Capa pluvial de Ramón de Bellera
Museo Episcopal de Vic
INFORMACIÓN BÁSICA
Capa pluvial de Ramon de Bellera, obispo de Vic
Museo Episcopal de Vic
h. 1350-1375
Procedente de la Catedral de Vic (Osona)
Tejido de seda y terciopelo rojo.
Bordado con sedas policromadas y oro.
132 x 324 cm.
La capa pluvial de Vic es una obra de gran calidad, cuyo tejido fue confeccionado en Italia y su bordado fue hecho en Londres. Tenemos constancia de su existencia a finales siglo XIV, aunque la capa no aparece en los inventarios de la catedral de Vic en el período que estuvo el obispo Ramon de Bellera (1352- 1377). Sin embargo, gracias al necrológico es posible datarla y afirmar que la capa perteneció a este prelado ya que existe constancia de que éste legó a la catedral 2 vestimentas, una de ellas de terciopelo. Posteriormente, en a los inventarios de los bienes de la catedral del Archivo Episcopal hay constancia de la capa desde el siglo XV hasta el 1617, el último inventario en el que se la nombra. La capa pluvial contiene varias representaciones de figuras caracterizadas por un gran expresionismo basadas en la vida de Cristo y de los Santos. Esta pieza de la liturgia medieval cubría la espalda y los hombros y los brazos de los clérigos, quedando abierta por delante solamente sujetada por un broche decorativo en la zona del pecho que unía dos tiras de tela, las cuales la capa del obispo de Vic no conserva actualmente.
Jaume Mira Ruiz (2020)
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En cuanto a los motivos iconográficos, la zona central de la capa representa escenas como la Natividad, la Epifanía y la Coronación de la Virgen. En los laterales hay representaciones referentes a los apóstoles por una parte y los santos mártires por otra. La representación de santos que aparece en la iconografía medieval es interpretada como un modelo de comportamiento y formas de espiritualidad a imitar por los cristianos. La Epifanía hace referencia a la representación de los tres Magos en el momento de adorar al Niño, nacido en Belén, y ofrecerle sus presentes. Según el Evangelio de Mateo, éstos habían ido a visitar a Herodes quien les había indicado que el Mesías estaba en Belén y llegan siguiendo la estrella. En la parte superior, debajo del arco aparece escrito EPIPHANIA DNI, (Epiphania Domini). Es un detalle que no parece relevante a primera vista, pero en cierta manera representa como mínimo un elemento añadido para ayudar a la práctica contemplativa de los fieles. La Natividad hace alusión al nacimiento de Cristo. Hay dos tipos de representaciones, la oriental-bizantina que se encuentra en una cueva y la occidental que es en un establo. Básicamente aparecen José, la Virgen, el Mesías, las parteras, el buey, la mula y los ángeles. En la capa pluvial además hay una inscripción superior que indica qué escena representa, NATIVITAS DNI (Nativitas Domini).
Otro de los elementos importantes de la capa es el color. El uso del color en las prendas empieza a codificarse a partir del siglo XII y se relaciona con el simbólico del color con las distintas celebraciones y tiempos del calendario litúrgico. Esto reforzaba la importancia simbólica de algunas celebraciones por encima de otras y ayudaba a hacerlo más perceptible para el pueblo. Sin embargo existen diferentes razonamientos sobre el uso del color rojo del que está teñida esta capa. Se cree que el color rojo está vinculado a la Pasión de Cristo. Simbolizando toda la sangre vertida por Jesús y los que dieron su vida por la fe. A través del color rojo se puede comprender, además de los santos mártires, también una advocación a la Iglesia, representada por la Virgen María.
