Proyectos de Innovación

Evolución del desnudo en la época clásica y medieval

Autores: Francisco Alejandro Gich Martínez y Raquel María Martín Caamaño

 

Palabras Clave: Desnudo; Medieval; Clásico; Pintura; Escultura.

En el arte clásico se tendrá una visión normalizada del desnudo masculino, ya que estará muy presente en varios aspectos de la vida cotidiana y social, como el deporte o los baños públicos. Sin embargo, esta visión no se extendía al ámbito femenino, ya que hombre y mujer tenían unos roles antitéticos en el pensamiento griego; el hombre es un ser activo, participativo, por lo que para él la actividad misma y resolución es una virtud. La muestra del cuerpo fornido es por tanto símbolo de virtud, ya que aquel que es bello en su desnudez encarna todos estos valores propios del ἀνήρ, el hombre. La mujer será lo contrario, un elemento pasivo y su cuerpo se atiene a los ideales de belleza griego, por lo que sus carnes serán más flácidas y su piel blanca ya que no sólo está sujeta a las normas de una polis masculina, directamente no puede participar en ella, siendo su único ámbito aceptado el hogar, al que podríamos decir está encerrada y su virtud el pudor, antitético al desnudo. Si alguna vez vemos en pinturas de estos períodos desnudos, será para dejar claro la indefensión y violacion del estatus de virtud de la mujer. Obviando excepciones, como las mujeres espartanas o aquellas al margen de la sociedad, esta será la realidad de la mujer ciudadana.

Una visión negativa que se extraspola a los mitos, en los que aquellos hombres que miren a diosas desnudas serán terriblemente castigados, o en la misma falta de desnudos tempranos femeninos en contraposición de los abundantes masculinos. Las causas de esto intrínsecas al concepto griego del linaje no serán expuestas aquí. Sí que habrá representaciones más frecuentes, aún así evitando en lo posible el desnudo de la mujer y centrándose en el masculino, en cráteras pornográficas de nivel variable. Aquí se trata más de hacer un dibujo con una función mucho más específica, queriendo transmitir una escena concreta en un contexto muy reducido que deja poco lugar a interpretaciones. Destaca el uso de los colores blancos y negros para distinguir a hombres y mujeres, siendo estas ultimas las mencionadas como ajenas al esquema social de la polis. El desnudo tendrá una íntima relación con Apolo, que representa el modelo de la pura belleza masculina, de aquí que en un inicio sea exclusivamente masculino por las implicaciones divinas, por lo que viene influido por las características de este periodo. Luego se perfecciona alcanzando los valores clásicos de simetría y elasticidad ya referidos, ya que se relaciona la belleza con la “areté”, la virtud. En el helenismo los temas se diversifican y ya alcanzan a más variedad de modelos, inicios de la consideración de la mujer. Es un desnudo idealizado, busca presentar la belleza y la perfección, aunque variará según periodo, ya que los modos y las ideas de cada tiempo influyen en su concepción. Pero en un principio solo se quiere mostrar lo que es bello. Así las figuras masculinas, sobre todo atléticas, irán ganando en movimiento, con torsos potentes (también se relaciona la práctica del atleta desnudo al autocontrol sexual de este). Irónicamente los genitales idealizados serán de pequeño tamaño, ya que se considera una señal de moderación, virtud muy valorada en la sociedad griega. En esta evolución tendrá importancia la consideración del conjunto corporal como lo bello. Por lo tanto, habrá una evolución por lo tanto temática junto a la evolución formal. No tienen la misma consideración formal y temática el Kuros arcaico que la estatua helenística. Esta “alergia” al desnudo femenino se irá superando en el tiempo como se puede ver en el trono Ludovisi. Sugerencia con paños mojados de Fidias en Afrodita del Partenón será el antecedente para que en el siglo IV a.C. Praxíteles crea la primera figura femenina desnuda artística en la escultura, la Afrodita de Cnido (auténtica atracción, pese a estar relacionada con el culto). Antes las imágenes del desnudo femenino eran situaciones justificadas por la narración, como la representación de violaciones míticas. En todo caso, la Afrodita iniciará el tema de la mujer sorprendida en el baño, y vinculó el desnudo clásico femenino al erotismo. La imagen en sí causó estupor entre los mismos griegos. Muchas veces estas primeras muchachas no se diferencian de las imágenes de muchachos, solo se intercambian atributos de género. no tienen una implicación sexual muy explícita, esto será algo más propio de las cráteras, es decir, de la pintura. Aquí se irá a más, el cuerpo de la mujer es concebido como el de un hombre pero incompleto, pero poco a poco la influencia de una mentalidad más abierta del helenismo, que como ya hemos dicho, supondrá una mayor variedad de formas y técnicas y tendrá más consideración al tratamiento del cuerpo.

