinario oprimido por un báculo. Sepulcro de bronce del arzobispo Friedrich von Wettin, 1152, catedral de Magdeburgo (Alemania).
  10. Marzo como espinario. Mosaico pavimental de la catedral de Otranto (Italia), tercer cuarto del siglo XII.
  11. Modillón del muro meridional de la basílica de San Prudencio de Armentia (Álava, España), último tercio del siglo XII.
  12. Pila baustismal de Hogrän (Gotland, Suecia), finales del siglo XII.
  13. Marcolfo. Portada meridional de la catedral de Orense (España), c. 1200.
  14. Marcolfo. Peana de la estatua-columna de Salomón en la portada occidental de la fachada septentrional del crucero de la catedral de Chartres (Francia), c. 1210-1220.
  15. Relieve del exterior del pórtico occidental de la catedral de Viena (Austria), c. 1230-1240.
  16. Capitel de las jambas meridionales de la portada occidental de Santa María del Azogue de Betanzos (La Coruña, España), mediados del siglo XIV.
  17. Niño Jesús según la pose del espinario. Barnaba da Modena, Virgen de la leche, c. 1370. París, Musée du Louvre, inv. R.F. 1968-4.
  18. Entrada en Jerusalén. Pinturas murales de la Peribleptos de Mistra (Grecia), finales del siglo XIV.
  19. Variantes sobre la imagen del espinario. Pere Sanglada y taller, relieves de los brazales de la sillería de coro de la catedral de Barcelona (España), 1394-1399.
  20. Filippo Brunelleschi, Sacrificio de Isaac, 1401-1402. Florencia, Museo Nazionale del Bargello.
  21. Jan Gossaert, Estudio del Espinario y otras esculturas, 1509. Leiden, Universiteitsbibliotheek, Prentenkabinet, PK-T-AW 1041.

 


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