Retablo de los Siete Sacramentos
Museo de Bellas Artes de Valencia
INFORMACIÓN BÁSICA
Retablo de los Siete Sacramentos o de Fray Bonifacio Ferrer
Gherardo Starnina
Museo de Bellas Artes de Valencia
Procedente de la Cartuja de Porta Coeli
ca. 1398-1400
Temple sobre tabla, 284 x 191 cm
El retablo, conservado actualmente en el Museo de Bellas Artes de Valencia, fue realizado por Gherardo Starnina entre 1398-1400 para la Cartuja de Porta Coeli, siguiendo el encargo de Fray Bonifacio Ferrer (hermano de San Vicente). La función principal de su tabla central era la de presentar el tema litúrgico de los siete sacramentos (bautismo, confirmación, sagradas órdenes, eucaristía, penitencia, matrimonio y extremaunción) en relación con la Pasión de Cristo, como ya habían planteado otros programas iconográficos europeos. Este ciclo sacramental tiene su origen hacia del siglo XI, pero no fue hasta el siglo XIII cuando se realizan las primeras representaciones litúrgicas de los sacramentos de forma individual y hasta el siglo XIV cuando surgieron los primeros programas iconográficos de temática elocuentemente sacramental. Esta pieza es muy importante porque ilustra como los sacramentos se instauran gracias a la sangre que brota del costado de Cristo. La idea guarda una estrecha relación con el tema visual de la prensa mística, en la que Jesús sangra por sus llagas en un lagar y su sangre se entremezcla con el jugo de la vid que irriga los siete sacramentos. La representación de los sacramentos evocada a través de escenas rituales y no alegóricas hace referencia a la necesidad de recordar cómo solamente a través de la liturgia se transmiten los frutos de la salvación del hombre.
Cristina Sánchez Rojo (2018)
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El retablo de los Siete Sacramentos, realizado por Gherardo Starnina entre 1398 y 1400, está realizado en temple sobre tabla. Fue mandado realizar por Bonifacio Ferrer, que está representado en el extremo izquierdo de la predela con sus hijos, y en el extremo derecho, aparece representada su mujer con sus hijas. El retablo estaba situado en la cartuja de Porta Coeli y exhibe pinturas con temática religiosa que presentan la iconografía de los siete sacramentos con el objetivo de mostrar la instauración de los mismos gracias al Sacrificio de Cristo en la cruz como un instrumento de estimulación religiosa con carácter ilustrativo y pedagógico para el fiel que lo contempla.
Además de la tabla central con Cristo y los sacramentos, el discurso iconográfico comienza en la parte superior, donde la Anunciación exalta la figura de la Virgen, ubicándose en la calle central el Juicio Final con la Resurrección de Muertos. Debajo de estos temas, en la calle izquierda se representa la conversión de San Pablo, en la central a Cristo crucificado rodeado por los siete sacramentos, y en la derecha el bautismo de Cristo. Por último, en la predela se nos representa a Bonifacio Ferrer con sus dos hijos y a su esposa junto a sus siete hijas. Completan la composición los martirios de San Esteban y San Juan Bautista, y la escena de Cristo en el Sepulcro.
Centrándonos en la tabla central, que da nombre al retablo, la imagen situada en el tondo superior izquierdo representa el bautismo, que es el primero de los sacramentos y el más importante, pues sin él no se puede recibir ningún otro sacramento.
La segunda imagen encasetonada representa la confirmación, que es el segundo paso en la iniciación de la vida cristiana, ya que refuerza la gracia de Dios adquirida en el bautismo manifestando la recepción del Espíritu Santo.En el retablo se observa el rito de la crismación por parte del obispo, que administra la confirmación a los jóvenes que se encuentran de rodillas frente a él, y para evitar que el crisma se derrame, se representa a los jóvenes con la venda sobre la frente. Es importante señalar que la unción crismal con la que aparece ilustrado el sacramento de la confirmación no era, en su origen, el signo principal de este sacramento, sino que lo era la imposición de manos. Sin embargo, los primeros pontificales sí recogen el rito de la unción con crisma dentro del desarrollo de la liturgia de la confirmación.
La tercera imagen que aparece representa la ordenación sacerdotal. Durante el primer milenio, la ordenación se confería mediante la imposición de manos del obispo, que constituía el momento crucial. Con el Pontifical romano-germánico (c. 950–962) se introduce la traditio instrumentorum, es decir, la entrega de los instrumentos litúrgicos como signo de la ordenación. En el retablo de Starnina se representa, más concretamente, la entrega de un cáliz como objeto propio del ministerio que se le confiere. Este cáliz tiene un tamaño mayor al original, para destacar su carácter de atributo iconográfico.