Roma, más interesada en un principio por el retrato no desarrollará mucho el tema del desnudo per se aunque sí que integrará poco a poco la visión griega en su arte, que reforzará una primera transmisión cultural etrusca muy parecida a la griega, también por influencia de la segunda, aunque los etruscos no serán tan negativos con el papel femenino. Hay que destacar el desnudo heroico, que será muy propio de la época altoimperial por influencia helenística, en la que la diferencia de concepción social hace que este desnudo virtuoso quede supeditado a la imagen del emperador y los dioses, aunque la corriente erótica seguirá explorando, sobre todo con el tema mitológico. Respecto a la visión erótica, siguen con la dinámica social de mujer digna decorosa y mujer alejada del ámbito familiar no virtuosa, por lo tanto puede representarse desnuda. los romanos destacarán sobre todo en la perfección de la anatomía idealizada en los murales, muchas veces jugando el desnudo un papel erótico en escenas mitológicas. Además es en esta época donde se manufacturan las copias de bronces originales griegos en mármol. Las tardías tendencias de pensamiento de corte espiritualista que “menosprecian” el cuerpo y las dificultades económicas del Imperio, harán que este desnudo, junto con la carga teórica clásica que representa, caiga en desuso.

Tras la caída del Imperio Romano de occidente y el ascenso de la religión cristiana, las obras de arte y su producción quedaron supeditadas a sus dogmas y fueron destinadas a la explicación y representación de estos en los templos. Todo aquello que pudiera estar relacionado con el paganismo clásico podía llegar a ser censurado y acusado de idolatría; por lo que elementos del arte predecesor como lo es el desnudo, por lo menos como representación excelsa de la belleza, fueron borrados casi en su totalidad. En la mayoría de las obras medievales, el desnudo pasa a ser un recordatorio de la naturaleza, debilidad y todos los males que aprisionan al hombre y le impiden llegar a Dios. Su representación se encuentra tanto en pinturas como en relieves y esculturas de iglesias y estructuras medievales. En las primeras aparece a la hora de plasmar y estudiar las escenas bíblicas, como lo son la Tentación y Expulsión de Adán y Eva del Edén y el Juicio Final, en la primera como símbolo de ese pudor y vergüenza tras desobedecer a Dios, mientras que en el segundo se utiliza para representar a los muertos, una representación tanto de los pecados, puesto que son los condenados lo que se encuentran desnudos, como en plasmar la naturaleza terrenal de los hombres. En los templos aparecen las escenas explicadas anteriormente como es el caso de los relieves de las puertas de bronce de la Catedral de Hildesheim; aunque son mayoritarias las esculturas localizadas en canecillos o relieves, que expresan ese carácter rechazado por el buen cristiano con actos como el exhibicionismo o el erotismo como Los exhibicionistas de la Iglesia de San Pedro de la Tejada. El estudio medieval se ha mantenido es esa postura de censura al erotismo que imponía la iglesia, no obstante, actualmente se han formado nuevas hipótesis y teorías sobre el por qué de la existencia de este tipo de obras, como la posibilidad de que sea una forma de incrementar la natalidad, la burla a las personas que no son cristianas, por financiación de algún noble, también una posible aspiración a un estado de vida superior, o simplemente, un reflejo de la realidad sexual del Medievo.

