Eduardo Westerdahl y la exposición surrealista de 1935
Eduardo Westerdahl
Eduardo Westerdahl fue una figura clave para la revista gaceta de arte, de la que fue director a lo largo de sus 28 números. Nació y murió en Santa Cruz de Tenerife, aunque siempre conservó su nacionalidad sueca. Con apenas 21 años comenzó a despertar y desarrollar su interés por el arte y, junto con dos amigos de la isla, Ismael Domínguez y Domingo Molina, fundaron la revista Letras, que tuvo una vida muy corta. A partir de aquí comenzó a publicar algunos poemas, cuentos y pequeñas novelas.
Con apenas 30 años decide salir de la isla y conocer la cultura fuera de sus fronteras, algo que será determinante para su pensamiento y trayectoria posterior. Pasó por Holanda y Alemania, donde conoció obras de Kandinsky, Moholy-Nagy o Klee; así como la arquitectura racionalista desarrollada por la Bauhaus, que tanto influiría en su desarrollo personal.
Otra influencia importante fue el descubrimiento de la obra de Kazimir Malevich, que supuso, según testimonio del propio Westerdahl, un encuentro trascendental con una nueva comprensión del arte y de la creación, en conjunto con una nueva manera de pensar el mundo. Fue este viaje a Alemania el que dio pie a la formación de la base ideológica y técnica de la revista, para la difusión de un arte universal que estaría definido por el racionalismo y el funcionalismo.
Sin Westerdahl, gaceta de arte no hubiera llegado a tener la relativamente larga vida y difusión que consiguió. Su papel fue decisivo, era el encargado de escribir y dar la forma definitiva a los manifiestos que la revista publicó a lo largo de su existencia. Además fue él mismo el que, en un primer momento, diseñó la tipografía de la cabecera. También se encontraba su presencia en las notas de lectura, ensayos, reseñas o crónicas.
Fue, en definitiva, un hombre vitalista y fiel a sus pensamientos que desde joven cosechó y desarrolló casi de manera autodidacta. Siempre fue leal a las vanguardias, incluso antes de morir se mantuvo firme en su discurso, añadiendo que las vanguardias seguirían existiendo siempre, no solo las que operaban en su momento.
Bibliografía
Sánchez Rivero, E. (1992). eduardo westerdahl. Gobierno de Canarias: Viceconsejería de cultura y deportes.
Toubes González, P. (2006). Eduardo Westerdahl y la expresión de una época: 1926-1932. La Laguna: Universidad de La Laguna.
Isabel Gomáriz Juárez
Grado en Historia del Arte, 3er curso, 2021-2022
La exposición surrealista de 1935
La exposición de arte surrealista celebrada en mayo de 1935 en Santa Cruz de Tenerife, sería con toda probabilidad la mayor hazaña lograda por gaceta de arte. Organizada por sugerencia del pintor Óscar Domínguez, quien además se encargó de reunir en París las 76 obras que formaron parte de la muestra, y que serían acompañadas por André Breton, Paul Éluard (que finalmente sería sustituido por la artista Jacqueline Lamba) y Benjamin Péret como “correos”.
Los pasajes para el barco fueron obtenidos de forma gratuita, y el seguro para las obras se sufragó gracias a las aportaciones de los amigos de la revista canaria. Con la llegada a puerto del barco en el que viajaban las obras, se descubrió que el único Picasso prestado había sufrido un roto en el lienzo. La anécdota cuenta que, aunque el importe para el seguro había sido girado a Breton, el fundador del surrealismo quedó consternado por el suceso al revelar que las obras no habían sido aseguradas. Jamás se logró esclarecer a dónde había ido a parar la cuantía destinada a la garantía de las piezas.
Mediante una ponencia de André Breton en el Ateneo de Tenerife fue inaugurada dicha exposición, en la que participaron artistas internacionales de la talla de Hans Arp, Giorgio de Chirico, Max Ernst, René Magritte, Man Ray o Yves Tanguy; y nacionales, como Pablo Picasso, Salvador Dalí, Óscar Domínguez o Joan Miró. Las obras estaban a la venta y presentaban precios irrisorios, a pesar de lo cual ningún isleño se vio incentivado a adquirirlas.
La estancia de los franceses en territorio insular quedó completamente sufragada por la revista, lo que ocasionó una gran deuda que se trató de mitigar con la proyección de la película de Man Ray importada por Breton, en vano. Por ello, Westerdahl, Pérez Minik y Agustín Espinosa terminaron haciéndose cargo de la deuda solicitando un préstamo, que fue terminado de pagar prácticamente veinte años después de la exposición.
Bibliografía
Rodríguez Doreste, J. (1965). Las Revistas de Arte en Canarias. El Museo Canario, XXVI, 93-96, 47-103.
Sánchez Rivero, Á. (1993). gaceta de arte. Santa Cruz de Tenerife: Viceconsejería de Cultura y Deportes, Gobierno de Canarias.
Inmaculada Álvarez Martínez
Grado en Historia del Arte, 3er curso, 2021-2022