¿Es realmente aplicable la investigación animal en humanos?
Todos los animales nos parecemos en la mayor parte de los procesos biológicos, aunque pueda haber diferencias puntuales. Los humanos, los ratones, y otros mamíferos compartimos un ancestro común de hace 80 millones de años, por lo que los genomas de todos los mamíferos son bastante similares. De hecho, compartimos aproximadamente el 99% de nuestros genes con el ratón.
No todos los resultados de las investigaciones realizados en animales se van a reproducir en personas, es decir, un tratamiento puede ser eficaz en animales pero no en personas o en otras especies animales. Incluso se han observado efectos adversos que previamente no se habían detectado. Ello no quiere decir que los estudios en animales no sean válidos porque la falta de eficacia de un medicamento o tratamiento en personas solo afecta a una minoría de todos los estudiados. Sin duda los resultados serían mucho más fiables si los medicamentos se probaran directamente en personas o animales de destino pero los riesgos de probar sustancias no eficaces o incluso tóxicas no serían aceptables.
Dependiendo de lo que queramos estudiar, se elegirá la especie más adecuada. Por ejemplo, cuando queremos desarrollar técnicas quirúrgicas en humanos, nuestro modelo de elección es el cerdo, o si queremos hacer estudios de toxicología, la especie de elección es el perro. En el caso de los ratones incluso tenemos diferentes cepas (razas) con características particulares que se utilizan para los diferentes temas de investigación.
Diferencias entre individuos:
Siempre existe una variabilidad entre los distintos individuos de una especie, sea humana o de otro animal. Por esto, en humanos existen los denominados efectos secundarios, las alergias y las intolerancias. Es algo inherente a cada especie. Para tener en cuenta esta variabilidad se realizan estudios estadísticos para establecer el número de animales (n) del estudio. Debido a esta variación interespecífica, en los resultados experimentales aparecen valores que se desvían de la media.
Además, hemos de tener en cuenta ciertas ventajas de los modelos animales:
- Tienen un ciclo vital más rápido, que permite acelerar las investigaciones.
- Tienen un alto índice de prolificidad, lo que permite realizar réplicas y evitar Ja variabilidad interespecifica.
- Se pueden establecer líneas de enfermedades con una prevalencia muy baja, aumentando la casuística de las mismas. El mapeado del genoma permite generar por ingeniería genética modelos de enfermedades.
- Así mismo, las nuevas terapias oncogénicas tienden a "avatarizar" el cáncer en ratones, para poder elegir la mejor terapia aplicable para cada paciente.
En los modelos animales, además de poder jugar con la n, también se pueden optar entre lineas inbred (consanguíneas) a fin de eliminar las variaciones inter-específicas y buscar una homogeneidad genética, y otras líneas outbred (no consanguíneas) en las que se busca esta variabilidad. Estas herramientas permiten diseños experimentales en los que se puede eliminar o buscar la variabilidad.
Es como si el genoma fuese un manual de instrucciones cuyo primer paso es la bacteria, para posteriormente pasar por un paso de pez, ave, mamífero y poder llegar por último al hombre. Pero no podemos llegar a ser humanos si no tenemos todos los pasos previos, que se almacenan y codifican en el genoma.
Por la homología genética que tienen los distintos animales entre sí, se puede extrapolar de manera preliminar de animales a humanos. Así pues, la evolución de las especies se ve reflejada en el parecido genético que tenemos, de tal manera que a mayor proximidad filogenética mayor homología genética habrá. El pez cebra, por ejemplo, tiene una homología genética del 70%. Existen muchos tipos de ejemplos que explican esta proximidad y origen común:
- los órganos vestigiales,
- pruebas bioquímicas: misma composición de proteínas, ADN, hormonas ...
- anatómicas y fisiológicas: la aparición del sistema circulatorio, nervioso ...
- pruebas anatómicas y morfológicas: conservación de los mismos huesos (brazo humano, felino, aves, ballena),
- pruebas embriológicas: la ontogenia. Desarrollo mandíbula, arcos branquiales, distintas fases de su desarrollo iguales a las de otras especies (resumen de la evolución) y
- pruebas paleontológicas.
Fuente: Molina Cimadevila MJ, Obaya Fernández A, Ramos Blasco J, Solís Soto V, Sparrowe Gil del Real (revisión) J, Muñoz Mediavilla (coordinación) C. Porqué los animales importan: argumentario sobre la experimentación animal. Anim Lab. 2018;(79):17-24. https://secal.es/wp-content/uploads/2018/12/Argumentario_revista_79.pdf.