Congreso Internacional Reflexiones desde la Tierra
El pasado 18 de febrero de 2021 el vehículo espacial no tripulado Perseverance aterrizaba a las 21.55h (EST) en el cráter Jezero, que en algún momento hace 3500 millones de años como lago pudo alimentar con sus aguas la vida que se supone fue posible en Marte. No han sido pues ni la pericia y el éxito técnico, ni la ambición patria de los pioneros, ni siquiera sólo el deseo de poner el pie en nuevos territorios que colonizar las motivaciones que han ocupado portadas: lo que se ha publicitado es la posibilidad de encontrar vida no humana en otro lugar del universo. Un problema sin duda con implicaciones filosóficas.
Ya en 1950 Enrico Fermi popularizó su famosa paradoja, fruto apenas de una conversación casual, en la que traducía este problema de soledad cósmica al lenguaje de la probabilidad estadística: ¿cómo es posible que aún no hayamos sido capaces de encontrar un ser como nosotros en la infinitud espacial? La excepcionalidad humana que Fermi se planteó rebajaba sus expectativas incluso esperando al menos hallar vida organizada, si es que acaso ningún organismo había conseguido superar lo que él llamaba la hipótesis del gran filtro: el descubrimiento de un ser vivo individual, esto es, inteligente. La evolución biológica en nuestro planeta Tierra nos habría preparado para la variedad orgánica de los pólipos, los enjambres y los cardúmenes, y hasta los rebaños ¿pero, y para reconocer otro ser consciente de su particularidad en otra galaxia? ¿Otro ser sujeto de derechos, capaz de dar lugar a una civilización? Ese gran filtro es el que promete una evolución cultural.
En este congreso se abordará desde los campos de la Astrobiología, el Derecho, la Filosofía y la Literatura esta doble faceta de la paradoja a que da lugar la posibilidad de vida extraterrestre, paradoja que ha entretenido al pensamiento desde largo. Así, discutiremos las implicaciones que las nuevas fronteras ampliadas con que los proyectos espaciales se topan tienen en relación al derecho sobre la propiedad y el territorio; qué hitos son determinantes en esa evolución astrobiológica que puede o no conducir a formas de vida cada vez más individualizadas y, en relación con estos enfoques, qué consecuencias éticas –críticas con nuestros estándares morales– tendría el descubrimiento de un ser vivo no terráqueo que pudiera reclamar su reconocimiento como persona ¿estarían estos derechos basados en el mero reconocimiento de su forma física y cuerpo, su expresión, o reclamados desde una clara autoconsciencia?; no muy alejado de este tema se situaría en último lugar nuestro interés en discutir el principio antrópico que nos hace proyectar nuestros fines, aspiraciones y sentidos en el universo, ante la posibilidad de una teoría ética y moral alternativa. ¿Qué clase de heridas narcisistas como civilización humana nos ocasionaría encontrar otra distinta, fuera ésta más avanzada o no?