Proyectos de Innovación

VITRINA 7: UN NUEVO MÉTODO PARA EL CONOCIMIENTO

AUTORES: Javier Luque y Belén Soutullo

Las primeras clasificaciones de los minerales

Actualmente se conocen unas 6000 especies minerales. Para acometer su estudio, un número tan elevado de individuos debe ser agrupado en conjuntos menores considerando características comunes. Los criterios para clasificar los minerales han ido evolucionando paralelamente a los conocimientos sobre Química, Física y Cristalografía.

Las clasificaciones más antiguas conocidas se remontan a la antigua Grecia. Basándose en el concepto de que la materia se compone de cuatro elementos básicos (tierra, agua, fuego y aire), los discípulos de Aristóteles clasificaron los minerales según su respuesta al agua y al fuego. Así, distinguían los minerales solubles o aquellos con mayor resistencia al fuego.

Hasta el final de la Edad Media no hubo intentos significativos de cambiar los esquemas de clasificación. Los minerales se ordenaban alfabéticamente o por supuestas propiedades mágicas o medicinales (p. ej., en el lapidario de Alfonso X el Sabio de mediados del siglo XIII). Sin embargo, en el siglo XVI se otorgó gran importancia a las propiedades externas de los minerales (forma, color, dureza,…). Sobre la base de las propiedades físicas, Georgius Agricola (De Natura Fossilium, 1546) incluyó inicialmente los minerales en la categoría de “fósiles”, término usado hasta el siglo XVII para designar cualquier objeto extraído de la tierra, desde útiles prehistóricos hasta evidencias de organismos del pasado. Agricola los subdividió en simples (como las gemas o los metales nativos) y compuestos. Cada especie individual estaba caracterizada por unas propiedades distintivas.

Posteriormente, Konrad Gesner destacó la importancia de la forma externa de los minerales para su clasificación. En su tratado De Rerum Fossilium (1565) estableció 15 tipos de minerales. El primero de ellos incluía todos aquellos minerales con formas geométricas perfectas. Otros tipos correspondían a “formas como cuerpos celestes” (p. ej., con morfología de estrella), “formas como partes de árboles”, etc.

El cinabrio de Almadén

El cinabrio es un sulfuro de mercurio (HgS) y la única mena de este metal. El distrito minero de Almadén contiene la mayor acumulación de mercurio a nivel mundial, que se ha extraído de seis minas, entre las que destaca la mina de Almadén, una de las más antiguas del mundo. Se conoce el uso de este mineral como pigmento en pinturas rupestres del Calcolítico en áreas próximas a la mina. Las labores mineras de Almadén ya se mencionan en textos de Teofrasto de Éfeso (discípulo de Aristóteles), lo que sugiere una antigüedad de al menos 2300 años.

El mercurio es un metal excepcional, ya que es el único que a temperatura ambiente es líquido. La mina de Almadén también es excepcional, ya que representa la mayor concentración conocida de un metal en un yacimiento: 300.000 veces con respecto a la abundancia media de mercurio en la corteza terrestre. La ley del yacimiento es de más de 10 kg por tonelada. De esta mina se han extraído 7.5 millones de “frascos” de mercurio (el frasco es la unidad comercial del mercurio y equivale a unos 34,5 kg de metal). Es decir, unas 260.000 toneladas de mercurio, que representan más del 90% de la producción total del distrito minero y un tercio de la producción histórica mundial.

El mercurio en Almadén fue explotado sistemáticamente desde tiempos romanos y usado por los alquimistas árabes para lograr la transmutación de otros metales en oro. En la Edad Media tuvo también usos médicos, como tratamiento de la sífilis. El descubrimiento de América y de los grandes yacimientos de oro y plata de México o Bolivia, entre otros países, supuso el mayor impulso a la producción de cinabrio. El proceso de amalgama con mercurio para recuperar los metales preciosos, desarrollado por Bartolomé de Medina a mediados del siglo XVI, se expandió por todo el mundo y, con ello, se incrementó considerablemente la producción de las minas de Almadén. Más tarde, el mercurio fue esencial en la invención y mejora de instrumentos de medida, como el termómetro (ideado por Fahrenheit en 1714) o el barómetro (Torricelli, 1643). Estos hitos hicieron que la minería en Almadén fuera el negocio más importante de la corona de España en aquellos tiempos.

A principios del siglo XXI la actividad minera en Almadén cesó completamente, lo que estuvo condicionado por dos factores fundamentales interrelacionados. En primer lugar, el descenso en la demanda del mercurio, sustituido en sus aplicaciones por otros materiales. En segundo lugar, el conocimiento de su toxicidad, sobre todo a partir del incidente de Minamata (Japón) a mediados del siglo XX. Ambos factores contribuyeron a que los yacimientos dejaran de ser rentables económicamente.


cuarzo, moscovita, epidota

Cuarzo, albita y epidota. Foto: G. Pinto.

 

MOSCOVITA ESTRELLA

Moscovita  en estrella. Foto: G. Pinto.

 

pirita sol

Pirita "sol". Foto: G. Pinto.

 

cinabrio

Cinabrio (Almadén, Ciudad Real). Foto: G. Pinto.