Mitra del Cardenal Cisneros
Museo de Tapices, Textiles y Orfebrería de la Catedral de Toledo
INFORMACIÓN BÁSICA
Mitra del Cardenal Cisneros
Autor anónimo
Museo de Tapices, Textiles y Orfebrería de la Catedral de Toledo.
Finales siglo XV - principios siglo XVI
Altura 52,50 cm y 32,50 cm de ancho, longitud de las ínfulas sin flecos 45,50 cm y 8 cm de ancho.
Tejido exterior de terciopelo de seda negro bordado en hilos de seda, oro y plata.
Tejido interior de seda de ligamento tafetán.
Realizada entre finales del siglo XV y principios del siglo XVI, esta mitra se encuentra en el Museo de Tapices, Textiles y Orfebrería de la Catedral de Toledo, situado en el edificio del antiguo Colegio de Infantes de la misma ciudad. Esta prenda de cabeza es una insignia litúrgica propia del orden episcopal, de manera que es usada en las celebraciones por los obispos y aquellos que, no siéndolo, obtienen el nombramiento de prelado, cardenal o abad y abadesa mitrados. Se relaciona con Francisco Jiménez de Cisneros (Torrelaguna, 1436 – Roa, 1517), más conocido como cardenal Cisneros, quien sería confesor de la reina Isabel la Católica, arzobispo de Toledo, primado de España, inquisidor general y gobernador del reino de Castilla en dos ocasiones.
La tipología de la mitra obedece a las formas del final de la Edad Media: altura mayor a la anchura, aumentando en dimensión con respecto a las anteriores, y contorno totalmente rectilíneo, a diferencia de la tendencia redondeada de los modelos posteriores. Destaca el uso del terciopelo negro con bordados en oro, plata y sedas de colores, lo que la convierte en un curioso y poco común ejemplo de mitra preciosa. Las escenas del Calvario y del noli me tangere con el árbol de la vida se unen a los motivos vegetales y las inscripciones de la base, junto con la decoración de las ínfulas con ángeles, dotando a la pieza de una gran carga simbólica en relación al triunfo de Cristo sobre la muerte.
Jorge Nicolás García Ramos (2020)
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La mitra del cardenal Cisneros de Toledo es una prenda de cabeza destinada al uso por parte de ciertos consagrados en el ámbito eclesial (principalmente obispos y canónigos dignatarios). Es una insignia litúrgica, es decir, una pieza utilizada para destacar el rango del portador dentro del clero. Es por esto que la utilidad principal es señalar, dentro de las celebraciones, entre el resto de ministros y religiosos al que ocupa un cargo de responsabilidad con respecto a una comunidad de fieles y consagrados. Las mitras cristianas han ido variando en sus formas a lo largo de la historia, teniendo mucha relación con piezas semejantes usadas en el judaísmo por los miembros del Sanedrín. La forma cónica del siglo XI, adornada con una cinta alrededor de la frente cuyos extremos caían por detrás, fue dando paso a un nuevo modelo con la parte central rebajada y dos elevaciones en los laterales que, desde finales del siglo XII, acabarán girados hacia el frente y la trasera consolidando su morfología definitivamente.
Consta de dos partes bien diferenciadas: la prenda de cabeza propiamente dicha y las dos cintas. La prenda se ajusta sobre la sien y está formada por dos piezas unidas por sus laterales, permitiendo la apertura de la embocadura y facilitando su plegado cuando no está en uso. Las mitras de esta época solían dividir cada una de sus caras por la mitad con un galón o títulus, acentuando el eje axial de la pieza; en la mitra de Cisneros se mantiene la división con la presencia de la cruz y el árbol florido que enfatizan esa separación en dos mitades. Igualmente, se marca la zona baja que va a coronar la cabeza del prelado con una banda horizontal o círculus, compuesta aquí por cartelas con texto.
Las cintas colgadas en paralelo, de la parte trasera, y rematadas con flecos son las denominadas ínfulas; son el desarrollo de las que se usaban en origen para sujetar la mitra por debajo de la barbilla. Desde la Antigüedad eran símbolo de inviolabilidad, puesto que manifiestan la consagración del portador a la divinidad. Se interpretan como fundamento o base de las enseñanzas de la Iglesia Católica, tanto en el Nuevo como en el Antiguo Testamento. La decoración de la mitra, a base de bordados en oro, plata y sedas de colores, presenta motivos que se enmarcan en el gótico isabelino, con representaciones figurativas de influencia flamenca, muy extendida en Castilla por la estrecha relación comercial con Flandes en ese período. Se remata la decoración superior con una crestería ad triangulum a base de hojas de vid y por la parte inferior con una cartela con caracteres de letra gótica libraria. En cuanto a las ínfulas, son un reflejo de la nueva corriente renacentista, como se advierte en los motivos vegetales que enmarcan sendos medallones centrales con cabezas de ángeles y aureola, con un tratamiento más próximo al gusto italiano. Tanto las escenas principales como los dos medallones figurativos, están realizados con la técnica de la “pintura a la aguja”.
