Másteres oficiales

PRESENTACIÓN

Sin temor alguno a la exageración, puede afirmarse que la televisión y el audiovisual en general se encuentran en el período de mayor cambio de toda su historia, sin parangón alguno con el paso al color, o con la llegada del magnetoscopio, o incluso con las tentativas frustradas de los años 90 sobre la alta definición.

Esta transformación no puede, sino parcialmente, referirse a la digitalización de su señal y su consiguiente convergencia con las telecomunicaciones y la informática, constituida ya como un lugar común de partida. Efectivamente, esa convergencia no sólo ha impactado fuertemente en el campo de la producción y edición de los contenidos, con cambios ya notables, sino también en el de la transmisión y, por tanto, en el consumo.

En lo que respecta a la oferta televisiva, ha provocado una catalización de la tendencia, ya presente desde finales de los años 80, al incremento de canales y programas y, en consecuencia, a la segmentación creciente de los públicos. Inicialmente, las plataformas de pago por diversos soportes (ondas codificadas, satélite, cable), pioneras del proceso por el volumen y la rentabilidad de sus mercados, han sido así impulsadas a diversificar recientemente sus paquetes y tarifas, pasando de un negocio relativamente simple regido por el número de abonados a un mercado cada vez más complejo dominado por la rentabilidad de los clientes. Con posterioridad, la televisión en abierto ha asumido ese mismo proceso tecnológico, tendiendo a una multiplicación de sus programas y a la especialización creciente de los mismos. Ambos fenómenos coinciden en reclamar incrementos ingentes de programas, en fragmentar las audiencias (medidas en share o rating) y, en suma, en determinar mercados mucho más complejos y más competitivos.

Pero además, la digitalización ha ido diversificando los soportes y las redes por los que se distribuyen y circulan las imágenes en movimiento, determinando cambios emergentes pero ya importantes en la oferta y el consumo de los contenidos audiovisuales. Por el momento, los soportes tradicionales de la televisión (ondas, satélite, cable) se enfrentan así a las “nuevas redes” de transmisión como Internet, la TV IP o los teléfonos móviles. El resultado no es sólo una difusión y consumo audiovisual multiplataforma sino fundamentalmente una televisión en red, en donde la oferta y los hábitos sociales de los usuarios se articulan cada vez más complejamente entre sí, en un escenario en el que cambian notablemente las prácticas mediáticas clásicas. Incluso en un escenario como el actual, en el que la banda ancha se ha desarrollado sólo parcialmente en muchos países, esta interrelación no puede ser ignorada por ningún medio de comunicación, especialmente porque afecta ya fuertemente a los sectores más jóvenes, dinámicos y rentables (publicitariamente o por disposición al pago) de los usuarios para quienes los medios viejos y nuevos, las redes y los soportes digitales aparecen cada vez más como complementarios y adaptables a sus necesidades. Sin mitificaciones sobre una inverosímil transformación masiva de los consumidores en productores, se advierte una evolución marcada de estos hacia posiciones más especializadas y activas en su relación con la oferta televisiva, con grados diversos de interactividad y participación según generaciones, hábitat y sectores sociales. En definitiva, la dieta audiovisual de los usuarios será ya siempre para el futuro multicanal, multisoporte y, cada vez más, interactiva y multiservicios.

El Máster en Comunicación Audiovisual para la Era Digital es un título ofrecido por la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, que cuenta con profesorado de los departamentos de Ciencias de la Comunicación Aplicada y Teorías y Análisis de la Comunicación. Ofrece un proyecto formativo de carácter presencial con un Plan de Estudios de 60 ECTS y una oferta de 40 plazas. El Máster en Comunicación Audiovisual para la Era Digital se implantó en el curso 2013-14.