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Píxide de San Pedro de Estella

The Metropolitan Museum of Art, Nueva York

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INFORMACIÓN BÁSICA

 

Píxide de San Pedro de Estella
Autor anónimo
The Metropolitan Museum of Art, Nueva York
Finales del siglo VI
8,9 x 11,1 x 14 cm.
Marfil tallado con policromía

 

El marfil fue uno de los materiales más relevantes en la fabricación de numerosos elementos utilizados para la celebración de la liturgia. Esta píxide en forma de cilindro es uno de esos ejemplos. Aunque hoy día sigue discutiéndose su procedencia, están plasmadas en la obra las distintas tradiciones estilísticas procedentes del Mediterráneo oriental, Siria y Egipto, aunque también sea plausible un posible origen italiano, mucho más fácil de explicar por su proximidad geográfica. La pieza está decorada con el episodio neotestamentario de la Multiplicación de los panes y los peces, por lo que parece bastante evidente su vinculación litúrgica cuando la finalidad del objeto era la reserva eucarística. Sin embargo, son escasas las pixis con representaciones de este tipo, ya que la mayoría de las que se conservan aluden a otros motivos iconográficos más corrientes que representan prefiguraciones de la Resurrección de Cristo. Por ello se cree que el uso de este tipo de objetos no solo era contener las Formas, sino que también serían adecuados para albergar reliquias u otros materiales de uso litúrgico como el incienso.

Alejandro Morán Barrio (2020)


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PARA SABER MÁS

La píxide o pixis, es un pequeño recipiente sagrado en forma de bote o caja que fue utilizado por las instituciones cristianas como un importante instrumento que formaba parte de la liturgia eucarística en el momento más significativo de la ceremonia. Su uso se remonta a la Grecia arcaica donde eran pequeñas cajas cerámicas, casi siempre de sección circular o vasos con tapa utilizados para guardar cosméticos. Posteriormente, cuando la cultura cristiana recuperó estas piezas, adoptó estas estructuras cilíndricas para contener objetos relacionados con el culto divino y comenzaron a realizarse mayoritariamente en marfil. Así pues, se utilizaron como recipiente de incienso y sobre todo como hostiarios para reservar el Santísimo, aunque también sirvieron para albergar reliquias sagradas, como ocurrió con la pieza que se trata. Estos recipientes son considerados los antecedentes de los copones.

La pieza posee dos partes, la principal o cuerpo donde están labradas las imágenes, y la tapa, decorada con elementos geométricos. En la parte principal y centrada en la composición, se encuentra la figura de Cristo entre dos apóstoles, al que se representa joven, imberbe y sin nimbo, sentado en un trono, vestido con túnica y pallium y calzado con caligae. Con la mano derecha bendice el pan que le presenta uno de los apóstoles, mientras que con la izquierda empuña un cetro rematado por una cruz de brazos iguales y otra incisa en su interior, sujetando a su vez el pallium que cae sobre su regazo. Ambos apóstoles barbados, quizá identificados como san Pedro y san Andrés, vestidos de la misma manera como el resto de las figuras, aunque diferenciados por su barba –una en pico y la otra cuadrada–. La escena se completa con diez jóvenes más, todos ellos sin barba y con el cabello corto, similares a la figura de Jesucristo. Todos portan, sujetos sobre el borde de sus mantos, los panes que les han entregado los apóstoles, ya bendecidos, para distribuirlos. Uno de los jóvenes está agachado, aprovechando el reducido espacio del que dispone, pues está limitado por el espacio en el que se encuentra inserta la cerradura de la caja. En lugar de mostrarse en un paisaje desierto al aire libre, como se describe en el Nuevo Testamento, las figuras se disponen sobre un fondo porticado que puede imitar el interior de una iglesia, representando este milagro de manera simbólica. Las figuras, con sus robustas proporciones y sus gestos angulares, son semejantes a las de varios marfiles contemporáneos del siglo VI. Su formato circular y el contraste entre el Cristo estático y formal y sus discípulos vivos dan una energía y un movimiento especiales a la composición. Por otro lado, la tapa que corona la obra es plana y se ajusta por completo a la píxide. Se encuentra horadada en el centro por un hueco circular sobre el que se disponen tres bisagras en forma de lanza y cuatro cabezas de clavo decorados en los bordes por incisiones oblicuas que forman una especie de sogueado. Igualmente está decorada con motivos geométricos circulares en color rojo y verde.

Estos recipientes eran utilizados por los sacerdotes para albergar las Formas que se utilizaban en la Eucaristía. Además de albergar las hostias también servían para llevar la comunión a las personas enfermas, a la manera de viático, ya que el clérigo podía transportar fácilmente la Comunión en este recipiente tubular.

La obra que se expone data de aproximadamente finales del siglo VI e incluso se podría señalar su ejecución a principios del VII. Aunque el auge de este tipo de objetos tuvo lugar desde el siglo XII al XV, presentándose como cajas cilíndricas de igual manera que la que se trata, pero con una singularidad añadida: en estos momentos las tapas serán cónicas a modo de ciborio y estarán rematadas en su ápice con una pequeña bola sobre la que se dispondría una cruz. Este tipo de elementos sagrados tienen su origen en la época de la Grecia arcaica, aunque posteriormente su uso se expandió por diferentes lugares donde adquirió otro tipo de funciones, siendo la mayoría de su producción musulmana o cristiana.

Esta pieza es de gran importancia porque en el panorama de la eboraria enmarcada en el siglo VI en la Península Ibérica es un unicum, ya que se conservan pocas elaboraciones de esta categoría de objetos litúrgicos como es esta píxide tubular. Asimismo, la iconografía que se plasma posee una gran carga simbólica porque la obra en sí expresaría la redención del mundo a través de la muerte de Cristo, emulada de una manera impecable con el pasaje bíblico de la Multiplicación de los panes y los peces.

Alejandro Morán Barrio


GLOSARIO

Ciborio

En los primitivos templos cristianos, elemento arquitectónico que consiste en un baldaquino que se dispone encima de un altar o tabernáculo. Aunque también se suele denominar así a los copones o copas que se utilizaban para albergar las especies eucarísticas.

Pallium

Manto de tela en forma cuadrada, usado tanto por hombres como por mujeres en Roma. En el caso del manto de las mujeres, éste era denominado palla. No debe ser confundido con el palio conferido a algunos obispos desde la Edad Media en el seno de la Iglesia.

Caliga

Sandalia romana cortada en una sola pieza de cuero duro, compuesta por una suela gruesa reforzada con clavos, que se sujetaba en el centro del pie y en la parte superior del tobillo mediante unas tiras.


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