Uno de los usos litúrgicos principales que se le puede atribuir a la capa pluvial tiene que ver con los movimientos procesionales realizados en el interior y el exterior del templo. Su utilización se extendía a todo el clero y a los cantores en especial, siendo para ellos una de sus vestimentas propias. Sin embargo, su uso no estaba contemplado por los prelados dentro de la misa, sino que era utilizada en los cantos del oficio en el coro, en las procesiones y los sacramentales que implicaban un desplazamiento por el templo, como la consagración de las iglesias. Por lo tanto el uso de esta capa pluvial estaba destinado a momentos en los que el obispo transitaba por el templo, mostrando con mayor facilidad la capa de tal forma que el público pudiera contemplarla y comprender mejor el mensaje del oficiante de la misa a través del elemento iconográfico. Parece claro que por la forma que tenía el oficiante de usar la prenda, la parte central trasera de la pieza es la que quedaría más a la vista del público. Seguramente es por ello que las escenas más importantes representadas se encuentran ubicadas en esa parte central.
El origen etimológico del nombre de capa pluvial proviene seguramente de uno de los usos que le daba el clero para resguardarse de la lluvia durante las procesiones que se hacían en el exterior. Aunque esto es algo que realmente no se conoce ya que no aparece reflejado en las fuentes. De todas maneras, la capa se utilizaba solamente en festividades mayores, ya que servía para representar la inmortalidad del cuerpo, para celebrar la resurrección futura cuando los elegidos, desprovistos de su carne mortal, endosen las dos estolas de la paz del alma y de la glorificación de la carne. Por ello la capa está completamente abierta por delante y prácticamente no tiene costuras ya que los cuerpos han sido transformados espiritualmente y ya no serán afligidos por el sufrimiento. Por lo tanto, pese a que el uso litúrgico y simbólico de la capa parece estar relacionado con la espalda y los costados del oficiante de la misa, también tiene un mensaje la parte delantera con el que el oficiante quiere transmitir una idea al público. Es decir, la performatividad de la capa pluvial de Vic no está sujeta a lo que es visible o material, sino que también tiene valor aquello que no puede ser contemplado porque tiene un motivo y un mensaje tras de sí. En el caso concreto de la capa pluvial de Vic hay que analizar su conservación actual con cuidado ya que ha sido modificada durante el tiempo. Durante el siglo XVII la capa fue dividida para hacer dos dalmáticas, un paño de atril y la encuadernación de un libro. Estas piezas se volvieron a unir en el 1899 cuando la capa fue reconstruida. Para reconstruirla se usaron 45 fragmentos originales y 28 piezas de terciopelo rojo para completarla.
En este sentido y dada la intervención de reconstrucción, la capa, tal y como se conserva hoy en día, no puede ser analizada de la misma manera. En el momento de su recomposición existieron dos posiciones enfrentadas en relación con la conservación de la capa, optándose finalmente por su restauración. La capa actual evoca la morfología que poseía en época medieval, a excepción del detalle del capillo, especie de galón redondeado en uso para estas vestimentas, que no se conserva en este caso.
Jaume Mira Ruiz
◊ Vestiduras litúrgicas
Conjunto de prendas utilizadas por los clérigos en el desarrollo de las celebraciones rituales. Según su importancia, se clasifican en prendas (alba, casulla, dalmática...) e insignias litúrgicas (estola, manípulo, palio...). Entre las primeras, destacan las interiores (amito, alba, cíngulo...) que no son visibles para los fieles, y las exteriores (dalmática, casulla, capa pluvial), que pueden percibirse por estar colocadas externamente.
◊ Capa pluvial
Vestimenta litúrgica exterior que puede llevar cualquier clérigo y que es propia de los cantores durante la celebración de la eucaristía, de las horas del oficio divino y de los sacramentales que implican desplazamientos y procesiones. Se trata de una pieza semicircular que se echa sobre los hombros y se une con una franja de tela que permite abrocharla por delante.
◊ Capillo
Elemento redondeado y colgante en la parte trasera de la capa pluvial que es soporte para múltiples escenas iconográficas. Su uso proviene de la transformación de la capucha en un elemento de adorno, hacia el siglo XII, al perder la funcionalidad protectora original.
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