En memoria de Carmen Bernárdez Sanchís
En la noche del 14 de noviembre nos dejó para siempre a los sesenta y cuatro años nuestra querida Carmen Bernárdez Sanchís, profesora complutense de Historia del Arte y miembro de este Grupo de Investigación desde que lo creáramos con ella en 2007. Que en paz descanse.
EN SU MEMORIA
Conservaba y empleaba para trabajar el escritorio sobre el que su madre, Amparo Sanchís (1921-2009), admirable autora de novela rosa y de seriales radiofónicos, había mecanografiado sus muchas creaciones. En el mes de marzo de este 2018 se presentó en la Biblioteca Histórica Municipal de Madrid una exposición que llevaba el título Amparo Sanchís: destino en sombra, gracias al esfuerzo de Carmen y de la también historiadora Jesusa Vega. Con ese homenaje Carmen tuvo ocasión de dejar dichos sobre su madre hermosísimos reconocimientos. El apoyo en el escritorio de la madre del que Carmen hizo demostración hace pensar, al llevar la memoria a la historia de la cultura artística, en la asistencia intergeneracional que se representa con diversos motivos tradicionales, como, por ejemplo, ocurre con la figura de santa Ana convertida en asiento, y también para otros de nuevo cuño, como cuando la artista sueca Siri Derkert dio forma a Totem, dibujo que reunía las figuras de Fredrika Bremer, Elin Wägner y otras de las creadoras y activistas que secundaron en el tiempo la lucha histórica por los derechos de la mujer en Suecia. Si imaginamos el retrato más feliz de Carmen Bernárdez, este reuniría también a los suyos y haría notar la pertenencia de sus valores y ascendientes. Y en ese orden, mejor que en ningún otro, se deja entender asimismo su biografía intelectual y la proyección de su magisterio.
Una parte importante de los trabajos de Carmen Bernárdez estuvo dedicada al estudio de colecciones, en particular de la antigua Colección Argentaria y de la Colección Arte Contemporáneo, hoy depositada en el Museo Patio Herreriano de Valladolid. Quedaron esas investigaciones en un “destino en sombra”, sin gran reconocimiento, pero son un componente fundamental en el conjunto de su trabajo. Destacan sus aportaciones porque se beneficiaban de una excelente preparación para el conocimiento material y técnico de las obras que iba unida a un entrenamiento no menos admirable en el análisis historiográfico y teórico-artístico. El estudio pormenorizado de obras de colección contribuyó a reforzar sus competencias y a alumbrar a la personalidad intelectual que más destacadamente ha hecho valer los estudios de historia material del arte en nuestra comunidad universitaria. Se ocupó también de las colecciones de Telefónica, de MAPFRE y de otras corporaciones españolas, y especialmente volcados en el estudio físico y técnico-artístico de las obras estuvieron sus trabajos sobre la Colección Thyssen-Bornemisza, llevados a cabo con sus inseparables Diana Angoso, Beatriz Fernández y Ángel Llorente. Todos esos esfuerzos han revertido en una renovación disciplinar crítica importante en torno a la historia del arte y a la materialidad. Historia del arte contemporáneo y materialidad es el título de uno de sus textos más recientes, que puede leerse online. Impartió a comienzos de este año la conferencia ¿Es pegajosa la materialidad? Nuevas concepciones y usos de la materia en las prácticas artísticas, y su voz, aunque afectada ya por la hasta el momento incurable ELA (la esclerosis lateral amiotrófica), la enfermedad que ha acabado con su vida, era la más comprometida que cabe imaginar con el saber y fue escuchada por una amplísima comunidad de historiadores del arte
Muchos alumnos se beneficiaron de sus conocimientos, otros estaban por conocerla; para todos quedan sus escritos. Quizá a quien haya de iniciarse en ellos le convenga empezar por sus últimas aportaciones; y solo más adelante ocuparse de la lectura de su ensayo sobre María Blanchard, donde probablemente se halle la mayor intensidad de su literatura. Joseph Beuys y, en especial, Ángel Ferrant fueron también tema de muy valiosos ensayos de Carmen Bernárdez, como cuanto dejó escrito sobre Evaristo Bellotti y otros artistas españoles. Mucho más cabe agradecerle, e incluso la obra aún inédita que ha ido dictando durante estos últimos años. La enfermedad neurodegenerativa ha sido cruel, pero Carmen ha dado una lección impresionante de entereza, de vocación, de compromiso profesional, de la mayor generosidad imaginable en la penuria física. Cuanto se pueda decir es poco; y mucho lo que recibimos y aún recibiremos de ella. Si, como antes convinimos, para un retrato de Carmen pensaríamos en el de una estirpe, también se acompañaría de sus artistas familiares: el músico Wade Matthews, su marido, y su hijo, el artista visual Jan Matthews. Desde dentro de la vida artística estuvo Carmen Bernárdez ocupada del estudio de las artes. Siempre y en justicia se la consideró enormemente solvente en el conocimiento del dibujo español del siglo XX, y la vida le colocó los dibujos realizados por su propia madre como uno de sus últimos objetos de estudio.
En el retrato de su estirpe están también trozos de vida compartidos con quienes hemos sido parte de su ficción, con sus amigos, con sus lectores; hasta exigiría la inclusión de un derredor, de un “fuera campo”, como podría ser ese al que Carmen dirige su mirada en la fotografía que hemos encontrado para acompañar estas líneas.
Jvr Arn, Grupo S U+M A,
18.11.2018