Será en el cuerpo de la prenda donde se despliegue esta técnica como si de una obra pictórica se tratase. En la parte frontal nos encontramos con un calvario, es decir Cristo crucificado acompañado de la Virgen María y San Juan Evangelista, donde el árbol de la Cruz se contrapone con el árbol florido de la otra cara. Aquí la escena conocida como noli me tangere es la del encuentro entre Cristo resucitado y María Magdalena, que deja en el suelo un frasco con ungüento.
En la base, o círculus, la inscripción en latín “Ecce Crucem Domini” “Fugyte advers” hace referencia a una oración muy extendida entre la Orden de Franciscanos, de la que era miembro Cisneros: “Ecce Crucem Domini. Fugite partes adversae. Vicit Leo de tribu Juda, Radix David. Alleluia”. La traducción del texto es “He aquí la Cruz del Señor. Huid adversarios. Venció el león de la tribu de Judá, de la raíz de David. Aleluya”. Se trata de la antífona del rezo de laudes correspondiente al día de la Exaltación de la Cruz (14 de septiembre), también utilizada en el responsorio de la Invención de la Cruz (3 de mayo).
Esta suerte de invocación contra el mal ha sido muy utilizada a lo largo de la historia, concretamente en relieves de numerosas campanas; que como elemento de llamada simbolizan también la difusión del exorcismo. Incluso el Papa Sixto V (1521-1590), también franciscano como Jiménez de Cisneros, mandó grabar la oración -popularmente conocida como lema de San Antonio- en la base del obelisco que levantó en la Plaza de San Pedro de Roma.
Esta oración es el hilo conductor del mensaje visual que quiere transmitir la mitra del cardenal Cisneros. Así, la legitimación de Cristo como Salvador se encuentra en un linaje que se remonta al rey David, representado por la lira que hace las veces de raíz del árbol que separa a Jesús resucitado de María Magdalena en la parte trasera. De esta manera, estamos ante una advertencia a las fuerzas del mal, derrotadas para siempre por el Mesías mediante su sacrificio en la cruz, siendo ésta inmolación renovada constantemente en la celebración de la Eucaristía sobre el altar del templo.
La mitra es uno de los ornamentos episcopales más tardíos, puesto que su aparición se produce entre los siglos VIII y X. Debido a los diferentes usos durante las celebraciones surgieron a lo largo del tiempo tres modelos: la mitra simple (simplex, blanca sin adornos), mitra dorada (auriphrygiata, sin bordados pero de color oro) y la mitra preciosa (pretiosa, con bordados e incluso labores de pedrería). Hasta el siglo XV las únicas mitras empleadas son la simple y la dorada, es entonces cuando aparece la mitra preciosa, siendo la del Cardenal Cisneros uno de los primeros y escasos ejemplos -incluso hasta la actualidad- en el que la decoración se realiza sobre fondo negro. Es reseñable la estructura rígida interior, independiente en cada una de las caras principales de la pieza. Esta separación funciona como una bisagra que permite abrir las mitras cuando se van a colocar sobre la cabeza y cerrarlas en plano cuando se retiran.
Como insignia, antiguamente no era muy habitual y era concedida en exclusiva por parte del Papa de Roma. Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XII este privilegio se generaliza entre los obispos y se extiende por imitación al Sumo Pontífice y a aquellos prelados a los que ya se les había reconocido su uso. Habrá que esperar al último cuarto del siglo XIII para un empleo generalizado de la mitra episcopal, cuando su bendición e imposición son incorporadas definitivamente en el Pontifical.
Las mitras son de uso de obispos y ciertos ordinarios como prelados, cardenales (sean o no obispos), dignidades capitulares, abades mitrados e incluso abadesas mitradas. En el caso de las mitras preciosas, como la que nos ocupa, están destinadas al uso del Sumo Pontífice y por extensión a los prelados mayores, aquellos que asisten al Papa en el gobierno de la Iglesia. De esta manera, los prelados menores, como un abad, aun con usos de pontificales no podían utilizarla. Una mitra preciosa, según los Ceremoniales de los Obispos del sioglo XVI, se usaba en fiestas principales: en el oficio cuando se canta el Te Deum, en la misa cuando se entona el Gloria y en las procesiones y bendiciones solemnes. En la misa Pontifical, la presidida por un prelado, se alterna su uso con la dorada que se emplea en la homilía. Por tanto, podríamos encontrárnosla tanto en actos religiosos celebrados en el interior como en el exterior del templo.
