La genética vegetal me cautivó cuando aún era un estudiante de biología. Desde el momento de mi graduación he dedicado buena parte de mi carrera científica al estudio de la base genética de la respuesta de las plantas a estreses abióticos.
Hace aproximadamente diez años comencé a interesarme por el escenario del cambio climático y su efecto en los árboles. Estaba convencido de que un fenómeno tan complejo como este requería un enfoque multidisciplinar en el cual las herramientas genómicas tenían mucho que aportar. Así, estamos estudiando el fenómeno con dos enfoques globales. Por un lado, la genómica estructural (Genotyping By Sequencing, GBS) nos está permitiendo caracterizar la variabilidad en poblaciones naturales amenazadas por el calentamiento e identificar huellas de selección asociadas a la mortalidad por sequía. Por otro lado, con una aproximación de genómica funcional, mediante RNA-seq, tratamos de caracterizar la respuesta génica global en este contexto. Además, dado que consideramos el efecto del cambio global sobre las plantas en un marco de elevada complejidad, intentamos completar la panorámica teniendo en cuenta el papel de la epigenética en la plasticidad fenotípica observada.
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