En la parte derecha de la tabla central del retablo podemos ver la imagen dedicada a la eucaristía, que es la consagración del pan como el cuerpo de Cristo y del vino como su sangre. Es el sacramento más representado, al tratarse del hito principal y cotidiano de la vida del cristiano.
La imagen inferior nos muestra el sacramento de la penitencia, por medio del cual se perdonan los pecados cometidos después del bautismo. Estos pecados son absueltos por Dios a través del sacerdote, dando al fiel una nueva oportunidad de redención.En el retablo encargado por Bonifacio Ferrer reconocemos este sacramento por la escena en que el fiel está confesando sus pecados al sacerdote.
La sexta imagen representa el sacramento del matrimonio, que constituye la alianza entre el hombre y la mujer bendecida por Dios y la Iglesia. La unión matrimonial en el retablo de los Siete Sacramentos está representada por la velatio, que se sustituye en los siglos XIII-XV por la bendición de la unión de las manos de los esposos con los extremos de la estola del celebrante como acogida de los novios.
El séptimo y último de los sacramentos, la extremaunción, se ubica en este retablo a los pies de Cristo crucificado. En la extremaunción se unge con óleo a una persona cristiana que está próxima a la muerte. Los encargados de administrar este sacramento son los presbíteros. Es de fácil identificación porque se plasma al enfermo en su cama mientras el sacerdote le impone los santos óleos. También están presentes un clérigo, un acólito cruciferario asistente y un familiar del enfermo.
El significado último lo da la presencia de Cristo Crucificado, representado en un mayor tamaño debido a su gran importancia, pues es gracias a la sangre que brota de su costado por la que se instauran los siete sacramentos.
El tema iconográfico de los Siete Sacramentos ha sido muy representado a lo largo de la Edad Media, pero hasta el siglo XI no existe una distinción clara entre las celebraciones de los sacramentos y de los sacramentales (consagración del templo, profesión religiosa, bendición de abades y abadesas, bendiciones de objetos y vestiduras, exorcismos, funerales y entierros, etc.), por lo que las primeras representaciones iconográficas realizadas antes del siglo XIII hacen referencia a simbolismos conceptuales o bien a las prefiguras del sacramento en la Biblia, pero no ilustran la práctica ritual de cada uno de ellos.
Con el paso del tiempo, y gracias a los escritos de Pedro Lombardo en el siglo XII o a los de Tomás de Aquino en el XIII, se van codificando los sacramentos en el número y la forma que se conocen en la actualidad: bautismo, confirmación, sagradas órdenes, eucarística, penitencia, matrimonio y extremaunción. El origen de la propuesta de cifrar en siete los sacramentos mantiene relaciones con la escolástica, ya que sabemos que un manuscrito de finales del siglo XIII asocia a los sacramentos con las siete peticiones de Pedro, los siete dones del Espíritu Santo, las siete piezas del Armamento Espiritual, las siete obras de misericordia, las siete virtudes principales y los siete vicios.
Es a partir del siglo XIII cuando se realicen las primeras representaciones litúrgicas de los sacramentos de forma individual. En estas representaciones se muestra al encargado de distribuir los sacramentos (obispo, presbítero o diácono), a quien recibe el sacramento (niño, joven, adulto o anciano), los objetos rituales implicados (pila, cáliz, patena, vestiduras litúrgicas, santos óleos, etc.) así como otros elementos que pueden estar presentes.
A partir del siglo XIV nacen los primeros programas iconográficos de temática sacramental. Será en este siglo cuando se pongan en relación cada una de las escenas sacramentales con un significado teológico que las refuerza. Es en este momento cuando encontramos representaciones de los sacramentos, que aluden a su carácter litúrgico, como el Retablo de los siete Sacramentos de Starnina y el Tríptico de la Redención del Maestro de la Redención del Prado, así como diversos manuscritos y determinados objetos, vestimentas litúrgicos como las pilas bautismales o las ornamentaciones de las capas pluviales de los siglos XIV y XV, que corroboran la gran devoción que tuvo este tema iconográfico en el transcurso de los siglos del gótico.
Signos sensibles por los cuales se les facilita a los cristianos el camino a la salvación de su alma, santificando ciertos momentos cruciales que son ritualizados a lo largo de su ciclo vital.
Unción o aplicación en la cabeza del crisma, que es un aceite perfumado que confiere fortaleza al que lo recibe. Se asocia con los sacramentos del bautismo y de la confirmación, aunque el uso de la unción con óleo también se vincula a las órdenes sagradas y a la extremaunción, como acción revitalizante en la enfermedad.
◊ Tonsura
Rito consistente en cortar una parte central del pelo en señal de respeto, ordinariamente de forma circular. Se realizaba como un preparatorio que precedía a la recepción de las antiguas órdenes menores y, en algunos casos, al sacramento de la confirmación.
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