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Capitel del Palacio del rector de Dubrovnik


Título de la obra: capitel del Palacio del rector de Dubrovnik 

Autor: desconocido. 

Cronología: siglo XIV. 

Procedencia y/o lugar de Conservación: palacio del rector en Dubrovnik, Croacia. 

 

Este capitel muestra a un altorrelieve de un alquimista en plena práctica alquímica, llevando a cabo lo que se supone como un proceso de destilación. Está sentado y, tras él, se puede ver un laboratorio alquímico. En él se pueden ver todos los elementos fundamentales de la alquimia en la Baja Edad Media, como los albarelos, las matraces, las cabezas de destilación, etc. 

La representación del alquimista no es casual, sino que sigue un esquema prefijado. Se trata el esquema del sabio, en el que la figura principal —en el caso del capitel, el alquimista—, se muestra entronizado. Además, con una mano porta unos objetos, mientras que la otra mano la apoya sobre un libro como muestra de su conocimiento. Se trata de una verdadera recuperación iconográfica del modelo griego de sabio. 

Esta obra es una fuente fundamentala a la hora del estudio de la alquimia (y con esta, de la química) en la Baja Edad Media, puesto que tan solo se han conservado textos teóricos. En la mayoría de estos textos no aparecen referencias a cuál era la realidad de los laboratorios alquímicos, y las ilustraciones que aparecen son, como en el caso del Liber de Arte Distillandi, ciertamente fantasiosas. Esta es de las pocas representaciones en las que se puede encontrar un intento de mostrar de manera cercana al naturalismo la realidad de los laboratorios de alquimia medievales. 

Retomando la figura del sabio, se trata de un sabio que toma elementos de diferentes tradiciones artísticas. Por una parte, se trata de un hombre sentado hierático, que no muestra ningún género de expresividad ni de emoción. En este sentido, se asemeja a los personajes que representaban los bizantinos. Sin embargo, el tratamiento que se hace de los plegados es mucho más naturalista que el que se haría de estos en el mundo bizantino y tiende más a lo italiano. 

Con todo ello se puede advertir que esta pieza bebe de la tradición histórica del propio lugar en el que fue realizada. Se trata de una obra esculpida por talleres croatas, concretamente, talleres de la república de Ragusa, cuya capital era Dubrovnik, ciudad en la que se halla el capitel. Esta región estuvo en constante conflicto entre los venecianos y los bizantinos, lo que hizo emerger en la zona una cultura híbrida, al mismo tiempo que propia y completamente única. 

El paso de diferentes culturas por la ciudad hizo de este modo de la ciudad de Dubrovnik una ciudad en medio de una gran ebullición cultural, hasta tal punto que a menudo se la ha considerado la “Atenas del Adriático”. Estos intercambios culturales explican que sus habitantes estuvieran interesados en las artes en las ciencias y en todo tipo de saberes, motivo por el cual no es de extrañar que se esculpieran obras relacionadas con el saber. 

El capitel se realizó para el palacio del rector, también conocido como el palacio del gobernador. Este palacio fue la sede del presidente de la república de Dalmacia, de lo que se puede deducir que el edificio tenía una gran importancia. Cabe señalar que, tras diferentes invasiones, el palacio quedó completamente destruido y adquirió multitud de funciones (sala de juntas, mercado, lugar de administración de justicia...). No obstante, el capitel, por su situación un tanto oculta, ha logrado sobrevivirlas. 

 

BIBLIOGRAFÍA

DOMÍNGUEZ UCETA, Enrique (2011): “Dubrovnik”, Descubrir el Arte, nº 148, pp. 74-78. 

GRABAR, André (2007): Los orígenes de la estética medieval. Madrid, Siruela. 

KOKOLE, Stanko (1996): “The revival of two forgotten ancient personifications in the rector's palace of Dubrovnik”, Renaissance Quarterly, 49, pp. 225-267. 

LENNEP, Jacques van (1978): Arte y alquimia: estudio de la iconografía hermética y de sus influencias. Madrid, Editorial Nacional. 

ROOB, Alexander (2016): Alquimia y Mística. El museo hermético. Colonia, Taschen.