Esta mitra es un gran exponente de la tendencia progresiva a dotar de riqueza a los ornamentos utilizados en las ceremonias. También es característica por su color, el negro. La discordia aparece cuando, según las prescripciones de las rúbricas o normas, las mitras no deberían presentar el color de ornamentos, como la casulla, en los distintos tiempos litúrgicos sino mantener un aspecto blanco o dorado, no rojo, ni verde, ni morado, pero tampoco negro. A priori, este tono está reservado a las misas de difuntos y para tiempos de espera, como Adviento y la Cuaresma, junto con las tres semanas anteriores o Septuagésima, hasta la Pascua. La pieza parecería caer en otra contradicción cuando sería la mitra simple y no la preciosa la empleada en las ceremonias del Viernes Santo, funerales y otros actos penitenciales. Como curiosidad, cabe señalar que la última vez que se utilizó la mitra del cardenal Cisneros fue en la misa de réquiem en conmemoración del IV centenario de la muerte de El Greco, celebrada en la Catedral de Toledo en 2014. A tal efecto se restauró y se le dotó de una nueva estructura interna, permitiendo una manipulación segura durante el acto religioso junto con otros ornamentos negros de cronología semejante.
Es importante por haber pertenecido a un gran personaje desde el punto de vista histórico y religioso, el cardenal Cisneros. Además, es uno de los escasos ejemplos de este tipo de piezas datadas al final de la Edad Media, a caballo entre los siglos XV y XVI, de los que no nos han llegado tantos ejemplos con ese nivel de riqueza y en tan buen estado de conservación, debido a la fragilidad de los textiles. Por otro lado, su color la sitúa como una auténtica rareza, puesto que si bien desde el siglo XII la diversidad de colores en los ornamentos sacerdotales según las fiestas y tiempos litúrgicos había ido llegando a otras insignias pontificales, las mitras conocidas no eran más que la dorada y la blanca o simple. A estas se añade en el siglo XV la preciosa –siempre en tonos claros- y para las exequias se prescriben que sean utilizadas mitras blancas o simples, nunca negras y bordadas, por lo que estamos ante un ejemplo único.
Jorge Nicolás García Ramos
Título honorífico con el que se destaca al arzobispo y con él a la archidiócesis de Toledo sobre el resto de diócesis españolas desde el siglo VII. En la Edad Media y Moderna este privilegio era muy importante ya que traía aparejado un mayor nivel económico y la participación activa de la sede y su titular en la toma de decisiones políticas y eclesiásticas, aunque en la actualidad está en desuso.
Dentro de un cabildo catedralicio, o colegio de clérigos encargado de administrar el culto y funcionamiento del templo, aquellos miembros a los que se les confieren, por el obispo, un cargo destacado como deán, arcediano, maestrescuela, chantre, etc. Hoy en día es un título honorífico, pero en su momento suponía ciertos privilegios, como el uso de la mitra, y ejercían poderes importantes en el gobierno y finanzas de la Iglesia diocesana.
Libro que contiene todos los ritos que preside un obispo y que no se encuentran en el Ritual Romano, el Misal Romano o la Liturgia de las Horas.
Llorca, Bernardino. Manual de Historia Eclesiástica. Barcelona: Editorial Labor S. A., 1966.
Salmon, Pierre. Los Ornamentos Pontificales. Historia y uso litúrgico. Cuadernos Phase 159. Barcelona: Centre de Pastoral Litúrgica, 2006.
Sancho, Jaime. Liturgia y Eucaristía, alma de una Iglesia evangelizadora. Valencia: Arzobispado de Valencia y Fundices, 2016.
Urdeix, Josep. El Rito de la Misa en el Misal de San Pío V. Cuadernos Phase 160. Barcelona: Centre de Pastoral Litúrgica, 2006.
Catedral de Toledo [Revista] Año I, nº1. Aviasacra, 2017.
Guía – Catálogo. Tapices, textiles y orfebrería de la Catedral Primada. Colegio de Infantes. Colección “Primitialis Ecclesiae Toletanae Memoria” nº22 [Catálogo Museo]. Toledo: Cabildo Catedral Primada, 2014.
Al hilo de la seda. Vestiduras y ornamentos sagrados en la diócesis de Jaén (SS. XVI-XVIII) [Catálogo de Exposición]. Jaén: Fundación Caja Rural Jaén, 2019.
Pazos-López, Ángel (2017): Mitra espiscopal, Base de datos digital de Iconografía Medieval. Universidad Complutense de Madrid. En línea: www.ucm.es/bdiconografiamedieval/mitra-episcopal