En sus inicios, el cuerpo se plasmó deforme, con sus atributos sexuales casi minimizados, líneas difusas y flácidas, en búsqueda de remarcar la fealdad, perdiendo naturalismo; uno de los ejemplos más claros son los relieves de las puertas de bronce de la Catedral de Hildesheim anteriormente mencionada, la figura de Eva apenas se distingue de la de Adán por los senos de esta. En el gótico se hace un intento de rehacer la figura humana y más realista, pero con una rigidez que supedita al cuerpo a un aspecto simbólico de la iconografía cristiana; es en este período en el que el repertorio iconográfico se amplía, e incluye el Juicio Final; en ella, la resurrección de la carne implica que los estuvieran desnudos y siguieran las pautas de belleza perfecta, fijándose de nuevo en las raíces grecorromanas, como la inspiración en Policleto a la hora de representar la escena del Juicio Final en la Catedral de Bourges, mucho más naturalista, pero carente de sensualidad. También el desnudo se aplicará en artes suntuarias, como la orfebrería o vitrales, pero no es hasta el siglo XV que tendría su mayor difusión con la llegada del Gótico Internacional, con figuras más estilizadas, y el surgimiento de figuras mucho más sensuales. El naturalismo regresaría en Italia, en la época prerrenacentista con obras como La templanza, de Giovanni Pisano y El Juicio Final de Giotto.

 

Selección de imágenes

 

Kuros de Anavyssos, Siglo VI a.c., Museo Nacional de Atenas, Atenas

Ayax el menor violando a Casandra, tondo de una copa ática de figuras rojas, siglo V a. C. Museo del Louvre, París

Nacimiento de Afrodita, detalle del Trono Ludovisi, Siglo V a. c., Museo del Palacio Altemps, Roma

Frontón del Partenón detalle con Leto, Artemisa y Afrodita, Siglo V a. c., Fidias, Museo Británico, Londres

Afrodita de Cnido, Siglo IV a. c., Praxíteles, Museo del Palacio Altemps, Roma

Estatua del emperador Otón, Siglo I, Museo del Louvre, París

Fresco de Polifemo y Galatea, Siglo II a.c.-79 a.C., Cassa de la caccia Antica, Pompeya

El pecado original, siglo XII, detalle del mural de la ermita de la Vera Cruz de Maderuelo, Segovia, actualmente en el Museo Nacional del Prado

Musulmana, siglo XII, Capitel de la Colegiata de San Pedro de Cervatos (Cantabria)

Los exhibicionistas, primera mitad del siglo XII, Canecillos de la Iglesia de San Pedro de Tejada (Burgos)

Detalle de la Creación, introducción, caída, interrogación y expulsión de Adán y Eva, 1010-1012, Catedral de Hildesheim (Alemania)

Adán y Eva expulsados del paraíso. Las muy ricas horas del duque de Berry. Siglo XV, Hermanos Limbourg, Musée Condé (Chantilly)

El Juicio Final, 1195-1230, fachada occidental de la catedral de Saint-Étienne de Bourges, Bourges, (Francia)

Tríptico del Jardín de las delicias, ca. 1490-1500, El Bosco, Museo Nacional del Prado

Detalle del infierno. El Juicio Final, 1302-1305, capilla de los Scrovegni, Padua (Italia)

 

Bibliografía

 

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Ayax el menor violando a Casandra, tondo de una copa ática de figuras rojas, siglo V a.C., Museo del Louvre, París.


Afrodita de Cnido, Siglo IV a.C., Praxíteles, Museo del Palacio Altemps, Roma.


Estatua del emperador Otón, Siglo I, Museo del Louvre, París.


El pecado original, siglo XII, detalle de las pinturas murales de la ermita de la Vera Cruz de Maderuelo, Segovia, actualmente en el Museo Nacional del Prado.


Detalle del infierno. El Juicio Final, 1302-1305, capilla de los Scrovegni, Padua (Italia)


Adán y Eva expulsados del paraíso. Las muy ricas horas del duque de Berry. Siglo XV, Hermanos Limbourg, Musée Condé (Chantilly).