Los farolillos
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Los farolillos
Joaquín Sorolla Bastida (Valencia, 1863-Cercedilla, 1923)
Dedicado, firmado y fechado en el ángulo inferior derecho: “Al Dr. Simarro su amigo/J. Sorolla/Valencia/1891”
1891
Óleo sobre lienzo. 40 x 65 cm
Número de catálogo: CUC000308
Legado Luis Simarro
Los farolillos es una obra realizada en 1891 por el pintor Joaquín Sorolla, máximo representante del “luminismo” español. Pertenece al legado pictórico de la Fundación Simarro, que se cedió a la Facultad de Ciencias de la Universidad Central madrileña.
En esta obra se reúnen en una misma escena varios de los intereses de Joaquín Sorolla: la captación de la luz natural y artificial, el amor hacia las gentes y costumbres de su tierra y la temática del entretenimiento infantil, especialmente atraído por el juego que se desarrolla en el exterior, ligado a la naturaleza y al aire libre, promovido por el ‘institucionismo’ como símbolo de buena salud. Unos temas a los que el artista era muy sensible, pues su hija María padecía tuberculosis.
En un agradable entorno natural de la huerta valenciana, un anciano, tal vez el abuelo, observa el juego de una niña y de un niño portando sendos farolillos, cuyo resplandor resalta sus ropas y sus rostros creando un bello contrapunto luminoso en la penumbra del atardecer. Aunque la frescura y espontaneidad técnica que consigue, aplicando densas manchas de color y eliminando los contornos, no es frecuente en esta etapa inicial —más volcada al retrato y a la temática social—, el artista se siente mucho más libre para crear al tratarse, no de un encargo, sino de un regalo. Pese a todo, hay detalles que aún lo alejan del “plenairismo” y “luminismo” de su época de madurez, y es la ambientación casi nocturna y el juego efectista de los farolillos.
Sorolla se hace eco en el cuadro de la tradición levantina de los farolets o fanalets, farolillos elaborados con sandías desechadas que los huertanos regalaban a los ancianos. Estos, tras vaciarlas y decorarlas con soles, lunas, estrellas…, introducían una pequeña vela y las entregaban a los niños, que por la noche recorrían las calles del pueblo. La nit dels farolets coincide en unos lugares con la noche de San Juan y el comienzo del verano, y en otros, con el primer día de agosto, que es cuando empieza la recolección de la sandía.