Arbre Ordo: árboles genealógicos de las órdenes monásticas y religiosas
Family tree of religious orders
Autora: Diana LUCÍA GÓMEZ-CHACÓN dianalucia@ucm.es
Palabras clave: arbre-ordo; árbol genealógico; reformatio; observancia.
Fecha de realización de la entrada: 2016
Cómo citar esta entrada: LUCÍA GÓMEZ-CHACÓN, Diana (2016): "Arbre Ordo: árboles genealógicos de las órdenes monásticas y religiosas", Base de datos digital de Iconografía Medieval. Universidad Complutense de Madrid. En línea: https://www.ucm.es/bdiconografiamedieval/arbre-ordo
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Árbol dominicano. Juan de Torquemada, Meditationes, nº 28. Edición princeps de U. Han, Roma, 1467.
Abstract
Since the second third of the 15th century, some of the main monastic and religious orders started designing their own genealogical trees or arbre-ordo, in imitation of the great noble lineages. The founder of each order constituted the root of these trees from whose ramifications hanged the most illustrious members of the different religious families, as outstanding fruits. The Tree of Jesse is, without doubt, a clear iconographic precedent of these complex compositions.
Many of these genealogical trees were also conceived within reformist environments. Such was the case of the Order of St. Benedict, whose only medieval tree preserved decorates the Ms XIX B1 of the Musée Condé de Chantilly. With regard to the Carthusian Order, the oldest surviving arbre-ordo dates back to 1510. Indeed, up to the end of the 15th century, there were no texts within the order that glorified its founder.
As for the two great mendicant orders, the Order of Friars Minor and the Order of Friars Preachers, while the former elaborated, from the beginning, hagiographic texts whose main objective seems to have been the glorification of their founder, the latter would have focused its effort, since the 13th century, in the elaboration of a hagiographic corpus through which it intended to offer a collective image of the order.
Estudio iconográfico
A partir de los años 30 del siglo XV, algunas de las principales órdenes monásticas y religiosas comenzaron a diseñar sus propios árboles genealógicos u arbre-ordo, a imitación de los grandes linajes nobiliarios. El fundador de cada una de ellas constituye la raíz de estos árboles de cuyas ramificaciones penden los miembros más ilustres de las distintas familias religiosas, a modo de destacados frutos. El Árbol de Jesé constituye, sin lugar a dudas, un claro precedente iconográfico para estas complejas composiciones.
Muchos de estos árboles genealógicos fueron, además, concebidos dentro de ambientes reformistas. Tal es el caso de la Orden de San Benito, cuyo único árbol medieval conservado decora el Ms XIX B1 del Musée Condé de Chantilly. Se trata de una obra de Jean de Stavelot, un monje benedictino del monasterio de San Lorenzo de Lieja (Bélgica). Sabemos que este religioso participó de manera activa en la reformatio de su comunidad, promovida por el abad Henri Ade (1404-1434) y continuada por su sucesor, Henri de Chereaux (1434-1461). Esta imagen altera, a su vez, la historia de la Orden de San Benito, al convertir a los monjes benedictinos en directos descendientes de grandes anacoretas como san Juan Bautista, san Pablo ermitaño y san Antonio Abad.
En el caso de la Orden de la Cartuja, la cual, al contrario que el resto de órdenes, no recurrió en sus textos fundacionales a metáforas bíblicas que subrayasen su fertilidad espiritual, las imágenes de su arbre-ordo más antiguas conservadas se remontan a 1510. De hecho, hasta finales del siglo XV no surgen, en el seno de la orden, textos en los que se glorifique la figura de su fundador, cuyo culto y reliquias no habrían recibido, hasta entonces, la debida atención.
El primer arbre-ordo cartujo sería, por lo tanto, el reproducido en la edición princeps de los Statuta de la cartuja de Val-Sainte-Marguerite (Bâle, 1510). Esta imagen sería reutilizaba años más tarde, hacia 1515-1516, en la primera página de la reelaboración que François Dupuy, prior general de la orden y principal promotor de la beatificación de Bruno, hizo de la Vita Beati Brunonis, primi institutoris ordinis cartusiensis.
En lo que respecta a las dos grandes órdenes mendicantes, franciscanos y dominicos, mientras que los primeros elaboraron desde un principio textos hagiográficos cuyo principal objetivo parece haber sido la glorificación de su célebre fundador, los Predicadores habrían centrado sus esfuerzos, desde el siglo XIII, en la elaboración de un corpus hagiográfico a través del cual se pretendía ofrecer una imagen colectiva de la orden, como ocurre en el Libellus (1233-1234) de Jordán de Sajonia y en las Vitae fratrum (ca. 1260) de Gerardo de Frachet.
El primer árbol dominicano vertical conservado es el incluido en la edición princeps de las Meditationes (1467) de fray Juan de Torquemada, imagen que, al igual que el resto de ilustraciones recogidas en la mencionada obra, habrían decorado los desaparecidos frescos del claustro de Santa María sopra Minerva (Roma), convento del que fue prior el cardenal castellano. Como ha señalado Dominique Donadieu-Rigaut, esta imagen no resulta en absoluto ajena a la voluntad de los observantes de recuperar el carisma dominicano original. De hecho, es fácilmente relacionable con las palabras de Raimundo de Capua, maestro general de la obediencia a Roma entre 1380 y 1399, quien afirmaba que, al visitar las distintas provincias dominicanas, había podido comprobar como muchos de sus hermanos de religión parecían haberse separado “del tronco primitivo de la Orden”. Una imagen anterior, pero con un desarrollo horizontal, decora la parte inferior del fresco de la Crucifixión, obra de Fra Angelico, de la sala capitular del convento dominico de San Marcos de Florencia (1442).
Por otro lado, durante la segunda mitad del siglo XV, la Legenda Maior de Buenaventura, promueve la creación de la imagen de la Orden de Frailes Menores como un árbol con un único fruto ‒san Francisco de Asís‒ imagen basada en una revelación que habría tenido el propio Poverello. Sin embargo, esta metáfora vegetal acabaría ramificándose y convirtiéndose en una auténtica imagen profética de la orden franciscana a consecuencia de la visión de fray Jacques de Massa, recogida en las Fioretti o Florecillas de san Francisco.
Selección de obras
- El sueño de Jacques de Massa, 1427. Ms. Gaddi 112. Florencia, Biblioteca Laurenciana, fol. 103.
- Jean de Stavelot, Árbol benedictino, Ms. XIX B1, 1432. Musée Condé, Chantilly, fol. 125v.
- Fra Angelico, Árbol dominicano horizontal. Detalle de la Crufifixión, sala capitular del convento de San Marcos de Florencia, 1442.
- Árbol dominicano. Juan de Torquemada, Meditationes, nº 28. Edición princeps de U. Han, Roma, 1467.
- Árbol dominicano, 1473. Museo Albertina, Viena.
- Arbol franciscano. Tapiz flamenco anterior a 1479. Museo de la Basílica de Asís.
- Árbol franciscano. Gradual, Cod. Lat. 23042 (entre 1434 y 1497). Munich, Bayerische Saatsbibliothek, fol. 4.
- Anónimo flamenco, Árbol franciscano, finales del siglo XV. Museo de Bellas Artes de Tournai.
- Hans Holbein el Viejo, Retablo Mayor del antiguo convento dominicano de Frankfurt (Alemania), 1501.
- Urs Graf, Árbol cartujo, 1510. Statuta, ed. princeps por Jean Amerbach, Bâle, 1510, fol. 27v.
Bibliografía básica
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